Después de un año con coronavirus también hay buenas noticias
Al menos otras 20 vacunas contra el coronavirus están ya en ensayos clínicos de fase III y en las próximas semanas y meses podrán ser aprobadas.
El nivel de inflexión, esto es, cuando se registre la tasa máxima de crecimiento de los enfermos por coronavirus, previo al inicio del descenso –que en los modelos originales se había considerado entre fines de abril y principios de mayo de 2020 por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Salud, entre otras, y se fue posponiendo, hasta que se decidió no hacer más previsiones– “se extiende hasta alrededor del día 400: a principios de abril de 2021, de acuerdo con nuestros resultados”, explicaron los doctores Roberto Gutiérrez Rodríguez, jefe del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, y Marco Antonio Pérez Méndez, investigador de la misma instancia académica.
El punto en el que por fin se llegaría a cero contagios de SARS-CoV-2 en México se alcanzará en la primera semana de octubre de 2022, de acuerdo con el más reciente reporte del Modelo Evolutivo COVID19-UAMI, que publica periódicamente el Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Señalan que una vez asimilada la nueva ola de infecciones y habida cuenta del retraso en la aplicación de las vacunas desde enero de 2021 –debido al uso prioritario que hacen de ellas los países a los que pertenecen los laboratorios responsables de su desarrollo– se llevó a cabo el ejercicio estadístico, que incluye los datos desde el día cero o primer caso –hecho público el 28 de febrero de 2020– hasta el pasado 23 de enero.
Los especialistas apuntan que el ritmo de expansión futura se ajustará a la trayectoria de una curva Gompertz y, sobre esa base, “el punto máximo, en que por fin se llegaría a cero contagios adicionales, sería en la primera semana de octubre de 2022”, con un acumulado de tres millones 278 mil 208 personas.
Hace un año existían ocho proyectos sobre vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, mientras que ahora, según el portal bioRENDER, son más de 195 candidatos y al menos 71 ya en ensayos clínicos.
Estas nuevas vacunas emplean todo tipo de tecnologías: virus vivos atenuados, virus inactivados, subunidades de proteínas, vectores virales recombinantes, partículas similares a virus (VLP), ADN y ARNm. Jamás se invirtió tanto dinero y hubo tanta colaboración para el desarrollo de vacunas entre entidades públicas, privadas, centros de investigación, universidades, farmacéuticas, empresas y ONG como durante esta pandemia.
Algunos proyectos se han abandonado, pero otros ya fueron autorizados por la OMS:
Sanofi y GSK anunciaron hace unos días el inicio de un nuevo estudio de Fase 2 con 720 voluntarios mayores de 18 años para seleccionar la dosis de antígeno más apropiada para la evaluación de Fase 3 de su candidata a vacuna de Covid-19 de proteína recombinante con adyuvante.
En la asociación entre las dos compañías, Sanofi proporciona su antígeno recombinante y GSK aporta su adyuvante pandémico, ambas plataformas de vacunas establecidas que han demostrado ser exitosas contra la influenza.
La tecnología recombinante combinada con el adyuvante de GSK ofrece las ventajas de la estabilidad a las temperaturas utilizadas para las vacunas de rutina, la capacidad de generar respuestas inmunitarias elevadas y sostenidas y el potencial de prevenir la transmisión del virus.
Al menos otras 20 vacunas están ya en ensayos clínicos de fase III y en las próximas semanas y meses podrán ser aprobadas, si los resultados son satisfactorios.
“Aún cuando posean reacciones adversas, las vacunas han seguido protocolos de pruebas muy estrictas para dar seguridad a la población” destacó el doctor Rafael Bojalil Parra, académico del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana.
El efecto que puedan tener las nuevas variantes genéticas del SARS-CoV-2 en la vacunación y en el transcurso de la pandemia es una incertidumbre. Debido a que los cambios genéticos pueden tener un potencial efecto en cómo se comporte el virus, su análisis y seguimiento es fundamental.
La buena noticia es que hoy tenemos la capacidad de seguir la evolución a tiempo real del virus y la aparición de nuevas variantes genéticas. Hay ya más de 260,000 secuencias del genoma de SARS-CoV-2 disponibles en las bases de datos.
Esto es trascendental, pues los primeros casos de sida se describieron en junio de 1981 y pasaron más de dos años para la identificación del virus causante de la enfermedad, en cambio los primeros casos de neumonía severa se notificaron en China el 31 de diciembre de 2019 y el 7 de enero ya se había identificado el virus y el 10 ya se contaba con el genoma, el cual le informó al mundo que se trata de un nuevo coronavirus del grupo 2B, de la misma familia que el SARS, por lo que se le denominó SARS-CoV-2 y Covid-19 a la enfermedad que ocasiona.
La vacunación ha mostrado ser la estrategia más útil para prevenir muertes por enfermedades infecciosas en todo el mundo; además, ha incrementado de 15 a 25 años la expectativa de vida.
Con una mejora en los esquemas de vacunación a nivel global podría aumentar la prevención de 1.5 millones de muertes. La vacunación es la mejor estrategia costo–efectiva para la prevención de enfermedades, anualmente previene de 2 a 3 millones de muertes.
“Durante más de 100 años las vacunas han ayudado a protegernos contra algunas enfermedades infecciosas y graves en cada etapa de la vida. Nuestra gama de vacunas de alta calidad se ha desarrollado, probado y mejorado continuamente para ayudar a proteger y potenciar la vida: desde el nacimiento hasta la edad adulta”.
La vacunación es considerada la intervención sanitaria más costo-efectiva para proteger de enfermedades infecciosas, finaliza la Dra. Alejandrina Malacara, directora médica de Sanofi Pasteur.
En España un grupo de investigadores crearon un nuevo material que podría bloquear la transmisión del Covid-19. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid explicó que el descubrimiento está formado por nanopartículas de cobre que inhiben las proteínas del SARS-CoV-2.
Esta nueva tecnología, según revelaron, es capaz de bloquear la transmisión del virus y se aplica sobre mascarillas, superficies de contacto, como barandales o tubos del transporte público, y tejidos de algodón, como las batas utilizadas por los médicos en los hospitales.
Hasta ahora los resultados de este aditamento han demostrado que es extremadamente estable incluso en temperaturas elevadas.
Fuente: BBC