Entre niños: ¿A dónde creen que va ese avión?
Una tarde tranquila y fresca, mi esposa, mi hijo Alfredo, de tres años, y yo transitábamos por las calles de la ciudad. De pronto, el niño...
Duda legítima
Había llovido todo el mes y mi nieta Abby, de seis años, me preguntó si seguiría lloviendo. Le respondí que sí y, tras mirar el cielo, la niña dijo:
—¿Y cuándo se va a vaciar?
Marion Cosman, Canadá
Durante una visita a Santa Claus, Danny, el pequeño hijo de una amiga mía, se sentó en su regazo y le enumeró los regalos que deseaba. Más tarde ese día, en otra tienda, se volvieron a topar con Santa.
—¿Qué te gustaría recibir esta Navidad? —le preguntó a Danny.
Meneando la cabeza y suspirando, el niño le contestó:
—Creo que ya necesitas anotar las cosas.
Ruby Popp, Estados Unidos
Mientras revisaba la tarea escolar de su hijo menor, una amiga mía se topó con algo inesperado. A la frase “En Navidad intercambiamos regalos con __________”, el niño escribió: “Recibos”.
Carol Schnell, Estados Unidos
¡Ah, bueno!
Uno de los niños que asiste a la guardería donde trabajo, inmerso en su mundo de fantasía, anunció que era Simba, el león. Fingí estar asustada, y luego le pregunté:
—¿Y dónde está tu cola?
—Dentro de mi pañal —respondió.
Sonal Vithaldas, India
Una tarde tranquila y fresca, mi esposa, mi hijo Alfredo, de tres años, y yo transitábamos por las calles de la ciudad. De pronto, el niño señaló un avión que volaba a lo lejos. Al percatarnos de esto nosotros dos, mi esposa preguntó:
—¿Adónde creen que va?
—Quizá a Argentina —respondí.
—Yo creo que a Cuba —dijo ella, y entonces mencionamos dos o tres lugares más para que nuestro hijo imaginara también hacia dónde se dirigía el avión.
Luego, su madre le preguntó:
—Y tú, hijo, ¿adónde crees que va?
Con toda naturalidad y espontaneidad, el niño contestó:
—¡Pues a un aeropuerto, mamá!
Alfredo Cervantes, México
En una ocasión, la maestra de kínder de mi sobrino Brayan les anunció a sus alumnos que tendrían que participar en la obra de teatro navideña vestidos de pastores.
Al llegar a casa Brayan le contó esto a mi hermana, y luego dijo:
—¡Ya sé de qué me voy a vestir! ¡Qué buena idea!
—¿Ah, sí? ¿De qué?
—¡De pastor alemán!
Jhoanna Vázquez, México