Tu meta es clara: tomarte la selfie perfecta para Facebook, Instagram, Snapchat… O mejor dicho, para todas las anteriores. Después de corregir tu delineador y enrizar tus pestañas, estás lista. Elevas tu teléfono, aprietas tus labios y, en un instante, click.
La mayoría de las personas afirman que es una forma de expresión o quizá una opción para mejorar su autoestima.
Sin importar cuáles sean tus razones, en el momento en que “subes” esa foto ya no importa solamente tu opinión. En cambio, le regalas ese inmenso poder al mundo online.
Aunque podrías pensar que tu creciente colección de selfies hace que la gente te quiera, en realidad podría estar ocurriendo lo opuesto. Esto lo señaló un estudio reciente encabezado por Sarah Diefenbach, profesora en la Universidad de Ludwig-Maximilians en Munich, Alemania.
Diefenbach entrevistó a 238 personas en Austria, Alemania y Suiza para averiguar cuántas personas toman y suben selfies con regularidad y qué pensaban cuando otros hacían lo mismo.
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Diefenbach lo llamó “la paradoja de las selfies”: la idea de que nos encanta fotografiarnos pero nos molesta enormemente ver las selfies de los demás.
La investigación no analizó solamente si queremos ver selfies, sino también cómo consideramos nuestras propias selfies en comparación con las ajenas.
De acuerdo con los resultados, las personas tienden a pensar que sus propias selfies son “irónicas” y “auténticas”, pero creen que las selfies ajenas son “menos auténticas” y “presuntuosas”.
En resumen, la investigación sugiere que hay una gran diferencia entre cómo evaluamos a nuestras propias fotografías y cómo juzgamos las fotos ajenas.
Sugiere que estamos cómodos con las selfies que compartimos porque creemos que no somos ni demasiado serios ni vanales, pero pensamos que todos los demás son completamente egocéntricos al hacer lo mismo.
Así que, aunque parezca ilógico, esto podría explicar por qué compartimos nuestras fotos sin pudor alguno pero criticamos a los demás por hacerlo. De alguna forma, podemos apartarnos del resto y pensar que nuestras selfies son las únicas auténticas.
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Así que la próxima vez que tomes tu teléfono y revises los filtros, considera esto: las personas a tu alrededor quizá no necesiten otra foto de tu cara. Quizá sea mejor que hoy descanses y canceles la sesión fotográfica.
¿Publicas muchas selfies? ¿Qué opinas de las selfies de tus amigos?
Tomado de Readers Digest Sorry, Selfie Lovers. Science Has Bad News for You
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