Llevo poco tiempo viviendo fuera de la casa de mis padres, así que tenía algo de miedo de gastar más dinero del que podía, por eso hice un presupuesto previo de $1,500 pesos (incluido el árbol) con la firme intención de no rebasarlo.
La primera pregunta que invadió mi mente fue si comprar un árbol natural o artificial. No sabía si me sentiría cómoda al tener un árbol muerto lleno de luces y esferas en medio de mi sala; y, sin embargo, sabía que uno de plástico contaminaba por el simple hecho de existir.
Investigué en varios sitios y descubrí que en algunos lugares, los arboles que nos venden son realmente las puntas de pinos gigantescos y que en otros, por cada uno que cortan plantan 10. Con esto en mente, compré mi arbolito de navidad natural en el mercado de San Cosme.
De un momento a otro, la mitad de mi presupuesto se había agotado, pero seguí optimista. Busqué por todos los locales del mercado y encontré unas series de luces que me costaron $150 pesos cada una, compre dos: una blanca para el árbol y otra de colores para mi ventana.
Quería que mis ventanas tuvieran guías verdes para ponerle los foquitos que mencioné antes. Coticé en todos los puestos del mercado y vendían cada metro en $10 pesos. Pero llegué a un puesto mágico en donde el encargado me vendió una madeja gigante con 10 metros por $80 pesos. No sabía ni dónde la iba a poner pero la compré porque, como dice mi mamá, siempre es mejor que sobre.
Para que el árbol no se viera tan pelón, compré 2 carretes de listón color dorado para hacer moños y colgarlos, y para hacer uno gigante para la punta del árbol, me costo 30 pesos cada uno.
Cuando me di cuenta de que me sobraron 210 pesos de mi presupuesto, me puse muy feliz. Esto me servirá para comprar el regalo para mi amigo secreto en la oficina porque sí, la Navidad no se trata de comprar, sino de pasar tiempo con la gente que quieres y hacerle sentir que tienen un lugar especial en tu corazón.
Como mencioné antes, tengo un par de cachorras, una gata y una perra, y no quería ponerlas en peligro. Por eso compré adornos de plástico que no se harán pedazos si los tiran al piso. Además, desconecto todas las series de luz cada vez que salgo de casa para que nada malo les pueda pasar.
También amarré mi árbol a la pared porque mi gatita ama escalarlo y cuando lo hacía se movía mucho; tuve miedo de que lo tirara y la aplastara. Respecto a las nochebuenas, consulté a un veterinario y me dijo que estas flores son altamente venenosas para los animales, entonces no compré este año.
Considero que no me fue tan mal para ser primeriza en el tema, lo que sí puedo decir es que pensé mucho antes de hacer cualquier compra para aprovechar mi dinero al máximo.
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