Descripción perfecta
Soy marinero, y un día estaba de guardia cuando una destartalada barcaza de carga llamada Sagar Moti pasó cerca de nuestro buque. Un oficial me preguntó si sabía qué significaba ese nombre.
—Perla del océano —respondí.
Mi superior asintió.
—Es cierto —dijo—, parece como si la hubieran sacado del fondo del mar.
Sunder Shastry, India
Soy consejero y ayudo a coordinar grupos de apoyo para adultos con discapacidad visual. En una ocasión me asignaron un nuevo grupo de personas, y cuando me estaba presentando a ellas hice el siguiente comentario en son de broma:
—Quiero decirles algo a aquellos de ustedes que no pueden verme: dicen que parezco una mezcla entre Paul Newman y Robert Redford.
Sin perder ni un instante, una mujer exclamó:
—¡No estamos tan ciegos!
Bob Shankland, Canadá
Durante la mayor parte de su turno como camarera en un bar, mi esposa tuvo que soportar a un cliente fastidioso. Al final de la noche, el sujeto preguntó con rudeza:
—¿Dónde está el baño?
Ella contestó:
—Camine por el pasillo y encontrará una puerta con un letrero que dice “Caballeros”. Pero, por favor, no permita que eso lo intimide.
Jason David, Reino Unido
Me he dedicado a recoger basura fuera de las casas desde hace muchos años, así que cuando encontré un letrero que decía “Basura” pegado en un bote de basura, lo reemplacé con esta nota: “Después de 20 años en este trabajo, ¡reconozco la basura cuando la veo!” Entonces vacié el bote y seguí mi recorrido.
La semana siguiente apareció esta nota en el mismo bote: “Estimado Experto en Desperdicios: sepa usted que ¡el bote de basura es la basura!”
Stan Gorksi, Canadá
Hubo un tiempo en que la empresa donde trabajo cambiaba de dueño constantemente, y lo mismo ocurría con el nombre. Tras la más reciente administración y cambio de nombre, comenté:
—¡Qué fastidio! Vamos a tener que colocar por enésima vez un letrero con el nuevo nombre de la compañía fuera del edificio.
Un compañero respondió:
—Más que un letrero nuevo, lo que necesitamos es ¡un pizarrón!
Gary Schneider, Estados Unidos
La oficina donde trabajo cuenta con cubículos individuales de 1.5 metros de altura para que los empleados puedan disfrutar de un poco de privacidad. Cierta vez una compañera tuvo una acalorada discusión por teléfono con uno de sus hijos adolescentes. Tras colgar la bocina, suspiró y dijo:
—Nadie me escucha nunca…
Un segundo después, varias voces provenientes de los cubículos contiguos respondieron al unísono:
—¡Nosotros sí!
Jo Jaimeson, Canadá
Oído por casualidad en el hospital donde trabajo:
Enfermera: Vengo a sacarle sangre.
Paciente: ¿Qué? Pero si acaban de ponerme sangre ayer.
Enfermera: ¿Y pensó que podía quedarse con ella?
Rebecca Shafer, Estados Unidos
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