Si la anemia no se trata adecuadamente, niños y adultos presentarán complicaciones irreversibles en su desarrollo físico, mental y social a largo plazo.
La anemia ferropénica se da cuando el cuerpo no cuenta con niveles adecuados de hierro, mineral necesario para producir hemoglobina, transportar el oxígeno a los tejidos y llevar acabo otras funciones vitales. Puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque los niños y las mujeres en edad fértil, embarazo y lactancia son los grupos más vulnerables.
La Organización Mundial de la Salud resalta que la anemia afecta alrededor del 24 por ciento de la población mundial; en México las cifras son similares. La última Encuesta Nacional de Salud indica que 29 por ciento de las mujeres y el 23.4 por ciento de los niños menores de 5 años presentan anemia. Ante esta situación se busca generar mayor conocimiento sobre la deficiencia de hierro, considerada por la OMS como la más común y la de mayor prevalencia entre los distintos tipos de anemia.
“Aunque los requerimientos de hierro son distintos para cada persona, la escasez de micronutrientes en la sangre afecta en su mayoría a mujeres y bebés. En casi el 30 por ciento de los embarazos no se cuenta con niveles de hierro suficientes, lo que podría llevar a presentar partos prematuros o tener mayores probabilidades de que el recién nacido tenga bajo peso. Además, en los primeros años de vida, el hierro es imprescindible para el desarrollo neuronal del niño” destaca la Dra. Fernanda Prado, gerente médica para hierros en la biofarmacéutica Takeda.
La OMS destaca que casi 528 millones de mujeres y 273 millones de niños menores de cinco años eran anémicos en 2011, y cerca de la mitad de ellos tenían deficiencias de hierro. Durante el embarazo y la lactancia, las necesidades de este elemento aumentan; también las adolescentes y mujeres en edad fértil pueden presentar anemia ferropénica por sangrados menstruales anormales e intensos durante más de una semana o que sean más de 80 ml diarios, lo equivalente a 16 toallas llenas totalmente.
Utilizar doble protección para controlar el flujo menstrual o tener que cambiarlo durante varias horas consecutivas ante coágulos muy grandes pueden ser otros síntomas de la menorragia.
Esto puede ir acompañado de palidez, debilidad y fatiga a causa de la disminución de los niveles de hierro, lo suficiente como para aumentar el riesgo de tener anemia.
En los niños en edad preescolar la falta de este mineral podría afectar su sistema inmunológico; pues baja las defensas y aumenta el riesgo de adquirir infecciones, incluso su peso, estatura, desarrollo psicomotor se podrían ver afectados a largo plazo y de no tratarse a tiempo las consecuencias pueden ser irreversibles.
“En cualquier persona lo fundamental es tener un nivel adecuado de hierro, en los niños la ingesta recomendada diaria es de 8 a 10 mg, que se traduce en una alimentación equilibrada que incluya carnes, pescados, cereales y derivados; una baja cantidad de hierro puede repercutir en sus capacidades y habilidades como falta de concentración en clases lo que generará retraso en el aprendizaje; en los adultos esta condición afecta el rendimiento en la vida laboral y social, causa desgaste físico, irritabilidad por mencionar algunas consecuencias” indica la Dra. Fernanda Prado.
A veces este tipo de anemia puede pasar desapercibida o los síntomas se confunden con alguna otra afección; en otros casos, los síntomas son notorios. La poca cantidad de hierro en el organismo genera:
En algunos casos, incluso, se da un trastorno llamado pica, pues buscan ingerir materiales extraños como arcilla, hielo, tierra o gises.
Acudir a un médico es la mejor alternativa para conocer que estos síntomas se deben a la falta de hierro; por ejemplo, la prueba de ferritina puede decirnos la cantidad de hierro en nuestro organismo.
“Normalizar los niveles de hierro puede realizarse con tratamientos orales o inyectables. Además, una nutrición adecuada rica en hierro brindará los aportes nutrimentales necesarios para rendir con eficiencia. En el embarazo se recomienda una suplementación adecuada que sólo el médico autorizado puede recetar” destaca la gerente médica de Takeda.
La prevalencia de anemia sigue siendo un problema serio en México que puede revertirse si se diagnostica en los primeros síntomas y se trata adecuadamente.
Un primer paso es mejorar los hábitos alimenticios que incluyan el consumo de carnes rojas, pescados, verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, huevo y cereales. De igual forma se debe generar conciencia en padres de familia sobre cómo prevenir esta condición para que sus hijos tengan una nutrición balanceada y su crecimiento sea positivo para una mejor salud y un mejor futuro.
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