Consejos para descubrir qué te ocurre y cómo solucionarlo.
Es cierto que las verduras son muy sanas para tu cuerpo, tu sistema gastrointestinal incluido; de hecho, brindan la fibra que ayuda a limpiarte. Pero sí se puede abusar de lo bueno.
“Si alguien come demasiadas verduras, se sentirá muy incómodo, inflamado y con gas”, dice el médico David Meyer, gastroenterólogo en jefe en Kaiser Permanente, en Atlanta, Georgia.
No pienses que tienes que limitar la cantidad de verduras que comes: solo sé más consciente y come porciones más pequeñas –y en mayor cantidad– a lo largo del día.
Los médicos sugieren que los pacientes aprendan sobre la dieta FODMAP (siglas en inglés de Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables).
Suele recomendarse para personas con Síndrome del Intestino Irritable (SII) porque nos enseña cómo evitar alimentos con carbohidratos que pueden afectarnos y preferir aquellos que tengan carbohidratos que toleremos mejor.
En cuanto a la fruta, quizá tengas que limitar tu consumo de manzana, pera, durazno, cereza, mango y sandía. Los plátanos, arándanos y toronjas son mejores opciones. “Es muy fácil de aprender y suele ser efectivo. Puedes ser tan estricto como quieras“, dice el doctor Meyer.
Muchas personas desconocen que lo son porque no beben leche. “Quizá piensen que no consumen lácteos, pero sus sándwiches tienen queso o agregan crema al café, y eso basta para causar molestias sutiles”, dice el doctor Meyer.
Presta atención a síntomas como inflamación y gas, diarrea o calambres. La principal intolerancia alimentaria es a los lácteos, así que si sospechas que es tu caso, no recurras a una prueba formal (suele ser innecesaria y demasiado larga).
Mejor, elimina estrictamente todos los lácteos de dos a cuatro semanas para ver si se reducen la cantidad e intensidad de los síntomas.
Si descubres que la leche y el helado te dejan con dolor estomacal y diarrea pero el yogur griego te cae bien, este podría ser tu caso.
“Hay personas que toleran cierto tipo de lácteos, y otras que no deben comer ninguno de ellos”, dice el doctor Meyer. Por eso necesitas prestar atención a lo que comes y a qué síntomas te provoca. No te gustaría renunciar sin necesitarlo a un alimento que amas, ¿verdad?
Podrían estar ocurriendo dos cosas. Una, podrías estar tragando aire mientras mascas, lo que básicamente te infla como si fueras un globo.
Dos, lo más posible, podría deberse al endulzante artificial que contiene. Tu cuerpo no está digiriendo los endulzantes artificiales, lo que permite que la bacteria gastrointestinal interactúe con ellos y forme más aire.
Cambia tu chicle por una versión con azúcar (aunque tu nutriólogo y tu dentista no estarán de acuerdo): si no hay cambios, tienes que suspender este hábito.
Este es un síntoma de reflujo ácido, una condición que varía de persona a persona. Por ejemplo, hay ciertos alimentos que detonan esta condición, como cafeína, alcohol, comidas grasosas, chocolate y hasta menta. Pero podrías descubrir algunos que te son únicos, dice el doctor Meyer. T
ambién puedes optar por comidas más pequeñas y más frecuentes, y dejar de comer al menos 90 minutos antes de irte a dormir.
Y, claro, perder peso podría ayudar. “Hay personas delgadas con reflujo, pero también he tenido pacientes cuyos síntomas desaparecen después de que pierden 10 kilos”, dice.
Si eres una persona saludable y tienes diarrea por varios días, es desagradable pero tampoco es motivo de preocupación. “Suele ser causada por un virus o por una intoxicación alimentaria, pero pasará y pronto volverás a sentirte bien”, dice el doctor Meyer.
Dicho esto, si tienes diarrea con frecuencia es más posible que sea una intolerancia alimentaria, SII o una condición médica como Enfermedad de Crohn o de la tiroides.
Más del 80 por ciento de las personas que se hinchan tienen síntomas graves, y el estreñimiento suele ser un culpable frecuente, de acuerdo con un estudio de 2014. (También suele provocar más gases, dicen los investigadores, porque las bacterias tienen más tiempo para fermentar las heces).
Te ayudará realizar un mayor número de ingestas pequeñas a lo largo del día y beber al menos dos litros de agua al día.
Investigaciones han señalado que, entre las personas que toman crónicamente AINEs como ibuprofeno o naproxeno para controlar dolores de cabeza o artritis, una cuarta parte de ellas desarrollará una úlcera (una llaga en tu estómago o en la parte superior de tu intestino delgado). También puede predisponerte a la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
En este caso, platica con tu doctor si padeces una condición que requiera tomar AINEs a largo plazo: puede proponerte otro medicamento o complementarlo con un inhibidor de la bomba de protones para reducir el daño al revestimiento de tu estómago.
Es seguro, fácil de tomar y puede ayudar a aliviar varios problemas gastrointestinales, dice el doctor Meyer.
Si no presentas ninguno de los síntomas de alarma antes mencionados, es recomendable probar con un probiótico durante un mes para ver si te ahorra una visita a tu médico, recomienda. Existen muchos suplementos con probióticos y la mayoría de los doctores pueden recomendarte uno.
El doctor Meyer recomienda llevar un diario donde anotes todo lo que comes, sin excepciones.
Anota una columna a la izquierda con alimentos/bebidas y una en la derecha para tus síntomas. Presta atención a tus días buenos y a tus días malos. Te dará buena información sobre qué podría estar provocando los síntomas.
Cuando tengas un buen día, revísalo y verifica qué comiste. También podría ayudarte a detectar patrones y alimentos que te conviene evitar.
Hay algunos síntomas de alarma y éste es uno de ellos. “No significa que algo terrible te esté pasando, pero es una buena razón para consultar a tu médico”, dice el doctor Meyer.
Otros síntomas alarmantes incluyen dolor que se vuelva cada vez más severo, una inesperada pérdida de peso y la presencia de sangre en tus heces. “Si los síntomas son crónicos y te molestan demasiado, consulta a tu médico”, afirma.
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