Descubriendo al Miguel Hidalgo rebelde
¿Sabías que no existe imagen de Hidalgo? Conoce los lugares importantes para que México consiguiera su independencia de España.
Septiembre es el mes de festejar la patria y el grito de Independencia con familia y amigos; de saborear el tradicional chile en nogada, el pozole y otras delicias. También de escapada turística, porque se presta la ocasión. Qué mejor fecha para conocer los lugares que marcaron el momento histórico en el que México consiguió su independencia de la corona española y encontrarse con “los héroes que nos dieron patria y libertad”.
Esto puedes hacer en la Ruta de la Independencia que, para tu sorpresa, no es una, ¡sino cuatro! “Y tenemos que empezar por deshacer el equívoco”, asegura a Selecciones Paco Ignacio Taibo II.
Para el experto en historia de México, reconstruir esta revolución implica reconocer las otras rutas: la que siguió José María Morelos y Pavón por Cuautla, Acapulco y Oaxaca; la de la resistencia guerrillera en Veracruz y Jalisco, la del Ejército Trigarante y, la más famosa, la Ruta de la Insurrección de Hidalgo, que te invitamos a recorrer.
Lo primero que debes saber es que la imagen de Hidalgo que conoces, realmente no es la suya: él jamás fue retratado. “¡Se inventaron a Hidalgo!”, asegura Taibo II. Lo más cercano es una estatua de madera hecha por el escultor Clemente Terrazas cuando el cura —nada tímido, sino aguerrido y a caballo— pasó por Guadalajara. La puedes ver en el Museo Nacional de Historia, en la Ciudad de México. Aclarado el punto, bienvenido al viaje para conocer a un Hidalgo subversivo.
Todo comenzó en la capital de Michoacán. Ahí, en el Colegio de San Nicolás, se ordenó Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo-Costilla y Gallaga Mandarte Villaseñor. Gracias a que aprendió latín, italiano y francés pudo conocer el pensamiento revolucionario que florecía en Europa, pero también las condiciones de desigualdad que sufría el indígena pobre, porque además tenía conocimientos de tarasco, náhuatl y otomí.
El edificio, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se convirtió en 1845 en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. En su patio central encontrarás el monumento al cura, donado por el presidente Porfirio Díaz en 1887, para celebrar el lugar donde nacieron sus ideas liberales y progresistas.
Dato turístico: Morelia vive un momento cultural único, no sólo por el Festival Internacional de Cine de Morelia. Descubre el resto de su gran oferta cultural, pero sobre todo su gastronomía: los famosos uchepos —tamales de maíz tierno—, la sopa
tarasca o las corundas.
Santiago de Querétaro se volvió el centro de la conspiración contra el imperio español. El escenario fue el salón de la casa del corregidor Miguel Domínguez, “que controlaba el radicalismo de su esposa, Josefa” Ortiz de Domínguez. Ahí estaban Hidalgo, a sus 57 años, “que había dudado mucho antes de sumarse al complot” (página 21), relata Taibo, Ignacio Allende y otros rebeldes que fijaron la fecha de la insurrección para el 1 de octubre de 1810.
Pero la conspiración había sido descubierta y la Corregidora envió un mensaje a Hidalgo hasta la Parroquia de Dolores: la lucha debía comenzar. Con este único gesto político, Josefa se convirtió por azar en Madre de la Patria. Más tarde su esposo colaboraría en las detenciones para evitar que los comprometieran (página 28).
Dato turístico: Visita la Casa de la Corregidora, ubicada frente a la Plaza de Armas en la calle Cinco de Mayo y Pasteur: un edificio histórico que fue usado como Casa Real y cárcel en el siglo XVIII. Desde 1981 es el Palacio de Gobierno del Estado de Querétaro. Toma la visita guiada para que cada rincón tome sentido. Y aprovecha también para visitar Peña de Bernal: un baluarte de la cultura otomí-chichimeca.
La Ruta de la Insurrección de Hidalgo tiene en Dolores —antes Valladolid—, ubicado a 2 horas de Querétaro, un emblemático inicio.
Era 15 de septiembre cuando, entre la medianoche y las 2 de la madrugada, le informan a Hidalgo y a Allende que han sido descubiertos. Los conspiradores, reunidos en casa de Hidalgo, votan por huir, pero en un hecho inesperado Hidalgo toma la decisión de ir a “coger gachupines” (página 37).
Se cuenta que pronunció el primer discurso desde el balcón de su casa, convertida hoy en el Museo Casa de Hidalgo, pero descubrirás que no hay ningún balcón en el edificio: es parte del imaginario popular. Ese domingo 16 de septiembre de 1810, a las 5 de la madrugada, el Zurdo Galván tocó las campanas.
Unas 300 personas acudieron al llamado, pensando que se trataba de la misa dominical. Sin embargo era, en realidad, el “Grito de Dolores”, frente al atrio de la Parroquia de Dolores, en cuyo suelo encontrarás la placa conmemorativa.
Dato turístico: La Parroquia de Dolores es uno de los mejores ejemplos del arte barroco novohispano del siglo XVIII. El Museo Casa de Hidalgo resguarda objetos personales y documentos históricos. No dejes de visitar el Museo de la Independencia, ubicado en la cárcel donde Hidalgo realizó una de las primeras acciones independentistas: liberar a presos encarcelados injustamente. También disfruta de su tradicional gastronomía: enchiladas mineras y pacholas, unas frituras de carne molida de res.
Al salir de Dolores, la lógica decía que Hidalgo se dirigiría a Querétaro, la ciudad más grande y cercana a la capital del país, pero no lo hace. Pasa por San Miguel el Grande —hoy de Allende—, en Guanajuato, y avanza 8 kilómetros hacia Atotonilco, donde decidió abanderar el movimiento con un enorme lienzo de una virgen morena arrancado de la pared, montado en una cruceta y usado como el primer estandarte del ejército de la insurrección popular. Era la Virgen de Guadalupe: rebelde, opuesta a las imágenes españolas. Hidalgo le había dado identidad al movimiento.
Dato turístico: En San Miguel de Allende, visita la Casa Museo de Ignacio Allende. En Atotonilco, ve los murales en el Santuario Jesús Nazareno de Atotonilco, apodada “la Capilla Sixtina mexicana”: una iglesia del siglo XVIII erigida 12 años antes de que Hidalgo pasara por allí. Es un pueblo solitario, pero a 1 kilómetro encontrarás balnearios con aguas termales.
Seis días después de haber iniciado la insurrección, Hidalgo y su ejército llegaron a Guanajuato. Debía tomar la Alhóndiga de Granaditas, una tienda de granos con rostro de fuerte, una mole resguardada por altas y gruesas paredes, y 50 tiradores haciendo caer a los insurgentes por decenas.
¡Imposible acercarse! Juan José de los Reyes Martínez Amaro, El Pípila, abordó a Hidalgo y le prometió hacer arder el portón. Con una loza de piedra en la espalda, brea y fuego en las manos, lo logró. “El Pípila sí existió”, asegura Paco Ignacio Taibo II. No se sabe si solamente fue él o si otros lo siguieron, pero ese día Guanajuato cayó en manos de los insurgentes.
Cuando estés frente a la Alhóndiga de Granaditas (hoy Museo Regional de Guanajuato), observa sus paredes que conservan los impactos de bala e imagina dos momentos cruciales: cuando los independentistas pasaron por entre los caídos en la plaza para tomar el edificio y cuando, más tarde, tras ser aprehendidos, enjuiciados, fusilados y decapitados, colgaron en jaulas de hierro las cabezas de los héroes de la patria: Don Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez. Quizá tengas el mismo impacto que Paco Ignacio Taibo II sintió en este lugar, “porque fue parte del principio y el final de Hidalgo”, relata.
Dato turístico: Esta historia se cuenta en los murales de la Alhóndiga. “Aún hay otras Alhóndigas por incendiar”, reza la placa en el monumento a El Pípila, desde donde tendrás una hermosa panorámica de la ciudad. A Guanajuato le sobran lugares por visitar, pero no te pierdas la arquitectura del Mercado Hidalgo, inspirado en las estaciones de tren de la Francia de principios del siglo XX. Observa su portón de cantera, sus 34 ventanales, su reloj de cuatro carátulas y su cúpula con un pararrayos y una veleta que indica la dirección de los vientos.
Después del triunfo en Guanajuato, Hidalgo y Allende se encaminaron a Toluca, en el Estado de México, y llegaron al Monte de las Cruces el 30 de octubre de 1810 con el objetivo de tomar la Ciudad de México.
El Ejército Realista, con toda su artillería y 3,000 hombres al mando del coronel Torcuato Trujillo, defendió la capital de la Nueva España enfrentándose a una tropa de 100,000 combatientes armados con machetes y piedras que si bien carecían de instrucción militar, cargaban con el ardiente anhelo de triunfo en sus corazones.
La batalla fue sangrienta. Hidalgo exigió al Virrey la rendición, pero éste la negó. Trujillo regresó con 50 hombres a la Ciudad de México. Por qué Hidalgo decidió ir a Guadalajara en vez de tomar la capital, sigue siendo el misterio histórico.
Dato turístico: Actualmente es el Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, mejor conocido como La Marquesa, ideal para convivir en familia y pasear a caballo o en cuatrimotos, pescar truchas y disfrutar de la cocina local. Te recomendamos ir a la cima del monte para ver las enormes esculturas ecuestres.
Tras la inexplicable decisión, los insurgentes sufrieron varias derrotas, entre ellas la batalla de Puente de Calderón, en Jalisco, por donde cruzaron las tropas insurrectas a la ciudad de Guadalajara. Ahí, Hidalgo abolió la esclavitud. Después se vio obligado a ir a Estados Unidos para obtener armas y continuar la lucha.
En este punto tenemos que dar un salto para llegar a Acatita de Baján, en Coahuila, donde Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron capturados. El cura fue llevado a una cárcel en Chihuahua, donde, tras varios meses de juicio, perdió el sacerdocio y fue sentenciado a muerte. Luego de tomar una taza de chocolate, “fue fusilado el cura Don Miguel Hidalgo, Padre de la Independencia Nacional, el 30 de julio de 1811 a las 7 de la mañana”, reza la placa del edificio que fuera su cárcel.
Dato turístico: Quedarás sorprendido cuando visites esa pequeña celda en la que Hidalgo vivió sus últimos días. El calabozo está en el Museo Casa Chihuahua, en la capital del estado, y conserva el mismo escenario en el que se escribió y firmó la polémica Confesión de Hidalgo.
En este documento, elaborado después de un largo interrogatorio, el cura supuestamente se arrepiente de su movimiento. Afuera del recinto verás una placa con los versos que Hidalgo dedicó a sus carceleros. Visita también el Museo Hidalgo y la Galería de Armas.
Las cabezas de los héroes de la patria quedaron colgadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas. La lucha seguiría, pero aquí terminamos esta ruta para descubrir a un Hidalgo radical, según lo describe Paco Ignacio Taibo II.
¿Estás listo para salir de los lugares comunes de la historia y encontrarte con la versión no contada de los héroes que nos dieron patria?