La cultura de cómo actuar ante un diagnóstico de cáncer de mama es igual de importante que la concientización sobre la detección temprana, tratamiento y cuidados paliativos y debe implementarse todo el año.
¿Qué pasa cuando el diagnóstico afecta a nuestros seres más amados?
¿Y si esa persona es nuestra mamá? ¿Cómo ayudarla a sentirse mejor y brindarle apoyo para tratar los problemas sociales y espirituales que plantea esta enfermedad?
La Psicoanalista Claudia Rodríguez Acosta, comparte información de interés para el manejo del trance de un diagnóstico que impactará la vida de la paciente y la de su familia, ya que la orientación adecuada y oportuna es vital para salir adelante.
Consejos para los hijos (adultos)
- Habla: De lo que sientes con una persona de confianza, evita que sea tu mamá, pues ayuda mucho que te vea fuerte y empujándola a luchar.
- Cuídate: Es un momento difícil que puede orillarte a descuidarte y enfocar toda la energía en la situación del momento. Aunque no tengas ánimos, piensa en ti y recarga tu energía con actividades deportivas. Come y duerme bien.
- Sé fuerte: Muéstrale lo mejor de ti y motívala a luchar.
- Expresa: Tus emociones con alguien más: pareja, amigos, familiares o psicólogos.
- Pide ayuda: Tal vez tus familiares o amigos te puedan apoyar en algunas labores: recoger a los hijos de la escuela, hacer la comida, acompañarlos al hospital, etc.
- Escucha: Permite a tu mamá que hable y exprese sus fantasías y miedos con respecto al cáncer.
Consejos para niños
- Explicarles: De acuerdo a su edad de forma breve y clara que mamá está enferma y habrá cambios en las rutinas.
- Inivitarlos: A que expresen su sentir sobre el cáncer; que dibujen o platiquen lo que creen que puede pasar.
- Hacerles saber: Que habrá ocasiones en que mamá no podrá estar mucho tiempo con ellos o no tendrá energía pero que los ama mucho y que ellos no tienen nada que ver en lo que está pasando.
- Permitirles: Que vean a su mamá, que la abracen y hablen con ella.
¿Sabías qué…?
El primer listón o lazo rosa se utilizó en el otoño de 1991, cuando la Fundación Susan G. Komen los obsequió a los participantes de una carrera en Nueva York, en alusión a los sobrevivientes del cáncer de mama. A partir de dicho evento se utiliza el símbolo color rosa, que hace referencia a lo femenino y se deriva del listón rojo.