Cuando tu cuerpo hace algo que te avergüenza
Hay funciones del cuerpo que pueden causar vergüenza o temor. Descubre qué le ocurre al tuyo con el paso de los años, y lo que puedes hacer al respecto.
A todos nos encanta reír, ¿pero y si un buen chiste hace que tu cuerpo suelte un chorrito? La incontinencia urinaria por estrés es muy común, dice el doctor Alan Wein, director de urología de la Facultad de Medicina Perelman en la Universidad de Pensilvania. “Por ello, la gente puede tener una fuga de agua al reír, toser o estornudar”.
Culpa al envejecimiento corporal. “Se deterioran los nervios y las estructuras que mantienen las cosas en su sitio y evitan que la uretra se mueva demasiado cuando ríes, toses o estornudas”, explica Wein.
“El desgarro de los músculos pélvicos al dar a luz aumenta el riesgo en las mujeres, mientras que la cirugía de próstata lo eleva en los hombres”.
Ve al baño más a menudo. Así escapará menos orina de la vejiga. Además, aprende a contraer los músculos pélvicos a fin de controlar el flujo de orina.
Haz 10 contracciones, una por segundo, 10 veces al día para fortalecer los músculos del esfínter urinario. Y cuando tosas o estornudes, aprieta el abdomen.
Si anotas lo que comes y bebes y a qué horas vas al baño o tienes una fuga de orina, tu médico podrá establecer si tienes incontinencia por estrés o “incontinencia imperiosa” (cuando los músculos de la vejiga se contraen en el momento equivocado).
Luego, verificará si hay una infección o un tumor en la vejiga y quizá te sugiera una solución quirúrgica.
El mal aliento se incuba principalmente en la parte posterior de la lengua, señala Patricia Lenton, directora de la Clínica de Investigación sobre Salud Bucal de la Universidad de Minnesota.
La lengua es como una alfombra lanuda, y las bacterias se esconden entre los mechones. Además, con los años tomamos más medicinas; muchas de ellas resecan la boca, lo que exacerba el mal aliento.
Límpiate la lengua con un raspador de bordes lisos, dice Lenton. “Empieza lo más atrás que puedas”. Los estudios indican que lo mejor para eliminar las bacterias que causan el mal aliento es usar un enjuague bucal que contenga cinc y cloruro de cetilpiridinio.
Cuando la boca tiene un pH alcalino, se liberan compuestos azufrados volátiles. Al comer, la boca se acidifica y disminuye el mal olor, añade Lenton.
Haz que el dentista te revise para descartar caries, gingivitis o incluso alguna afección no diagnosticada, como sinusitis crónica o alguna enfermedad renal.
Es muy incómodo tener las uñas agrietadas, quebradizas, descoloridas y gruesas debido a una infección por hongos, sobre todo si te gustan los zapatos abiertos.
Los hongos se alimentan de las uñas y las dañan, dice el doctor David Tran, profesor de la Universidad Samuel Merritt, en Oakland, California.
La edad es el mayor factor de riesgo, según un estudio publicado en PLOS Pathogens. También son propensas las personas diabéticas y las que padecen enfermedades que afectan la circulación sanguínea.
Lo ideal es iniciar el tratamiento pronto con una solución tópica recetada por un médico. Las infecciones más serias podrían requerir fármacos orales cuyos efectos en el hígado deben vigilarse, pues algunas personas tienen esa reacción adversa, advierte Tran.
Otra opción: el tratamiento con láser funciona en 80 por ciento de los casos, según un estudio.
Acude al médico si las uñas cambian notablemente. El cáncer cutáneo provoca decoloración, y cuando se localiza debajo de las uñas suele diagnosticarse tardíamente.
La mayoría de las manchas oscuras debidas al sol no son peligrosas, pero un dermatólogo puede ayudarte a vigilar cambios de forma que podrían ser serios, dice la doctora Jane Grant-Kels, directora de dermatopatología en la Universidad de Connecticut.
Cerca de 14 por ciento de las personas de edad madura tienen manchas cafés inocuas, también llamadas manchas de la edad, indica un estudio publicado en PLOS One.
Con el paso de los años aparecen más manchas en zonas expuestas a los rayos UV, como la cara, las manos y los antebrazos de nuestro cuerpo. Usa una crema para aclarar la piel, o acude a un dermatólogo para que las elimine con nitrógeno líquido o con láser.
También es inofensiva la queratosis seborreica, excrecencias de color amarillo, café o negro parecidas a las verrugas. Grant-Kels aconseja a la mayoría de los pacientes no hacer nada con ellas, pero un dermatólogo puede congelarlas.
Los llamados hemangiomas capilares —grupos de vasos sanguíneos dilatados— son benignos, y un médico puede eliminarlos con láser o con un bisturí.
Si alguna mancha en la piel te inquieta, acude a un dermatólogo. El cáncer cutáneo es muy común. Un síntoma típico de los cánceres basocelular y de células escamosas es una excrecencia rara que no se cura.
Algunas señales de melanoma son una mancha nueva, o una que cambia de tamaño, forma o color.
Si alguna vez has perdido el control intestinal antes de llegar al baño, no te angusties: estás lejos de ser el único.
Un estudio reciente, validado por expertos, indica que la incontinencia fecal, también llamada defecación involuntaria o encopresis, afecta a una o dos de cada 10 personas mayores de 70 años.
“Conforme envejecemos, los nervios y músculos de nuestro cuerpo se degeneran”, dice el doctor Satish S. C. Rao, director del Centro de Salud Digestiva de la Universidad de Augusta, en Georgia.
Los mismos ejercicios de contracción que se usan para la incontinencia urinaria también fortalecen el esfínter anal, lo que da un poco más de tiempo para llegar al baño.
Como ciertos alimentos pueden provocar problemas, Rao te aconseja acudir a un gastroenterólogo para que te haga una prueba de aliento a fin de saber si metabolizas bien alimentos que contienen fructosa, lactosa y fructosano, una cadena molecular presente en productos de trigo, cebollas, ajo y alcachofas.
En algunas personas, el recto se endurece y se convierte en un tubo que no puede retener acumulaciones. En este caso el tratamiento consiste en el uso de un globo para dilatar el recto o en una corrección quirúrgica.
Acude al médico también si presentas diarrea crónica o nocturna, sangre o pus en las heces, fiebre, deshidratación o pérdida de peso repentina.
Los huesos de la cara dejan de crecer hacia los 15 años, pero el cartílago de la nariz y las orejas sigue estirándose, dice Steve Daveluy, profesor de dermatología en la Universidad Estatal Wayne, en Detroit, Michigan.
En la madurez, los huesos del cuerpo y la grasa de las mejillas se hunden, por lo que la nariz se abulta más. “Quizá sólo sea un milímetro, pero parece mucho más grande”, señala Daveluy.
Además, la gravedad alarga los lóbulos de las orejas, sobre todo si usaste aretes pesados por muchos años.
Aplicarse filtro solar en la nariz y las orejas diariamente reducirá los daños asociados a la edad que hacen que la piel cuelgue, explica Daveluy. Pero la única forma de achicar la nariz o las orejas es la cirugía estética.
Si tienes la nariz rojiza y engrosada, podrías tener rinofima, una complicación de la rosácea sin tratar. Acude al médico. Un tratamiento quirúrgico o con láser podría ayudarte.
Mucha gente sufre pérdida de audición en uno o ambos oídos: casi un tercio de las personas de entre 50 y 59 años; cerca de la mitad de las de entre 60 y 69 años, y 75 por ciento de las de 70 o más años. Aparte de los conciertos de rock de la juventud, hay otras causas: envejecimiento, los genes, fumar, mala alimentación y diabetes, dice Craig Newman, director de la sección de audiología de la Clínica Cleveland, en Ohio. Todos estos factores destruyen las células ciliadas del oído interno, encargadas de enviar las señales auditivas al cerebro.
Quizá necesites usar un auxiliar auditivo. Una vez que las células ciliadas se dañan, quedan inutilizadas. Y cuanto más esperes sin hacer nada, más difícil será el tratamiento. Afortunadamente, el cerebro puede “volver a aprender” la capacidad de oír.
“El empleo regular de auxiliares auditivos implica ‘enseñarle’ al cerebro a escuchar otra vez”, señala Newman, “pero si de pronto pierdes toda o buena parte de la audición, acude al médico cuanto antes”.
Dependiendo de la causa —infección viral, reacción adversa a algún medicamento o, en casos muy raros, tumores benignos llamados neuromas acústicos—, podría ayudar la prescripción de antiinflamatorios esteroideos o de fármacos antivirales.
Si la pérdida auditiva se acompaña de mareos repentinos y zumbido en los oídos, la consulta al médico será indispensable y urgente.
Cuando las bacterias intestinales fermentan la comida en el colon de nuestro cuerpo, se liberan gases como el hidrógeno y el dióxido de carbono, lo que hace que la gente pase gases hasta 20 veces al día.
A medida que envejecen, algunas personas pasan gases más a menudo y con más olor; por ejemplo, empiezan a tener dificultad para digerir la lactosa, lo que produce distensión abdominal y ventosidades.
Algunos remedios de venta libre contra la flatulencia contienen simeticona, agente que impide la formación de burbujas de gas. Ingiere probióticos.
Si se toman con regularidad, estas bacterias benignas reducen la flatulencia, la distensión y otros síntomas del síndrome de colon irritable, según una revisión de estudios publicada en el American Journal of Gastroenterology. También puedes consumir de 150 a 230 mililitros de yogur con probióticos todos los días.
Algunas personas padecen gases, distensión y eructos porque su cuerpo aspira mucho aire cuando beben refrescos carbonatados o fuman cigarrillos.
“Es sorprendente lo común que es”, dice el doctor William Chey, director del Programa de Nutrición y Salud Gastrointestinal de la Universidad de Michigan.
“Acuden personas porque tienen el vientre hinchado y eructan mucho, pero beben ocho refrescos de cola al día”. Evita también consumir muchos caramelos y chicles sin azúcar que contengan edulcorantes como sorbitol, manitol y xilitol. El cuerpo no puede absorber éstos, lo que provoca distensión abdominal y gases.
Si a menudo padeces gases, distensión y eructos, un gastroenterólogo puede determinar si tienes dificultad crónica para digerir ciertos alimentos, señala el doctor Rao, de la Universidad de Augusta.