Familia

Deja de decirle estos cumplidos a tus hijos, te decimos por qué

Esto es lo que no debes decir a tus hijos para evitar la trampa de halagos.

“¡Eres tan listo!”

Las generaciones anteriores pueden haber sido mucho estrictas y se contenían de halagar a sus hijos, pero los padres de hoy en día podrían ser sobre compensadores.

Según expertos del desarrollo infantil, el punto del halago es fomentar el comportamiento positivo, y los niños no lo ven como algo que puedan controlar. Así que halagarlos por ello “no es de ayuda porque los niños—y adultos—suelen creer que ser listos es innato y fijo”, dice Christia Spears Brown, PhD, profesora de psicología en la Universidad de Kentucky.

“Creen que naces con una cantidad de ‘inteligencia’ y si el trabajo escolar se hace con facilidad, entonces eres listo, y si es difícil, entonces no eres listo”. Así que cuando se les complique o fallen, lo verán como un problema mucho más desalentador.

Al contrario, estudios muestran que el halago parental al trabajo duro de los niños en vez de sus habilidades heredadas desarrolla mejor su perseverancia.

“Decir cosas como ‘Estoy orgulloso de lo duro que trabajaste en matemáticas’, o ‘Estoy orgulloso de que tan duro estudiaste para tu examen’, dice a un niño que su éxito es gracias a su esfuerzo”, dice la Dr. Brown.

“Entonces, cuando los niños enfrentan una dificultad, será más probable que trabajen más fuerte para ser exitosos que rendirse porque simplemente ‘no son lo suficientemente listos’”.

Expertos en desarrollo infantil sugieren que debes dejar que tus hijos hagan solos estas cosas.

“Estoy tan orgulloso de que sacaste 10!”

Claro que los padres van a estar orgullosos si sus hijos sacan buenas calificaciones—pero es la mejora lo que debe ser halagado en lugar de simplemente el resultado final.

“Las investigaciones muestran que la gente es más feliz cuando tienen una mentalidad de crecimiento en vez de una mentalidad fija”, dice Laura Markham, PhD, autor de Peaceful Parent, Happy Kids: Como Dejar de Gritar y Empezar a Conectar.

Investigaciones de Stanford mostró que los niños con una mentalidad de crecimiento mejoró en calificaciones y habilidades de estudio—porque creían que podrían mejorar si trabajaban en ello.

“Queremos alentar a los niños en modos que los ayuden a desarrollar una mentalidad de crecimiento, que los ayudará a ser más resilientes y capaces de trabajar duro para lograr sus metas en la vida,” dice la Dr. Markham.

Una mejor manera de halagar a los hijos podría ser mostrarles como su esfuerzo los llevó al éxito. “Alentarlos con halagos de trabajo en proceso—’Realmente estás consiguiendo hacerlo ahora tras toda esa práctica’—puede darles una sensación real de que están logrando ser más pro eficientes,” dice Paul J. Donahue, PhD, fundador/director de Chid Development Associates y autor de Parenting Without Fear.

“Como el niño que puede que no le encante leer pero se esforzó para conseguir completar su primer libro debería escuchar palabras de ánimo sólidas: ‘Trabajaste duro para mantenerte concentrado y decir todas las palabras, y para terminar ese libro tan largo’”.

Recibir tales cumplidos hará que sea más probable que el niño repita la acción.

“Tu arte es tan hermoso”

Aquí hay otra cosa difícil: tal vez si creas que su arte es hermoso, pero al halagar así a los niños los estás alentando a buscar aprobación fuera de si mismos. Enseña a los hijos que su trabajo siempre puede ser evaluado por otros, lo que socava su confianza”, dice la Dr. Markham. Y evita hacer burla a tus hijos con este tipo de cosas.

“También le enseña a ‘producir’ más y más dibujos con menos y menos trabajo, pues el padre solo sigue diciendo, ‘¡Eso es hermoso!’”. En un estudio, los niños con baja autoestima que eran sobre halagados en su arte más frecuentemente optaron a trazar un dibujo más sencillo es vez de uno más desafiante, porque era la opción más segura.

Para evitar desanimar inadvertidamente a los niños, elogia que tan dedicados fueron con sus proyectos, ofrece especificaciones sobre el dibujo (“veo que usaste texturas para mostrar las olas del mar“), y pregunta que opinan de su trabajo.

No es tu aprobación lo que debería importarles, es la suya. En su lugar, tu trabajo es potenciar el interés de los niños en lo que están haciendo. “¿Por qué no centrarse en el esfuerzo, y lo que el niño hizo o sintió, en vez de evaluar el producto?” dice la Dr. Markham.

“¡Eres una buena niña!”

Halagar a un niño por ser “bueno” le pone un valor inherente, en vez de a sus acciones, así que piensan que son ya sea “buenos” o “malos”. Descubre las peores palabras y frases que puedes decir a tus hijos.

Así que ¿qué tiene de malo ser bueno? “Todos los niños saben que siempre son ‘buenos’ y que tienen pensamientos y sentimientos que no te gustarán”, dice la Dr. Markham.

“Así que si les dices que son buenos, te tienen que mostrar lo contrario al actuar mal—o se vuelven muy interesados en mantenerte engañado, y sienten que deben esconder su ser verdadero y ser perfectos, que es aún peor”. Siempre refiérete a las acciones del niño, en lugar de evaluar al niño en sí, dice.

“¡Eres tan bonita!”

Podemos notar la apariencia, ropa y pelo de las niñas más de lo que hacemos en los niños, así que parece natural dar cumplidos—pero esto es evidencia de nuestros propios prejuicios de género.

“El problema yace en el mensaje que las niñas reciben por cada frente”, dice el Dr. Brown. ”Las niñas están creciendo en una cultura donde su valor está ligado constantemente con su apariencia, así que el mensaje colectivo que las niñas internalizan es que deben ser atractivas para tener valor”.

Las investigaciones muestran que las niñas sienten la presión de verse bonitas en la primaria. Ser bonita también es visto como algo que no se puede controlar—así que si una niña siente que no es bonita, podría sentir que no puede ser amada o que no hay nada que pueda hacer al respecto.

O podría esforzarse mucho en verse bonita, en vez de concentrarse en otras habilidades e intereses más valuables. “En general, no hay razón para evaluar cómo se ve un niño—y cada razón para no hacerlo,” dice la Dr. Markham.

“¡Buen trabajo!”

La mayoría de los padres terminan diciendo esto cientos de veces al día—sin juzgar, pero no es una manera efectiva de motivar a los hijos.

“Esto crea un adicto a los elogios que necesita aseguraciones constantes”, dice la Dr. Markham. “El niño aprende a completar la labor para así recibir el halago, y deja de encontrar la recompensa inherente en la tarea, lo que roba la motivación del niño”.

Amamos a nuestros niños y queremos que se sientan bien consigo mismos, pero halagar todo lo que hacen hace que los cumplidos pierdan su significado. Un estudio del estado de Ohio mostró que el halago constante albergada el narcisismo, no la auto estima. También, como no es específico, “buen trabajo” no da al niño información exacta sobre lo que hizo que el trabajo fuera bueno.

La Dr. Brown tiene una idea sobre cómo darle la vuelta. “Decir cosas positivas a nuestros niños siempre es positivo, pero no tiene que ser necesariamente un halago”, dice. “Por ejemplo, en vez de decir, ‘buen trabajo por poner la mesa,’ los padres pueden cambiarlo a ‘gracias por ayudar’”.

“¡Eres el/la mejor!”

Aunque sean literalmente los mejores en algo (lo cual no es muy usual), decirles que lo son podría crear una expectativa de logros que más adelante harán todo por poder sostener.

“Ofrecer demasiados halagos absolutos a los hijos puede poner mucha presión en que los niños sientan que siempre pueden ser los mejores en lo que hacen, un estándar que puede ser inaguantablemente alto”, dice el Dr. Donahue.

Esto puede crear sentimientos de insuficiencia si un niño cree que no puede llevarlo a cabo, según investigaciones. “También puede contraatacar, y enseñar a los niños a limitar su atención a actividades en las que saben que van a sobresalir”, dice el Dr. Donahue.

Esto puede hacer que los niños dejen de concentrarse, probar cosas nuevas, o persistir cuando las cosas se pongan difíciles para poder tenerte “engañado” dice la Dr. Markham. Crear estándares alcanzables realistas y halagar las marcas personales—en vez de comparar con otros—es una técnica más efectiva.

Un cumplido que no sea sincero

Los hijos tienen un buen detector de mentiras, y saben cuando no estás realmente interesado u orgulloso de lo que hacen. “Los niños pueden reconocer fácilmente cuando nos decepcionan, o cuando nuestros halagos son vagos, no son sinceros, o peor, sarcásticos”, dice el Dr. Donahue.

“Una de las cosas más importantes que los niños quieren es que sus padres sean genuinos con ellos en su afecto, su apoyo, y sus críticas constructivas”.

Por ejemplo, si tu hijo cantó horriblemente desafinado en el concurso de talentos, podrías decir, “¡Estoy orgulloso de lo valiente que fuiste al pararte en frente de todo el mundo—y recordaste todas las palabras!”.

Un estudio reciente de Corea del Sur mostró que las percepciones de los niños a los halagos exagerados (así como la falta de ellos) causó un desarrollo más pobre en la escuela y más depresión que quienes recibieron halagos que reflejaban la realidad.

“La meta es hacer que los halagos sean significativos, y mostrar a los niños cuales rasgos y atributos valoramos, como el trabajo duro, ser servicial, y ser amable”, dice el Dr. Brown.

Los padres no deberían usar el halago como una manera de construir el autoestima, porque no lo hace. Al contrario, los halagos pueden ser una manera de reforzar los atributos específicos que queremos que nuestros hijos adopten que los ayudarán a ser adultos más exitosos”.

Tomado de rd.com 8 Compliments You Seriously Need to Stop Giving to Your Kids

Juan Carlos Ramirez

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