La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se ha convertido en una de las mayores amenazas para la salud pública. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), está entre las 10 principales amenazas globales, y en México provoca más de 16,100 muertes atribuibles cada año. Entre 2018 y 2023, la resistencia a antibióticos aumentó más del 40%, un crecimiento alarmante que refleja un problema silencioso, pero urgente.
En nuestro país, la automedicación con antibióticos sigue siendo una práctica común en los hogares. Muchos los usan sin supervisión médica ante síntomas menores o enfermedades virales, sin saber que este hábito pone en riesgo no solo su salud personal, sino la de toda la comunidad.
La resistencia a los antimicrobianos transforma infecciones antes tratables en amenazas potencialmente mortales y encarece los tratamientos, impactando el bienestar familiar y social.
¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos y por qué es tan grave?
La RAM ocurre cuando microorganismos como bacterias, virus, hongos o parásitos se vuelven inmunes a los medicamentos diseñados para eliminarlos. Cuando esto sucede:
- Las enfermedades duran más.
- Los tratamientos se vuelven menos eficaces.
- Aumentan las hospitalizaciones.
- Se eleva el costo de la atención médica.
- Se incrementa el riesgo de muerte.
Todo esto afecta directamente la productividad, la economía familiar y la calidad de vida.
¿Cómo me afecta tomar antibióticos sin receta médica?
Cada vez que alguien toma un antibiótico sin necesitarlo, las bacterias en su organismo tienen la oportunidad de adaptarse y fortalecerse. Con el tiempo, los tratamientos dejan de funcionar.
Además:
- Provoca efectos secundarios innecesarios como diarrea, alergias o toxicidad.
- Contribuye a que enfermedades virales —como resfriados o gripes— se traten con antibióticos que no sirven para ese tipo de infecciones.
- Afecta a corto plazo la microbiota intestinal, eliminando bacterias beneficiosas y favoreciendo problemas como disbiosis, síndrome de intestino irritable y alergias cutáneas o respiratorias.
La Dra. Bibiana Marriaga Núñez, médico especialista en Infectología Pediátrica, advierte:
“Es muy común que, ante el primer síntoma, los mexicanos recurran a la automedicación. Pero esto no solo expone a efectos secundarios, sino que fortalece a las bacterias y vuelve las infecciones más difíciles de tratar”.
La falta de adherencia: un error que afecta a todos
Interrumpir un tratamiento antibiótico antes de tiempo es otro de los grandes problemas. Muchas personas abandonan la medicación cuando empiezan a sentirse mejor, sin saber que esto contribuye directamente a la resistencia.
La Dra. Marriaga explica:
“Suspender el tratamiento al primer alivio y guardar las pastillas sobrantes provoca que esas mismas se usen después de manera incorrecta. Esto fortalece a las bacterias en lugar de eliminarlas”.
A esto se suma una práctica frecuente: sustituir el antibiótico prescrito por otro “más económico” al momento de comprarlo. El problema es que no siempre se trata de la misma molécula activa, lo que compromete la efectividad del tratamiento.
Actúa con responsabilidad: consulta siempre a un especialista
Los antibióticos salvan vidas cuando se usan de forma correcta. Por eso, es fundamental:
- Nunca automedicarse.
- No suspender el tratamiento antes de tiempo.
- No sustituir el medicamento recetado por uno diferente.
- Seguir las indicaciones completas del médico.
En el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre la Resistencia a los Antimicrobianos 2025, el objetivo es informar y sensibilizar a la población sobre el uso responsable de estos medicamentos para garantizar que sigan siendo efectivos cuando realmente se necesiten.