“Un maestro espiritual me decía que las personas esperan al amor de su vida porque creen que así cubrirán sus necesidades afectivas. Pero al sentir ese vacío y esa carencia lo que hacen al conocer a alguien es llevar su propia insatisfacción. Pensar que el otro va a hacernos felices es señal de una futura decepción, así que cuando buscamos el amor hay que empezar por cultivar el amor propio, caernos bien y cuidarnos mucho” explica Ana Paula Domínguez del Instituto Mexicano de Yoga.
Pero ¿por dónde empezamos? Aquí algunas recomendaciones:
La única constante en la vida es el cambio. Nada de lo que crees que es, eres o has escuchado tiene que ser cierto o una idea fija. Abre tu mente al cambio. Perdónate y perdona. Lo que fue, fue. Déjalo ir.
Y si no crees esta última frase no dejes de ver el documental “What a Bleep? (¿Y tu qué sabes?). En este se demuestra a través de estudios de la física cuántica como cada uno de nuestros pensamientos crean nuestra realidad.
Incluso se demuestra como los pensamientos positivos y rezos de un meditador zen afectan molecularmente la estructura del agua. Si esto sucede con el agua, ¿qué podemos hacer con nuestro ser, que está compuesto por más de un 80 por ciento de líquidos?
Deja de reafirmar pensamientos negativos hacia ti y cámbialos por pensamientos positivos.
Recordando las enseñanzas de Buda, la vida está llena de sufrimiento. Y las causas de este sufrimiento son: El deseo, la aversión (todo lo que no queremos o rechazamos) y la ignorancia (falta de sabiduría).
En la mayoría de las ocasiones, cuando deseas algo fervientemente y das esperando recibir algo a cambio, sufres. Y sufres porque no podemos controlar las acciones o sentimientos de los demás.
Acepta y recibe las bendiciones de lo que sí tienes hoy y no te enfoques en lo que no tienes.
Siéntate con las piernas cruzadas y la espalda recta. Para mayor comodidad, siéntate en la orilla de un pequeño cojín. Coloca tus manos como una taza de tal forma que la parte externa de las manos se toquen. Cierra tus ojos y respira suavemente.
Permite que tus párpados se relajen. Permite que todas las bendiciones de tu vida caigan en tus manos. Fúndete con la luz de esas bendiciones. Siéntete plena de gratitud y de amor propio.
Continúa de 5 a 11 minutos. Luego toma una inhalación profunda y lleva tus manos a cubrir tu cara. Recibe el calor que emana de tus manos y deja que ese calor nutra todo tu cuerpo de los pies a la cabeza. Relájate y disfruta de la alegría de estar vivo hoy.
Realiza esta meditación durante 40 días al despertarte. Tu vida será: “Antes y después”.
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