A medida que se acercan las fiestas, muchos comienzan a mirar su dieta con más atención para mantener el peso a raya, dado que asumen que, con toda seguridad, se pondrán encima un par de kilos, por los excesos de fin de año. Pero nunca piensan en la sal como un exceso y esto no está nada bien.
Resultados de estudios recientes realizados por el Departamento de Obesidad, Diabetes y Riesgo Cardiovascular Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) precisan que ocho de cada 10 personas desconocen la cantidad recomendada de sal que deben consumir por día, sin que ocasione efectos negativos a la salud.
Mientras que en México entre 40 y 50% de la ingesta diaria proviene de productos procesados y ultraprocesados, como pan, galletas saladas, carnes procesadas y sopas instantáneas, entre otros.
Asimismo, advierten que cerca de 30% de la población desconoce que el consumo excesivo de sal provoca problemas cardiovasculares como enfermedad coronaria, hipertensión arterial y accidente cardiovascular; osteoporosis, cálculos renales, cáncer de estómago e incremento de peso corporal, entre otros.
En exceso todo es malo
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta de sal en adultos no debe superar los cinco gramos por día (el equivalente a aproximadamente dos gramos de sodio).
La atención suele estar enfocada en el consumo de hidratos de carbono, azúcares y grasas, y poca veces en la sal, un mineral que no engorda pero que puede provocar daños en nuestra salud cuando consumimos más de lo que deberíamos. Te puede interesar leer: Aprovecha estos usos inteligentes de la sal, que no implican cocinar
Reducir la ingesta de sal no es tan difícil como parece, pero antes de ver cómo hacerlo despejemos algunos mitos sobre este producto.
Mito 1: La comida sin sal no sabe a nada
Esto solo es cierto en un principio, si estás acostumbrado a comer con bastante sal. Se debe a que las papilas gustativas tardan un tiempo en acostumbrarse.
Sin embargo, una vez que te habitúas a ingerir alimentos menos salados, es posible incluso que disfrutes más de la comida y descubras nuevos sabores que no habías notado antes por culpa del exceso de sal.
Mito 2: Solo las personas mayores deben preocuparse por consumirla
No es así.
Según explica la OMS, comer mucha sal puede elevar la presión sanguínea a cualquier edad.
Pero además, si acostumbramos a los niños a no comer con mucha sal, nos aseguramos de que no desarrollen una predilección por los alimentos salados.
Mito 3. Reducir la sal puede ser malo para la salud
El sodio, el elemento clave que se encuentra en la sal, es fundamental para que nuestro organismo funcione de manera correcta.
Pero lo cierto es que, históricamente, la mayor parte de las poblaciones han ingerido más sal de la recomendada.
Es poco probable que reducir la sal afecte tu salud negativamente porque, de hecho, es muy difícil comer poca sal: la mayoría de alimentos que consumimos a diario contienen sal.
Mito 4. En un día caluroso, si transpiras mucho, necesitas agregarle más sal a tu comida
Si bien es cierto que al sudar eliminamos cloruro de sodio, la cantidad es muy poca como para que necesitemos ingerir cantidades adicionales de sal.
Si el calor te ha hecho sudar más de lo habitual, es importante beber mucha agua. Una dieta rica en minerales y otros nutrientes será suficiente para recuperar las sales que has perdido.
En el caso de haber sudado en exceso por haber hecho ejercicio, la situación es un poco diferente, pero todo depende en realidad de cuánto ejercicio hayas hecho.
Cómo reducir la ingesta de sal
Si te preocupa tu ingesta de sal, hay muchas cosas que puedes hacer para reducirla. Aquí tienes algunos consejos:
- Evita las salsas procesadas, como la salsa de soja, que suelen tener un alto contenido de sal. Las salsas de tomate suelen tener menos sal que las que incluyen queso, aceitunas, tocino o jamón.
- Reemplaza los aperitivos salados, como las barras de cereal, las papas fritas y los pretzels, por opciones más saludables, como los bastoncillos de verduras, los frutos secos sin sal o las palomitas de maíz sin sal.
- Cuando cocines, usa hierbas y especias para darle sabor a tus comidas en lugar de sal. Las hierbas y especias pueden agregar mucho sabor sin agregar sodio.
- No le añadas sal a la comida antes de probarla. A menudo, la comida ya tiene suficiente sabor sin sal.
- No tengas un salero en la mesa. Si no tienes un salero a mano, es menos probable que le añadas sal a tu comida.
- Cuando compres alimentos procesados, lee las etiquetas para comparar el contenido de sodio. Elige los alimentos con menor contenido de sodio.
Estos consejos pueden ayudarte a reducir tu ingesta de sal de forma gradual y sin sacrificar el sabor de tus comidas.
Con información de BBC y El Economista