En cuanto identifiques el hormigueo intermitente o el ardor que anuncian la llegada del herpes, puedes condimentarlo con tu sistema casero de defensa.
El herpes labial es causado por un virus simple tipo I. Los dolorosos y acuosos abscesos pueden aparecer en tu labio, o puedes desarrollar molestas úlceras en la boca y la garganta. Si ya tuviste un absceso, seguramente surgirá otro.
Una sensación de hormigueo alrededor de la boca es el aviso del brote inminente de una úlcera, por lo general en uno o dos días. El absceso se hincha, se rompe, expulsa líquido, cicatriza y desaparece, todo ello a lo largo de siete a 10 días.
Dolorosas úlceras en la lengua y en el interior de labios y mejillas pueden acompañar el primer brote. Entre las causas más comunes de un nuevo absceso destacan la luz del sol, el estrés, la menstruación y la fatiga.
Aplica hielo directamente en el absceso. De esta manera bajará la inflamación y aliviará el dolor. Si aplicas este remedio al inicio de la contienda —a las primeras señales de hormigueo— puedes tener un absceso más pequeño que el esperado.
También puedes usar una aspirina para aliviar el dolor, con un beneficio adicional: los resultados de un estudio (publicado en la revista Annals of Internal Medicine de Estados Unidos) indican que tomar diariamente 150 miligramos de aspirina (dos tabletas de 75 mg) puede reducir a la mitad la duración de la infección.
Algunos estudios señalan que el aminoácido lisina es útil como auxiliar para curar el herpes labial. Cuando sufra de un brote, toma 3000 mg al día hasta desaparecer el absceso. Las investigaciones han revelado que pueden prevenir la duplicación (copia) del virus del herpes.
Los médicos naturistas por lo general recomiendan el toronjil (también llamado melisa) para tratar el herpes simple tipo I. Sus aceites esenciales contienen sustancias capaces de inhibir el virus. Investigadores alemanes descubrieron que quienes usaban con regularidad ungüentos de toronjil para tratar sus abscesos padecían menos brotes o ya no les ocurrían. El ungüento de toronjil se consigue en tiendas naturistas y también en internet. Úsalo las veces que sea necesario.
Frota el absceso con un algodón remojado en tintura de mirra hasta 10 veces al día. La mirra ataca directamente el virus causante del herpes. Puedes hallarla en tiendas naturistas.
Mezcla aceite de árbol de té con una medida equivalente de aceite de oliva y aplícalo al absceso dos o tres veces al día. Este aceite es un poderoso antiséptico. Hacia 1920 una investigación indicó que poseía 13 veces el poder antiséptico del ácido fénico, un germicida común entonces.
Come yogur con bacterias acidófilas vivas. Algunos estudios han demostrado que estas bacterias, contenidas en algunas marcas de yogur, detienen el crecimiento del virus.
Compra una crema llamada Aciclovir (Zovirax), y guárdala en el botiquín. Úsala cuando sienta el hormigueo intermitente de un absceso a punto de nacer. Diariamente aplica la crema cinco veces al día, durante cinco días. El medicamento detendrá la erupción en sus inicios, recortará la duración del herpes y reducirá el dolor.
Durante un brote, toma una cápsula de 300 mg de equinácea cuatro veces al día. Los estudios sugieren que la hierba puede reforzar la capacidad del sistema inmunológico para vencer los virus.
Toma diariamente 1000 mg de quercetina —un flavonoide o pigmentovegetal que refuerza las defensas— en dosis divididas. Una investigación publicada en la revista estadounidense Journal of Medical Virology explica cómo este suplemento puede acelerar la curación de las úlceras del herpes labial. Se vende en farmacias o tiendas naturistas.
Cuando cicatrice cúbrelo con un poco de vaselina para evitar que se rompa y sangre. Pero cuando lo hagas ten cuidado de no pasar el virus al contenido del frasco. En vez de usar el dedo, aplica la vaselina con un algodón.
Cuando no había otra cosa al alcance, la gente se frotaba con vinagre para curar el herpes labial. El vinagre es ácido, y a los virus no les va bien en un ambiente ácido.
Usa un poco de algodón mojado en cualquier tipo de vinagre y aplícalo en el área afectada. Repite varias veces al día en cuanto sientas el hormigueo intermitente. Tira los algodones después de usarlos.
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