Cuando no vale la pena combatir el cáncer de mama con quimioterapia
De acuerdo con un experimento reciente, casi 70% de las mujeres con la variante más frecuente de cáncer de mama en etapa inicial no necesita quimioterapia después de la cirugía.
De acuerdo con un experimento reciente, casi 70 por ciento de las mujeres con la variante más frecuente de cáncer de mama en etapa inicial no necesita quimioterapia después de la cirugía.
A través de un análisis de expresión génica se estudiaron los tumores de más de 10,000 pacientes que padecían cáncer de mama no diseminado en los ganglios linfáticos. Cabe aclarar que, si bien las células malignas presentaban receptores hormonales, estaban desprovistas de receptores HER2, hormona que controla el crecimiento celular.
El análisis le asignó a cada mujer un “puntaje de recurrencia” del 0 al 100; cuanto más elevado, mayor la probabilidad de que regresara la enfermedad. Entre aquellas que obtuvieron de 11 a 25 puntos, quienes recibieron hormonoterapia (el tratamiento más frecuente) alcanzaron tasas de supervivencia y reincidencia casi idénticas a las de las pacientes que, además, se sometieron a quimioterapia.
Hay una excepción: las mujeres de 50 años o menos con puntajes de entre 16 y 25 sí arrojaron mejores resultados tras dicho procedimiento.
Investigadores de la Universidad de Manchester descubrieron que un fármaco desarrollado con la intención de tratar la disminución de masa ósea también ayuda a combatir la caída del cabello.
El medicamento, conocido como WAY-316606, inhibe la actividad de una proteína que desempeña un papel clave en la regulación del crecimiento de distintos tipos de tejido; entre ellos, los folículos pilosos. En el laboratorio, los expertos tomaron muestras de las estructuras cutáneas de pacientes varones con trasplantes capilares y luego las trataron con el compuesto.
En apenas dos días, la sustancia estimuló su crecimiento. Todavía hace falta llevar a cabo un ensayo clínico a fin de comprobar la eficacia e inocuidad del tratamiento al aplicarlo sobre el cuero cabelludo; no obstante, los especialistas están entusiasmados con la posibilidad de haber encontrado otro antídoto al inconveniente. Y es que los tratamientos contra la caída del pelo no le funcionan a todo el mundo.
Un estudio en más de 2.5 millones de personas halló que quienes sufrieron una sola conmoción cerebral corrieron un riesgo 17 por ciento mayor de padecer demencia que quienes no lidiaron con este tipo de incidentes. Y entre más concusiones cerebrales, mayor el peligro.
Si has experimentado una, no te asustes: la probabilidad total de padecer demencia sigue siendo muy baja. Dicho lo anterior, a lo que sí querrás prestar atención es al resto de los factores de riesgo conocidos, como el alcoholismo o la hipertensión, y a tomar precauciones para no salir lastimado de nuevo.
Si el hambre te transforma, es decir, si te pone de pésimo humor, he aquí un consuelo: los científicos han empezado a indagar las causas de este desagradable fenómeno y a proponer soluciones.
Para hacer el diagnóstico de furia del hambre, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill pidieron a participantes con distintos grados de apetito que escribieran un relato ya fuera de sus emociones o de sus actividades en un día cualquiera.
Después, los voluntarios recibieron la indicación de ver círculos en una computadora que había sido previamente ajustada para colapsar. El investigador culparía al participante de descomponer el aparato.
Al final de esta dinámica se observó que, a pesar del hambre, los participantes que habían escrito sobre sus emociones (y que, por lo tanto, estaban más conscientes de estas) habían acusado menos estrés y enojo tras habérseles achacado el desperfecto tecnológico.
La lección: ser consciente de tu estado emocional reduce la probabilidad de que la inanición te irrite. La meditación profunda es bastante útil en la consecución de ese propósito. Ah, claro, si el hambre ya te ha transformado, siempre puedes solucionarlo ingiriendo algún alimento.