Las medidas antimigratorias que ha establecido la presidencia de Donald Trump no son nuevas para los mexicanos indocumentados en Estados Unidos. Desde la administración de Barack Obama, los connacionales viven malos tiempos.
“Durante ocho años con Obama hemos estado bajo fuego y las cifras lo constatan: casi tres millones de migrantes deportados durante las dos administraciones del primer presidente negro.
Más del 90 por ciento fueron latinos y en su mayoría mexicanos, y todo ante la mirada indiferente de México, que sólo abrió los ojos ante las amenazas de Trump”, reflexiona Armando Vázquez Ramos, activista a favor de los inmigrantes indocumentados.
¿Lo sabíamos pero no lo habíamos dimensionado?
Y es que había una esperanza al menos para los llamados ‘Dreamers’ a través de una acción ejecutiva sobre migración conocida como DACA, la Consideración de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia que ampara temporalmente la deportación y concede una autorización de empleo a aquellos menores de 16 años de edad, que ingresaron de manera indocumentada antes del 15 de junio de 2007.
Pero esta protección temporal podría ser eliminada en breve por el presidente de Estados Unidos, lo que dejaría en la indefensión a miles de jóvenes que aunque nacieron en México han hecho su vida en Estados Unidos.
Sin DACA los dreamers volverán a ser indocumentados sin derecho a trabajar, a estudiar y hasta a manejar dependiendo del estado en el que radican, lamenta Vázquez Ramos, quien reside en Estados Unidos desde hace décadas y trabaja a favor de los inmigrantes indocumentados.
“LA NULIDAD DE DACA DEJARÍA DESPROTEGIDOS A UNOS 750 MIL JÓVENES. LO MENOS MALO SERÍA QUE AUNQUE EL PROGRAMA DESAPAREZCA QUIENES YA LO TIENEN SIGAN PROTEGIDOS HASTA QUE TERMINE SU VIGENCIA”
¿Qué están haciendo los ‘Dreamers’? Selecciones entrevistó a dos jóvenes para conocer de primera mano lo que está ocurriendo en Estados Unidos.
Mitzi Miranda Castro llegó junto con su familia a Estados Unidos antes de cumplir dos años de edad. Esta egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación vive en la incertidumbre desde la llegada de Donald Trump, pues es una de las miles de personas que podrían ser deportadas si el presidente de Estados Unidos elimina DACA.
“Mi DACA vence en 2018 y no sé qué va a pasar, así que por lo pronto estoy ahorrando” explica esta joven oriunda de la Ciudad de México.
Desde que salió de México jamás había regresado hasta diciembre, cuando tuvo la oportunidad de visitar a su abuelo, quien está muy enfermo.
Mitzi logró salir de Estados Unidos gracias a los trámites realizados por la oficina del congresista Rubén Gallegos.
“Quienes tienen DACA pueden acceder a un permiso para visitar su país de origen por cierto tiempo por motivos escolares, laborales o humanitarios, que fue el que yo pedí ante la gravedad de mi abuelo”.
Y aunque Mitzi obtuvo un permiso de 30 días, sólo estuvo cuatro por recomendación de abogados. “Me dijeron que lo mejor era volver antes de la toma de protesta de Trump porque no se sabía lo que podía pasar”.
Fue así como esta joven, quien también es activista del movimiento ‘Dreamers’, conoció el país que la vio nacer hace 29 años y al que podría verse obligada a regresar.
Sobrevivir en un país desconocido la atemorizaba, pero ahora que conoció aunque sea un poco el Estado de México, donde reside su familia, se siente más tranquila.
“Antes no tenía ninguna imagen de México pero ahora creo que no sería nada malo porque aunque siempre escuché que debía tener cuidado porque es un país violento, yo no me sentí insegura ni acosada. Fue una buena experiencia”.
A pesar de que Mitzi Miranda Castro sabe que regularizar su situación migratoria es difícil no pierde las esperanzas y trabaja para cambiar su realidad y la de cientos de jóvenes en su situación.
Dos años después de graduarse de la Universidad Estatal de Arizona, Mitzi se involucró en el movimiento ‘Dreamer’. Primero fue voluntaria y después coordinadora del programa DACA. Gracias a sus gestiones más de 2 mil solicitudes para DACA han sido procesadas.
Ante la llegada de Trump sigue con esas gestiones legales y con la organización de talleres para que los inmigrantes indocumentados conozcan sus derechos.
Además de ahorrar ante una posible deportación, Mitzi buscar ingresar a la Escuela de Leyes para estudiar derecho migratorio. “Necesito ayudar más a la sociedad” cuenta esta joven residente de Phoenix, Arizona, uno de los estados más racista de la Unión Americana.
Guadalupe Chávez, quien funge como coordinadora de Comunicaciones en el Centro Laboral de la Universidad de California (UCLA), lamenta el ambiente antiinmigrante que se vive en Estados Unidos pero le motiva ver que la gente no sólo no se desanima, sino que se involucra.
Chávez, quien llegó desde Jalisco a Estados Unidos en 1992 cuando tenía cinco años y ya no está en peligro de deportación, explica a Selecciones que el movimiento Dreamer tiene puestos sus objetivos en lograr cambios en los números en la Cámara de Representantes y el Senado estadounidense, las cuales están ahora en manos del Partido Republicano.
Pero que los demócratas reconquisten alguna de las dos cámaras para que exista contrapeso ante las decisiones racistas de Trump no es una garantía de nada, precisa Armando Vázquez Ramos, profesor e investigador de la Universidad Estatal de California, Long Beach.
“Durante la primera gestión de Obama los demócratas controlaban el Congreso y conscientemente dejaron fuera la reforma migratoria porque decidieron que era un tema que podía esperar y prefirieron apoyar la reforma de salud” lamenta Vázquez Ramos.
“Estamos a poco de que los mexicanos sean confinados por decenas en centros de detención por el simple hecho de ser mexicanos” alertó Vázquez Ramos, fundador y presidente del Centro de Estudios California-México.
Trump no habría llegado hasta donde llegó, asegura este académico, si hubiera atacado a las comunidades judía o negra porque son muy unidas y se respaldan, lo que no sucede entre latinos y particularmente entre mexicanos.
“Debemos ver nuestra realidad o seremos aplastados en ambos lados de la frontera”
El fundador y director del Centro de Estudios California-México pidió ver a los 40 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos como parte de México.
“Cuarenta millones es más que cualquier país de América Latina y aún así los inmigrantes no tienen representación política, no se legisla para ellos y mucho menos existe un presupuesto a pesar de que esos inmigrantes están sosteniendo a México con las remesas”.
Mitzi abona a la idea de Armando Vázquez. “Dependemos los unos de los otros, así que cada quien debe seguir luchando desde su lado de la frontera para contribuir al bienestar de México”.
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