El acero inoxidable, un descubrimiento de lo más fortuito
El acero inoxidable fue descubierto por casualidad por el metalurgista inglés Harry Brearley, en 1913, mientras experimentaba con aleaciones de acero que resultaran idóneas para fabricar cañones de pistola. Meses después notó que la mayoría de las muestras descartadas se habían oxidado, pero no una que contenía 14% de cromo. Ello desembocó en la producción del acero inoxidable.
El acero ordinario se oxida porque se combina fácilmente con el oxígeno del aire, lo que produce óxidos de hierro rojizos. El aluminio, el níquel y el cromo, así como otros metales, reaccionan en forma muy parecida, pero sus óxidos forman una capa impermeable que impide al oxigeno reaccionar.
En el acero de Brearley, el cromo creó una capa similar.
Se fabrica en la actualidad una amplia variedad de aceros inoxidables. Una de las aleaciones más comunes contiene 18% de cromo y 8% de níquel: se llama 18:8 y se usa en los fregaderos de cocina. Los cuchillos de cocina se hacen con un acero que contiene cerca de 13% de cromo. Una aleación más resistente es la que contiene molibdeno; se usa para revestimientos de edificios.
Cómo son y cómo funcionan todas las cosas