Mito: La diabetes no es grave
Realidad: La diabetes causa más muertes al año que el cáncer de seno y el VIH juntos. Tan solo en 2017 México reportó a 105, 574 personas fallecidas por este padecimiento.
Dos de cada tres personas con diabetes mueren por una enfermedad cardiaca o derrame cerebral.
Mito: Después de medicarse el paciente no necesita automonitoreo
Realidad: El paciente debe supervisar sus niveles de glucosa en la sangre diariamente, de esta manera conocerá si se encuentra descontrolado.
Un glucómetro que pueda brindarle un ahorro extra en tiras reactivas así como una segunda oportunidad de muestra, son excelentes aliados para el control de la diabetes.
Mito: Las personas obesas o con sobrepeso van a tener diabetes tipo 2
Realidad: El sobrepeso es un factor de riesgo para tener esta enfermedad, así como los antecedentes familiares, raza y edad.
La prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en la población en edad escolar es de 33.2 por ciento en adolescentes de 36.3 por ciento, en los jóvenes de 22.4 por ciento y en adultos es de 76.6 por ciento.
Mito: Comer demasiados dulces la causa
Realidad: La causa de la diabetes tipo 1 son factores genéticos y desconocidos que desencadenan el inicio de la enfermedad; en la diabetes de tipo 2 los factores son genéticos y de estilo de vida.
El sobrepeso aumenta el riesgo de tener diabetes por una dieta rica en calorías que produce un aumento de peso. La Asociación Americana de la Diabetes recomienda que las personas limiten su consumo de bebidas azucaradas para ayudar a prevenir la diabetes.
Mito: La gente debe comer alimentos especiales para diabéticos
Realidad: Un plan saludable de alimentación para personas con diabetes generalmente es igual al de cualquier persona: bajo en grasa (especialmente grasas saturadas y trans), consumo moderado de sal y azúcar, alimentos con granos integrales, vegetales y fruta.
La comida para diabéticos y “dietética” en general no ofrece ningún beneficio especial.
Mito: No se pueden comer dulces ni chocolate
Realidad: Las personas con diabetes pueden comer dulces y postres si los consumen como parte de un plan de alimentación saludable y en combinación con ejercicio.
Estos alimentos no están prohibidos para las personas con o sin diabetes. La clave es comer una porción muy pequeña de dulces, las comidas deben estar enfocadas en alimentos más saludables.
Mito: Es contagiosa
Realidad: Si bien no sabemos exactamente por qué la gente tiene diabetes, sí sabemos que no es contagiosa. No se contagia como un resfriado o gripe.
Mito: Si tu médico te dice que necesitas empezar con insulina, significa que no te cuidas
Realidad: Para la mayoría de personas, la diabetes tipo 2 es una enfermedad progresiva. Apenas reciben el diagnóstico, muchas personas con diabetes tipo 2 pueden mantener la glucosa en sangre en un nivel saludable sin medicamentos.
Pero con el tiempo, el cuerpo gradualmente produce menos insulina. El uso de insulina para mantener la glucosa en sangre a un nivel saludable es positivo, no negativo.
Mito: La fruta es un alimento saludable. Por lo tanto, está bien comer todo lo que se te antoje
Realidad: La fruta es un alimento saludable pues contiene fibra, vitaminas y minerales. Sin embargo, las frutas contienen carbohidratos que se deben contar dentro del plan de comidas, por lo que es recomendable consultar con tu especialista sobre la cantidad, frecuencia y tipos de frutas que debe comer.
Mito: La diabetes solo afecta a personas con edad avanzada
Realidad: La diabetes es un desorden del metabolismo que convierte el alimento que se ingiere en energía donde la insulina es un factor determinante.
Existen dos tipos de diabetes: la tipo 1, que afecta, principalmente, a niños y jóvenes; y la tipo 2, cuando el cuerpo produce insulina pero no la suficiente o no puede aprovecharla adecuadamente y tiene una prevalencia mayor, presentándose en el 90 por ciento de los casos a partir de los 40 años.
Mito: La diabetes solo afecta a los países ricos
Realidad: Actualmente esta patología constituye un problema de salud pública en todo el mundo. Sin embargo, su incidencia es mayor en los países desarrollados debido al sedentarismo y a los malos hábitos en el estilo de vida, así como a una inversión pública mucho más reducida en medidas de salud y de prevención.