Qué hacer si despertaste con dolor de cuello y cómo mejorarlo
El dolor de cuello es uno de los más frecuentes, y hasta siete de cada diez personas lo van a padecer en algún momento de sus vidas.
Muchas personas a lo largo de la vida amanecen con dolor de cuello, que también puede incluir la cabeza y el área de la espalda, esto se debe a una mala posición al dormir, una almohada o colchón incómodos, el estrés y las tensiones , incluso malas posturas.
Este dolor es uno de los más frecuentes, y hasta siete de cada diez personas lo van a padecer en algún momento de sus vidas, para combatirlo el primer paso es conocer qué músculos están implicados y cómo fortalecerlos.
Rota lentamente tu cuello en círculos para estirar los músculos tensionados. Puedes sentir cierta incomodidad al hacerlo, pero ayuda a aliviar el dolor.
Deja de hacerlo si comienzas a sentir dolor. Tu amplitud de movimiento mejorará cuanto más veces repitas este movimiento hacia adelante y hacia atrás.
Deja de hacerlo si comienzas a sentir dolor. Al igual que con el ejercicio anterior, tu cuello mejorará cuanto más repitas este movimiento.
Mueve tu cuello de lado a lado mientras simultáneamente lo mueves hacia arriba y hacia abajo. Hazlo lentamente y deja de hacerlo si sientes algún dolor mientras lo repites.
Que el agua tibia tirando a caliente caiga sobre tu cuello por lo menos durante 5 minutos. Mantén tu cuello enderezado mientras lo haces, no lo gires.
El agua puede ayudarte a mejorar la circulación, aliviar dolores musculares y reducir el estrés.
Las sales de Epsom pueden ser utilizadas para los baños de inmersión. Están compuestas de magnesio y sulfato y actúan directo sobre el foco del dolor relajando al mismo tiempo tu mente.
El magnesio ayuda a regular la actividad de numerosas encimas, al mismo tiempo que es el responsable de elevar los niveles de serotonina en el cerebro.
Aplica una almohadilla caliente durante algunos minutos para estimular la circulación en la zona de tu cuello.
Aplícalo sobre la zona afectada. Aplacará el dolor mejor que el calor.
Los bálsamos se ofrecen en distintas presentaciones: pueden ser a base de hierbas, analgésicos o rubefacientes. Conoce qué tipo de bálsamo utilizas.
Si has tenido un accidente, sufres alguna enfermedad o piensas que puede haber sido un latigazo por un golpe fuerte, consulta a tu médico para conseguir un cuello corsé.
En una posición recta, mover la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro, repetir 10 veces. Después, inclinar la cabeza hacia delante también 10 veces.
Poner las manos cruzadas por detrás de la cabeza y deja caer el peso de las manos y la fuerza de la gravedad para que la cabeza caiga poco a poco.
Quédate en esta posición unos minutos.
Pon la mano derecha sobre la nuca e inclinar un poco la cabeza. Es muy importante que no levantes el hombro izquierdo. Repite el ejercicio del lado contrario.
Espalda pegada al respaldo de la silla e inhala. En cada espiración flexiona la cabeza, bajando cada vez más vértebra por vértebra.
Debes intentar flexionar la espalda sólo hasta la parte media. La zona lumbar debe quedar siempre en contacto con el respaldo. Vuelve lentamente vértebra por vértebra.
Coloca una mano sobre otra justo por encima de la cabeza. Mantén el cuello estirado llevando la cabeza hacia arriba con la barbilla paralela al suelo.
Inhala subiendo un hombro y luego el otro. Exhala bajando el primer hombro y a continuación el otro.
Si tu dolor de cuello es fuerte, puede ser necesario un cuello corsé para sostener tu cuello. Utilízalo solamente si sientes que tu cuello se encuentra inestable y el dolor es fuerte.
Para hacerlo en forma casera, enrolla una toalla de baño y dale vuelta alrededor de tu cuello para que la base de tu cráneo descanse sobre la toalla. Siéntate en una posición cómoda.
Puede ser útil pero por sí solo no corrige los patrones de distorsión que conlleva este problema. Los masajes sólo disimulan los síntomas, aliviándolos de forma temporal. En cambio, al reposicionar las vértebras en su sitio, trata el dolor y el problema de la raíz.
Realiza cada ejercicio de 10 a 15 veces, una vez por la mañana y de nuevo antes de dormir.
Inclinación de cuello
Inclina la cabeza a la derecha, intentando tocar el hombro con tu oreja. Sostén tu cabeza suavemente con las puntas de los dedos por algunos segundos.
Repite hacia la izquierda.
Doblado de cuello
Intenta bajar tu barbilla hacia tu pecho, relajando el cuello y los músculos de la espalda cada vez que doblas el cuello.
Permanece en esa posición por algunos segundos.