El pescado aporta múltiples beneficios al cuerpo humano. Una de las maneras más fáciles de consumirlo es enlatado. Y para muestra las sardinas en tomate, un producto de alta disponibilidad (y bajo precio) en cualquier tienda de abarrotes o supermercado.
La sardina es un pescado azul o graso que pertenece a una de las familias marítimas más abundantes de nuestro planeta: Los cupleidos. Existen más de 100 especies de sardinas documentadas, pero la más conocida es la europea o común (Sardina pilchardus).
Las sardinas son una de las mejores fuentes naturales en el mundo de los ácidos grasos esenciales omega 3. Menos de cien gramos de estos pescados proporcionan la mitad de las necesidades diarias de estos ácidos grasos.
El omega 3 ayuda en la disminución de los niveles de colesterol y de triglicéridos.
Las sardinas aportan EPA y DHA. Estos ácidos son usados por el organismo para reducir la inflamación, lo que mejora la salud cardiaca, la capacidad de mantener una función cerebral adecuada, ayuda en la prevención de enfermedades de las encías y más.
Su consumo regular aumenta la fluidez de la sangre, lo que disminuye el riesgo de aterosclerosis y trombosis. Es una excelente forma de prevenir enfermedades cardiovasculares (infartos agudos de miocardio, hipertensión arterial, arritmias).
Desde hace tiempo se tiene la certeza de que las poblaciones que consumen cantidades importantes de productos del mar tienen baja incidencia de enfermedades cardiovasculares. Un ejemplo son los esquimales, quienes presentan valores muy bajos de colesterol y triglicéridos en la sangre.
Las sardinas son de los pescados que, de manera típica, contienen poca cantidad de mercurio
Las sardinas también proporcionan altos niveles de selenio. Este micronutriente es básico para tareas como la reproducción, la función de la glándula tiroidea, la producción de ADN y para proteger al cuerpo contra infecciones y el daño ocasionado por los radicales libres.
Una sola sardina aporta más del 80 por ciento del selenio requerido por el cuerpo humano.
Gracias a que es una fuente de vitamina D, la sardina es recomendable para fortalecer la piel, los huesos y el sistema inmunitario.
Es un alimento recomendado para quienes padecen enfermedades como diabetes, depresión y asma. Esto se debe a la abundancia de vitamina B6. Además, según un estudio, esta vitamina modula el riesgo de padecer cáncer.
El inconveniente que presenta la sardina para la salud se limita a quienes padecen hiperuricemia o gota, dado su contenido en purinas, que en el organismo se transforman en ácido úrico.
Estos peces son una fuente de vitamina A, la cual se asocia a una buena visión y a un menor riesgo de degeneración macular relacionada con la edad. También se le atribuye cierto efecto protector contra el cáncer de próstata y el de pulmón.
Fuente: Instituto Mexicano del Seguro Social, Fundación Española de la Nutrición y Peces marinos.org
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