Desinformación mundial: el coronavirus como arma biológica
Aunque no hay evidencia comprobable, se asegura que el coronavirus es un arma bioquímica, o que la pandemia se relaciona con la red de internet 5G.
Supuestamente Bill Gates compró la Organización Mundial de la Salud y el coronavirus es, en realidad, una arma bioquímica china. ¡parece una locura? Pues es información que creen miles de personas alrededor del mundo aunque no tienen sustento comprobable.
La ‘infopandemia’ de la mal-información que rodea al coronavirus está dando lugar a una multitud de informes falsos y escandalosos con consecuencias de gran alcance como lo muestra un estudio global representativo, realizado por la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad.
La velocidad y el alcance global de la desinformación en este momento se viven sin precedentes y sus efectos persisten tenazmente no solo en regímenes autocráticos, sino también en Estados con democracias consolidadas.
Infinidad de grupos han advertido sobre una ‘infodemia masiva’ y sobre la importancia de discutir medidas para mitigar las repercusiones de informes falsos que van dirigidos a grupos específicos.
Una encuesta global confirma estos temores. La consultoría Kantar entrevistó a alrededor de 7,300 personas de todos los grupos de edad sobre su uso de los medios y los informes falsos durante la epidemia de coronavirus.
Estas entrevistas se llevaron a cabo en México, Estados Unidos, Alemania, India, Jordania, Sudáfrica y Filipinas. A continuación, se señalan algunos de los resultados obtenidos de la encuesta desarrollada en México y un comparativo con respecto a otros países.
Si bien la mayoría de los encuestados afirma que están “muy bien” y “bastante bien” informados sobre la pandemia, esta evaluación subjetiva entra en conflicto con otros resultados arrojados por el estudio.
Una consecuencia de influir deliberadamente en las noticias en los tiempos del coronavirus es que la credibilidad de los políticos y los médicos disminuye.
El estudio muestra una clara tendencia internacional: tres cuartos de todos los encuestados señala que los informes falsos y deliberados sobre el coronavirus socavan la competencia de estos grupos profesionales. En México, el 79 por ciento de los encuestados está de acuerdo con esta declaración.
El sentimiento subjetivo de estar bien informado sobre la epidemia se cuestiona una vez más cuando se pregunta sobre presuntos hechos relacionados con el virus. Las respuestas sobre su origen son preocupantes. No solo por sus consecuencias para la salud, sino también por las teorías que lo rodean.
Aunque los países en los que se realizó la encuesta son completamente diferentes, parece haber un enemigo común en infinidad de medios de comunicación: el fundador de Microsoft, Bill Gates.
Especialmente en Jordania y Sudáfrica los encuestados están de acuerdo con estas teorías de conspiración; mientras que en Alemania ‘solo’ una cuarta parte de los encuestados está de acuerdo con las dos primeras declaraciones.
El mito, difundido por primera vez en el Reino Unido, Chipre y los Países Bajos de que existe un vínculo entre la expansión de la red de internet 5G y la epidemia del coronavirus ya ha provocado más de 60 ataques incendiarios en los postes de teléfonos móviles solo en el Reino Unido.
En México solo el 16 por ciento del grupo de edad de 18 a 34 años cree en una conexión entre 5G y el virus. En Jordania la cifra alcanza el 30 por ciento. El que no haya evidencia científica alguna para apoyar la tesis parece ser irrelevante.
“El estudio demuestra que las personas tienen una percepción de estar bien informadas, aunque la encuesta revela una crisis sustancial en la confianza hacia los medios.
“La democracia no puede permitirse una crisis de credibilidad de los medios de comunicación”, dijo el profesor Karl-Heinz Paqué, presidente de la Junta de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad.
Paqué está sorprendido de cómo Bill Gates se enmarcó como el enemigo. “Bill Gates, siendo una persona que constantemente hace cosas buenas para la salud pública, se está convirtiendo en un enemigo global. Esta ‘manía de desinformación’ debe ser combatida conjuntamente por fuerzas democráticas”.