Así como la pandemia crece de manera exponencial, la cantidad de información y desinformación también aumenta, lo que ocasiona que la gente no sepa bien a bien cómo actuar ante ciertas recomendaciones. Una de las polémicas más recientes es el uso del cubrebocas como herramienta para frenar la propagación del coronavirus.
Mientras Alemania exige el uso de mascarillas en los comercios, Guatemala cobrará una multa hasta de 20,000 dólares a quien no las use en lugares públicos y China impuso su utilización para todo el que esté en la calle en Wuhan, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, alega que no existe evidencia científica que respalde el uso de cubrebocas como método preventivo contra el coronavirus.
Los cubrebocas retienen las partículas líquidas que provienen de las secreciones de la nariz, la boca y la faringe, por las cuales se transmiten no solo el coronavirus, sino también otros virus y bacterias causantes de enfermedades respiratorias.
Una persona que tiene la infección debe usar el cubrebocas para evitar contagiar a otros.
“Existe evidencia de la utilidad de los cubrebocas como un mecanismo de protección a los demás. En la medida de que (la persona infectada) tiene un elemento de retención, de bloqueo mecánico, disminuye la probabilidad de que sus partículas infectantes se propaguen a la nariz, boca y ojos del vecino” detalló el funcionario.
Aún no hay suficiente evidencia científica sobre si las personas que no tienen la infección deben usar los cubrebocas como una forma de protegerse contra el coronavirus.
“Los distintos elementos de evidencia sugieren que no (es una forma de protegerse para personas que no tienen infección). Las razones tienen que ver con que las partículas infectantes pueden caer sobre los ojos y contagiar, aunque uno tenga cubiertos nariz y boca, si tiene descubiertos los ojos, también se puede transmitir por ahí”.
El funcionario mexicano considera que el uso del cubrebocas —o de guantes— puede desviar la atención de medidas que sí han demostrado disminuir la propagación del virus nacido en Wuhan en el invierno pasado.
Aunque dijo que no es inconveniente que las autoridades estatales recomienden portar cubrebocas como auxiliar a la propagación del virus, recalcó que el uso de ese artículo no debe contrarrestar la práctica de las medidas de mitigación masiva más efectivas como el lavado de manos y el distanciamiento físico.
“Cualquier persona se va a cansar del cubrebocas, le va a irritar, le va a dar calor, le va dar comezón y de manera inconsciente o consciente se va a tocar la cara para acomodarse el cubrebocas para ponérselo de gargantilla, para quitárselo unas horas, para ponerse a comer, y en ese momento ya no hay un efecto útil” agrega.
El cubrebocas no debe lavarse y debe desecharse de forma correcta para que no llegue a las calles, al mar u otras fuentes de agua.
La Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología concuerda con López-Gatell en la poca efectividad de las mascarillas debido a que el virus no está suspendido en el aire.
“Se necesita que una persona infectada con dicho virus lo elimine a través de sus secreciones. Además, solo estarán expuestos quienes se encuentren a corta distancia” explica la Sociedad mediante un comunicado.
A pesar de que el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud desestima el uso de las mascarillas aludiendo a su pobre y hasta nula eficacia, estados como Durango, Jalisco, Yucatán, Hidalgo y la Ciudad de México han hecho caso omiso y han decretado su uso obligatorio. Para el cabal cumplimiento de la medida algunos han impuesto fuertes castigos económicos para quien no obedezca.
Aunque la obligatoriedad crece en el país, (desde el 27 de abril en la Ciudad de México es obligatorio el uso del cubrebocas en los lugares públicos), el gobierno federal considera que solo debería ser mandatorio para quienes tengan síntomas respiratorios (tos, fiebre, dolor de garganta), mientras que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) solo necesita llevar mascarilla una persona sana que esté atendiendo a alguien en quien se sospeche la infección por coronavirus.
Sergio Romagnani, un epidemiólogo jubilado que ha sido testigo de infinidad de epidemias, fue uno de los primeros científicos en advertir el riesgo que corría Europa ante el coronavirus. Romagnani consideró desastroso que la OMS mantenga la postura en contra del uso generalizado de las mascarillas.
“Es obvio que no dan una protección al 100 por ciento, pero si las lleva todo el mundo baja muchísimo el riesgo de contagio. Cuando los chinos llegaron a Italia no podían creer que el gobierno italiano no las recomendase” lamentó el especialista italiano.
Las primeras semanas de la pandemia la OMS recomendó que solo la población sanitaria que cuida un enfermo o sospechosa de estar infectada usara mascarillas. Investigadores y especialistas —sobre todo asiáticos— criticaron la recomendación y aseguraron que las mascarillas y los cubrebocas —incluso elaborados en casa— son preferibles a llevar el rostro expuesto.
La República Checa es uno de los pocos países europeos que lograron disminuir significativamente el virus y su contagio. Esta nación ha atribuido el éxito de la contención de la pandemia al distanciamiento social, a los hábitos de limpieza y, sobre todo, al uso generalizado del cubrebocas.
Una revisión de las estrategias de los países del este de Asia lleva a un elemento: el uso generalizado de cubrebocas de tela y de mascarillas desechables que se venden en las farmacias, no las reservadas al personal de salud.
El uso de cubrebocas y mascarillas quirúrgicas (en la población en general) caracteriza a países como Japón, Taiwán, Corea o China, que están teniendo curvas de contagio más controladas que los países occidentales incluso sin la imposición de confinamientos colectivos. Ellos las usan cotidianamente desde hace largo tiempo.
“El gran error en Estados Unidos y Europa es que la gente no lleva mascarillas. El virus es transmitido por microgotas y el contacto cercano. Las microgotas tienen un papel muy importante –tienes que llevar una mascarilla, porque cuando hablas, siempre salen gotitas de tu boca. Muchas personas tienen infecciones asintomáticas o presintomáticas. Si llevan mascarillas, pueden prevenir que las microgotas que transportan el virus escapen e infecten a otros” dijo a la revista Science, George Gao, director general del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades.
En Corea del Sur, un país que ha sido reconocido por su magnífica estrategia para contener esta pandemia, casi todo el mundo usa cubrebocas.
Aunque la polémica continuará, los datos fríos de países que usaron las mascarillas indican que su uso es benéfico. En redes sociales la gente, ante tanta información cruzada, aconseja utilizar la lógica.
“Si el virus se transmite por la saliva es buena idea usar el cubrebocas” dice un usuario de Twitter. Otra más recomienda usarlo si eso ofrece tranquilidad a quien lo porta.
“Las máscaras son efectivas porque el propósito de usar la máscara es bloquear el ‘portador’ por el cual se transmite el virus, en lugar de bloquear directamente los virus. Las rutas comunes para la transmisión de virus respiratorios incluyen el contacto cercano a corta distancia y las gotas respiratorias. Usar una máscara adecuadamente puede bloquear eficazmente las gotitas respiratorias y, por lo tanto, evitar que el virus ingrese directamente al cuerpo” concluye el Manuel de Prevención del Coronavirus editado por el centro de Prevención y Control de Enfermedades de Wuhan, China.
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