Salud

¡Cuidado con el síndrome del corazón roto!

Nadie está exento de recibir una muy mala noticia, hacer un coraje muy fuerte o sufrir alguna decepción amorosa. Todas éstas son situaciones cotidianas que, generalmente, no pasan de experiencias de nuestra vida sentimental. Sin embargo, a veces no es tan simple como pudiera sonar: tales impresiones podrían causar un padecimiento real en el corazón y ponernos al borde de un episodio cardiaco, aunque de carácter leve, por suerte.

La ciencia ha comprobado que ciertas situaciones de la vida diaria, como tener una discusión, pueden llegar a debilitar significativamente nuestro corazón.

Esto es lo que se conoce popularmente como “Síndrome del corazón roto”; el término que los médicos usan es miocardiopatía por estrés tipo Tako-Tsubo.

No hay que confundirlo con un infarto

Esta condición cardiaca fue descubierta, en Japón, en 1990. Su nombre deriva de dos palabras: Tako ‘pulpo’ y Tsubo ‘olla’, referencia a la forma que tiene el recipiente que los japoneses usan para pescar pulpos, que asemeja a la que toma el ventrículo izquierdo del corazón durante la fase aguda de este síndrome.

El “Síndrome del corazón roto” es un fallo cardiaco que puede llegar a confundirse con el infarto al miocardio debido al cuadro de acción que presenta: el síntoma más frecuente es el dolor en el tórax, muy parecido al de un inicio de infarto.

Otras molestias de este síndrome pueden ser falta de aire y pérdida del conocimiento. Por fortuna, no tiene el devastador efecto de un infarto de miocardio. Su pronóstico es, por lo general, positivo y la tasa de mortalidad intrahospitalaria está ubicada por debajo del 5%.

Sin embargo, es importante mencionar esta diferencia ya que, siendo patologías distintas, requieren diferente atención.

Hay que saber diferenciar de manera correcta a los pacientes que sufren un Tako-Tsubo ya que, además de los síntomas, los registros que se producen en el electrocardiograma y en la ecografía de corazón son muy similares a los de los pacientes con infartos agudos de miocardio.

El punto esencial para distinguir entre ambas patologías y tener un diagnóstico correcto suele ser el antecedente de un fuerte golpe de estrés y la ausencia, por lo general, de los factores de riesgo cardiovasculares clásicos, como el tabaquismo, hipertensión arterial o diabetes.

En la gran mayoría de los casos, este síndrome es provocado por estrés físico y/o emocional, siendo ésta última la más común (de 33 por ciento a 45 por ciento) y aunque no suelen presentarse secuelas tras esta patología, en hasta uno de cada diez enfermos se producen recurrencias debido, por supuesto, a nuevos episodios de estrés, sobre todo si son muy bruscos.

Uno de cada cinco casos puede presentar complicaciones, pese a ello, casi todos los que han padecido el “Síndrome del corazón roto” se han recuperado por completo tras unas semanas.

Causas y enfermedades relacionadas

Entre los detonantes de estrés emocional que pueden detonar este síndrome podemos mencionar:

  • Muerte inesperada de algún familiar
  • Abuso en el hogar
  • Pérdidas financieras
  • Diagnósticos médicos severos

Aunque se consideraba una enfermedad rara, los cálculos han indicado que, aproximadamente, un 2 por ciento de los pacientes que presentan un ataque al corazón también han padecido esta condición. También se han identificado otras enfermedades subyacentes a esta cardiopatía:

  • Hemorragia cerebral
  • Depresión
  • Hipertiroidismo
  • Fibrosis pulmonar
  • Insuficiencia renal
  • Cirrosis hepática

¿Cómo tratar a un corazón roto?

Lo más utilizado son los betabloqueantes: medicamentos encargados de bloquear la acción de la adrenalina y de otras sustancias similares.

Posterior a eso, la enfermedad suele tener una recuperación rápida y completa en la mayoría de los pacientes. Lo recomendable es que los pacientes eviten, en la medida de lo posible, llegar a situaciones de mucho estrés.

Mujeres, las más propensas a sufrirlo

Algo que ha destacado de este padecimiento es que las mujeres entre 60 y 75 años de edad son más propensas a sufrirlo con episodios de gran estrés.

Lo que es más curioso es que tienen pocos o ningún factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

De manera que hay que tener mucho cuidado con nuestro manejo de las situaciones de estrés, ira, desamor o decepción, ya que no sólo nos llevará a ponernos tristes, sino que podría llegar a afectar la salud de uno de los órganos más importantes de nuestro organismo.

Fuentes: Archivos de Salud de Sinaloa, Revista Española de Cardiología

Arturo Velaztegui

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