Lamentablemente una parte importante de los casos de cáncer cervicouterino son detectados en etapas avanzadas, cuando las oportunidades de curación son menores. Una razón es que las mujeres en riesgo no acuden a los servicios médicos de manera periódica y ni se realizan los estudios requeridos por su perfil de edad.
De acuerdo con el Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia, sólo cuatro de cada diez mujeres acude al ginecólogo una vez al año.
Por ello, es de vital importancia que las mujeres, especialmente en sectores de menor ingreso o en condiciones vulnerables (sexoservidoras) se realicen estudios de detección, porque esto podrá salvarles la vida.
A partir de los 25 años, es necesario que toda mujer con vida sexual activa se realice un Papanicolaou, que es la técnica de tamizaje para cáncer cervicouterino más utilizada en el Sector Salud en México. El PAP o citología exfoliativa es una prueba de bajo costo, sencilla y con una alta especificidad (95%) y sensibilidad (90%) para la enfermedad.
El PAP debería realizarse cada tres años en aquellas mujeres con dos citologías previas anuales consecutivas con resultados negativos.
No solo las mujeres más jóvenes deben acudir a revisión médica. Existen mujeres mayores que consideran que, al no tener una vida sexual tan activa o vivir el climaterio (menopausia), no corren riesgos. Pero dado que una displasia tarda de 10 a 15 años en convertirse en cáncer, insistimos que hay mucho que hacer para poner un alto al cáncer cervicouterino.
El llamado a realizarse estudios de detección es mujeres y hombres:
Si eres mujer acude a tu clínica de salud o ginecólogo para que te realicen el Papanicolaou o prueba de VPH.
Si eres hombre, acompaña a la mujer que más amas (abuela, mamá, tía, esposa, hija, prima o amiga) a la clínica o al ginecólogo.
¿Cada cuánto asistes con tu doctor para que te haga este tipo de estudios?
