¿Quién no ha batallado por lo menos une vez en la vida con los piojos, esos ectoparásitos del tamaño de una semilla de ajonjolí que pueden convertirse en una verdadera molestia?
La pediculosis, —o infestación de piojos—, es un problema de salud que afecta, de manera particular, a niños y jóvenes en edad escolar, situación que se agrava en la temporada invernal debido a que los chicos suelen intercambiar prendas como gorros o bufandas, o bien se prestan cepillos y diademas.
Actualmente 2 de cada 10 niños sufren de pediculosis, informa Yumiko Akaki, dermatóloga pediatra del Hospital Infantil de México Federico Gómez. Y las más afectadas son las niñas, pues comparten utensilios de belleza.
Además, toda la familia es susceptible de ser contagiada, de ahí la necesidad de visitar a un especialista para erradicarlos con medicamentos pediculicidas.
Recuerda que nadie es inmune a la infestación de piojos, pues es un problema que ocurre sin importar raza, sexo, estrato social, hábitos de limpieza (de hecho un piojo se adhiere mejor a un cabello limpio) o alimenticios.
La infestación de piojos puede ser muy irritante y producir una comezón importante, que deriva en heridas muy pequeñas en el cuero cabelludo.
Otros signos que dan cuenta de la presencia de estos animalitos son pápulas (granitos) o urticaria en la base de la cabeza. En una infestación avanzada, explica la Fundación Mexicana para la Dermatología, aparecen infecciones por el rascado intenso con costras amarillentas o pus. En casos muy graves se forman furúnculos y abscesos.
El signo más evidente es el rascado constante de la cabeza, pero se recomienda observar el cuero cabelludo de los niños con la luz natural. Recuerda que los huevecillos de los piojos (conocidos como liendres) generalmente se ubican cerca de la nuca y detrás de las orejas.
Aunque pareciera un problema menor que puede solucionarse fácilmente, la realidad es que es una enfermedad que requiere abordaje médico, manual y uso de medidas preventivas.
En México las autoridades sanitarias avalan el uso de la permetrina y fenotrina, medicamentos pediculicidas y ovicidas que ofrecen buenos resultados y que pueden utilizarse como tratamiento preventivo y correctivo.
Estas sustancias son tan seguras que pueden ser usadas en bebés a partir de los dos meses de vida.
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