Crece el cutting entre niños y adolescentes durante la pandemia
A la acción de lastimarse a propósito haciéndose cortes en el cuerpo se denomina cutting. Esto se da porque no se saben manejar las emociones.
Las autolesiones son conductas deliberadas que provocan daño en algún tejido corporal. Van desde un pequeño pellizco en la piel, jalarse el cabello, rasguñarse, golpear la cabeza o puños contra la pared o algún objeto, quemaduras, cortes en la piel o cutting.
Los cortes se realizan con objetos punzo-cortantes como tijeras, navajas o bisturís, sobre las capas superficiales de la piel en un principio y posteriormente se hacen de manera más profunda o grande.
Se realizan en lugares del cuerpo que son poco visibles, generalmente en los muslos de las piernas y parte superior de los brazos, codos, rodillas, pecho o vientre.
Se escogen estas áreas para evitar la vergüenza de que otras personas las noten, ya que se tiene plena consciencia de que está mal el hacerlo.
Es una acción llevada a cabo para aliviar o gestionar el dolor, ya que se carece de estrategias para lidiar y manejar con las emociones.
La única manera que encuentran es esa, es una forma de liberar tensión y dolor emocional, aunque se sienta dolor físico.
La autolesión es una conducta constante, ininterrumpida y que va creciendo, es decir, se convierte en una adicción ya que segrega en el sistema nervioso sustancias que provocan confort y alivio.
Morderse las uñas en un examen, por ejemplo, no es autolesivo, es algo momentáneo y no se genera un estímulo doloroso, no es consciente y no tiene una intención.
El cutting es un dolor inmediato, repetitivo, existe la consciencia de hacerse daño, e incluso tienen sus objetos preferidos para hacerlo y buscan el espacio privado.
Es una conducta de origen multifactorial que incluye los siguientes aspectos:
Es más frecuente en niños y adolescentes y en el sexo femenino. Las estadísticas hablan de una prevalencia entre los 9 a los 21 años, aunque hay pico entre los 9 y 14 años.
También se puede presentar en adultos, aunque es menos frecuente, pero con acciones más severas.
A raíz de la pandemia el porcentaje de casos se elevó un 12 por ciento en México, según la Secretaría de Salud. Este porcentaje es de casos reportados y atendidos en centros de salud; desafortunadamente hay casos no reportados o que son reportados bajo otro tipo de evento como un accidente y que podrían aumentar aún más las cifras.
Es un problema a nivel nacional e internacional que debe ser volteado a ver con mayor interés e impulsar acciones que lleven a la sensibilización, detección y prevención.
El que sea un acto reiterado no necesariamente habla de negligencia por parte de los padres y familiares y conlleve a una sanción legal; es necesario ver los disparadores, hay que valorar de manera integral y ver si es resultado de alguna patología o alguna otra causa.
Es importante acudir con un terapeuta especialista en niños y adolescentes, que tenga experiencia en estos casos (autolesiones e ideación suicida). Que se realice una valoración para determinar la causa y de ahí establecer el tratamiento integral, hecho a la medida para cada niño o adolescente.
Es recomendable no alarmarse en el momento en el que se descubren las autolesiones, en lugar de ello, hay que entablar una conversación con el hijo/a o en su caso alumno/a, para escucharlo/a con el corazón y la mente abiertos, sin juicios, críticas o regaños.
Lo importante identificar lo que está sintiendo, sus pensamientos y poderlo ayudar a encontrar otras alternativas de solución. “Yo te amo a pesar de todo”, “Me importa lo que te pasa”, “Veo tu dolor, quiero ayudarte y cuentas conmigo”.
Si hay una negativa por parte del niño o adolescente a hablar, debemos brindarle espacios donde sienta la confianza para poderlo expresar y encontrar la ayuda necesaria, podría ser algún terapeuta, un adulto de confianza.
Es necesario estar informados para tener seguridad para la acción. El conocimiento desestigmatiza, rompe con los temas tabú, y brinda estrategias de afrontamiento en pro de la persona que está sufriendo y no encuentra una salida asertiva.
Si te identificas con lo anterior o conoces a alguien que pienses que está en peligro, El SAP (Servicio de atención Psiquiátrica) y el Hospital J. N. Navarro cuentan con un centro de atención telefónica que brinda apoyo y orientación.
La Línea de la Vida de los Servicios del SAP es 01 800 911 2000. En el caso del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N Navarro sus teléfonos de atención a crisis son: 01 800 286 8805 de 08 a 20 horas y el 2458 7965 que funciona las 24 horas.
Fuente: Yolanda Vallet y la Mtra. Jesica Hernández para Proyectodah de la Fundación Cultural Federico Hoth A.C.