De la función pulmonar normal a la EPOC: ¿qué causa esta enfermedad?
La tos frecuente, la flema persistente y la dificultad para respirar son signos claros de un problema respiratorio que muchas veces se subestima: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, mejor conocida como EPOC. Esta condición...
La tos frecuente, la flema persistente y la dificultad para respirar son signos claros de un problema respiratorio que muchas veces se subestima: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, mejor conocida como EPOC. Esta condición figura entre las 10 principales causas de muerte en Estados Unidos y afecta la calidad de vida de millones de personas en el mundo.
Parte de la información contenida en este artículo proviene de Harvard Health Publishing, una fuente médica confiable que ayuda a comprender mejor el origen, evolución y tratamiento de esta enfermedad respiratoria crónica.
¿Qué es la EPOC?
La EPOC no es una sola enfermedad, sino una combinación de dos trastornos respiratorios crónicos:
Bronquitis crónica: inflamación de los bronquios con exceso de producción de moco.
Enfisema: destrucción progresiva de los alvéolos pulmonares.
Ambas condiciones obstruyen el paso del aire y dificultan la respiración normal. No todas las personas con EPOC tienen las dos afecciones, pero muchas presentan características de ambas.
El enemigo número uno: el tabaco
La principal causa de la EPOC es el tabaquismo. Fumar cigarrillos (o haberlo hecho durante años) provoca una inflamación constante en las vías respiratorias y un deterioro progresivo de la función pulmonar.
Aunque también puede haber otros factores (como la exposición prolongada a contaminantes del aire, polvo, productos químicos o la presencia de un defecto genético llamado deficiencia de alfa-1 antitripsina), más del 80% de los casos se relacionan directamente con el consumo de tabaco.
La EPOC es una enfermedad respiratoria progresiva ligada al tabaquismo.
¿Cómo se desarrolla la EPOC en los pulmones?
La EPOC no aparece de un día para otro. Se desarrolla lentamente, a lo largo de varios años, a medida que los pulmones sufren un proceso de irritación e inflamación crónica:
El humo del cigarro irrita las vías respiratorias, provocando una respuesta del sistema inmunológico.
El cuerpo reacciona enviando células defensivas como macrófagos, neutrófilos y linfocitos para combatir el daño.
Esta respuesta, aunque bien intencionada, empeora la inflamación y daña los tejidos pulmonares.
El revestimiento interno de los bronquios comienza a producir más moco de lo normal, lo que bloquea el flujo de aire.
Las enzimas liberadas por las células defensivas —como la elastasa de los neutrófilos— destruyen fibras elásticas del pulmón, lo que lleva a la pérdida de elasticidad pulmonar, una característica clave del enfisema.
En personas sanas, estas enzimas ayudan a combatir infecciones. Pero en exceso, descomponen tejidos necesarios para la respiración, generando un círculo vicioso de daño progresivo.
Los síntomas de la EPOC varían según el paciente y el avance de la enfermedad, pero suelen incluir:
Tos persistente (con o sin flema)
Sensación de falta de aire, incluso en reposo
Silbidos al respirar (sibilancias)
Fatiga
Infecciones respiratorias frecuentes
Con el tiempo, la dificultad para respirar puede limitar las actividades cotidianas, como caminar, subir escaleras o incluso hablar por mucho tiempo.
¿Tiene cura la EPOC?
La EPOC no tiene cura, pero sí puede tratarse y controlarse. Cuanto antes se detecte, mejor será la calidad de vida del paciente. Los tratamientos actuales permiten:
Reducir los síntomas
Mejorar la capacidad pulmonar
Evitar exacerbaciones graves
Frenar el avance de la enfermedad
¿Qué se puede hacer para prevenirla o retrasar su avance?
Dejar de fumar es la medida más importante. Incluso si ya se tiene diagnóstico, abandonar el cigarro mejora significativamente la función pulmonar.
Evitar ambientes contaminados, tanto en casa como en el trabajo.
Vacunarse contra la gripe y la neumonía, para reducir el riesgo de infecciones respiratorias.
Realizar actividad física adaptada, bajo supervisión médica, para mantener la fuerza muscular y la capacidad pulmonar.
Consultar al médico regularmente, especialmente si hay antecedentes de tabaquismo o síntomas persistentes.
La EPOC es una enfermedad grave, pero con el conocimiento adecuado y el tratamiento correcto, es posible vivir mejor y por más tiempo. Si tienes tos persistente, falta de aire o una historia prolongada de tabaquismo, no ignores las señales. Habla con un profesional de la salud y hazte las pruebas necesarias.
Cuanto antes se detecte la EPOC, mayores serán las posibilidades de frenar su avance y preservar tu capacidad respiratoria.
Comunicóloga por la UNAM. Redactora de temas de bienestar general. Apasionada del mundo digital, soy geek, metalera, petfriendly. Fan de las pelis de terror y el anime. Una de mis frases favorita es: "Yo solo sé que no sé nada” de Sócrates.