Este es el origen de la Rosca de Reyes
La Rosca de Reyes está relacionada con las tortas hechas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre los plebeyos y esclavos romanos.
La Rosca de Reyes es un postre de forma anular, adornado con rodajas de fruta escarchada o confitada de colores variados, que se come el día 6 de enero, conmemorando que los Reyes Magos han encontrado el pesebre donde ha nacido Dios.
En su origen no tenía nada que ver con la festividad de la Epifanía. Aunque su origen es algo incierto, se le relaciona con las tortas hechas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre los plebeyos y esclavos durante la celebración de las saturnales romanas.
Durante estas fiestas era costumbre el lectisternium o banquete público en honor del dios Saturno, y las calles se llenaban de bullicio.
Ya en el siglo III, en el interior del dulce se introducía una haba seca y el afortunado al que le tocaba era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo, establecido de antemano, generalmente mientras durasen las fiestas.
Si era un esclavo el que la encontraba, era premiado con la libertad durante los días que durara el festejo.
Eran días de excesos en la comida y la bebida, en los que el mundo se “volteaba”, por decirlo de alguna forma: los señores servían a los esclavos y los esclavos ejercían de señores.
En el siglo IV la Iglesia institucionalizó el día de Reyes en Occidente. Cristianizó esas fiestas paganas superponiendo la fecha del nacimiento de Cristo al solsticio de invierno.
Hacia el año 1000 y en diversos lugares de Francia existía la figura de le Roi de la Fave, ‘el rey del haba’ que recaía sobre el niño más pobre de la ciudad. El protagonismo de la fiesta recaía en los más pequeños y el haba simbolizaba al Niño Jesús.
Actualmente el haba ha sido sustituida por una figurilla de plástico escondida en el pan. Cada persona corta una rebanada de rosca, y el cuchillo simboliza el peligro en el que se halla el niño Jesús.
La persona que tiene la suerte de encontrar la figurilla al cortar el pan, es, según la costumbre, anfitrión de otra celebración posterior. En México es el 2 de febrero, el día de la Candelaria, y la tradición observa que esta persona debe confeccionar un “ropón” al niño Jesús.
Es decir, vestirlo de gala y ofrecer a sus invitados los tradicionales tamales, hechos de maíz, el alimento prehispánico por excelencia, y chocolate, “el alimento de los dioses”.
La costumbre de partir la rosca de Reyes es una fusión de diversas culturas a través del tiempo. Esta tradición llegó a México durante la Colonia. Ahora aprende cómo hacerla con esta receta.
La fiesta de la Candelarian es la parte final de la celebración del día de la Epifanía del Señor. En México, quien encuentra en su ración de rosca de Reyes la figurita, debe presentar en la iglesia, el 2 de febrero, el Niño Dios de la casa donde se comió la rosca, además de convidar a cenar tamales.
En los días que preceden a esa fecha, se ve en los puestos de los mercados anuncios que rezan “Se visten Niños Dios”. Los padrinos llevan la figura con la cual diestras manos hacen primores.
Lo visten de distintas maneras: como Niño de las Palomas, es decir, con un manto blanco y una pajarita en la mano; como Santo Niño de Atocha, ataviado de color rojo y verde y con un bastoncillo; o de San Francisquito, con un hábito café y un borreguito en los brazos.
Una vez vestido, se coloca en una cunita o canastita dorada, adornada con cintas de colores y flores, y se lleva a misa para que reciba la bendición. Después se le devuelve al dueño, que lo coloca en una sillita y enciende cerca una luz o veladora que deberá permanecer cerca ardiendo todo el año.
La noche de ese mismo día, en casa del padrino, se meriendan tamales y atole o chocolate, con lo cual finaliza el compromiso del anfitrión.