Tips para ahorrar y facilitar tu vida
El primer paso para encontrar la fórmula adecuada para ahorrar es tener conocimiento de la cantidad de dinero que nos sobra. A eso se le llama excedente.
Primero que nada, lo más importante es definir cuáles son las entradas de dinero, es decir, los ingresos por concepto de trabajo y otras ganancias que puedes llegar a recibir, como son las entradas extraordinarias: aguinaldo, reparto de utilidades, vacaciones, horas extras, algún trabajo eventual o alguna otra compensación.
Es importante determinar si estos ingresos serán continuos o si sólo se dan pocas veces al año.
Una vez que ya se tienen bien identificadas las entradas, tenemos que ubicar en dónde se dan las salidas de dinero, es decir los gastos y pagos que tenemos que hacer, por ejemplo, todos los gastos fijos, como los alimentos, la ropa, la renta o hipoteca de la vivienda, el agua, la luz, el teléfono, etc.
Hay que establecer las fechas de pago y su periodicidad.
También es importante identificar los gastos hormiga, que son aquellos que hacemos sin darnos cuenta, y que acumulados resultan muy importantes. ¿Cuáles son? Básicamente son compras no planeadas, como ir a tomar un café o un refresco, o bien los cigarrillos.
En este caso, al comprar una cajetilla a la semana, lo que se veía como un gasto pequeño se vuelve enorme, pues al multiplicar el precio de los cigarrillos por 52, que son las semanas que tiene un año, se obtendrá el gasto anual, una suma en promedio superior a los 2 mil pesos, dinero que se podría ahorrar y destinar para otro fin.
Lo mejor que puedes hacer mientras te acostumbras a identificar los gastos hormiga es llevar contigo una libreta o hacer notas en el teléfono, asentar cada gasto que se hace, analizarlo y determinar cada cuándo se da, si es al mes, a la semana o diario.
La intención es que te des cuenta qué tan importante es este tipo de gastos en tu vida, pues va desde las necesidades más vitales hasta los que se pueden dejar de consumir.
En caso de que todavía tengas dudas sobre cómo catalogarlo, debes anualizar el gasto, es decir, convertirlo a su equivalente anual. Si es diario, multiplícalo por 365 días; si es semanal, por 52; si es mensual, por 12.
De esta forma sabrás cuánto dinero le invertiste en un año, y a partir del resultado tocará evaluar si se puede reducir o eliminar por completo. En caso de que este gasto se eliminara totalmente, todo ese dinero se podría destinar al ahorro. Sólo basta hacer algunas cuentas.
Una vez que se restan los gastos a los ingresos y te queda algo de dinero, lo mejor es canalizar este dinero al ahorro.
Lo importante al momento de considerarlo como ahorro es saber cuánto tiempo estás dispuesto a mantener ese dinero sin tocarlo: ¿un mes?, ¿tres meses?, ¿un año?, ¿más de un año? Recuerda que mientras más tiempo esté el dinero en el banco, la recompensa será mayor en cuanto a la tasa de interés, lo que resulta un aliciente para continuar ahorrando.
Fíjate una meta, por ejemplo ahorrar a tres años para renovar el coche o remodelar tu casa. Ése puede ser un aliciente y un premio a la disciplina por estar ahorrando mes con mes.
Así como has ido desmenuzando tus gastos, puedes buscar otro tipo de pagos que se hacen y que finalmente se pueden reducir o eliminar por completo, como los que se hacen con tarjeta de crédito.
Muchas veces pensamos que las tarjetas de crédito son una entrada adicional de dinero, pero eso no es cierto. Las tarjetas de crédito son, como su mismo nombre lo indica, un crédito, un préstamo que se tiene que pagar, más un costo extra, que son los intereses y gastos moratorios o retraso en los pagos.
Si constantemente usas las tarjetas de crédito, analiza los últimos doce estados de cuenta, y suma cuánto has pagado de intereses por anualidades u otros cargos. ¿Te imaginas si todo lo hubieras podido ahorrar en el banco?, ¿qué más hubieras podido hacer con tu dinero?
Piensa más hacia atrás y considera los pagos por este concepto en los últimos cinco años; es aún más dinero que ahora podría representar algo muy importante para tu patrimonio y no para el balance de un banco.
Sin duda ésta es la gran pregunta: ¿un banco?, ¿una casa de bolsa?, ¿un fondo de inversión?, ¿una Afore? En la actualidad hay muchos lugares en los cuales ahorrar; lo más recomendable, considerando que el ahorro es parte de tu patrimonio, es ahorrar en las instituciones crediticias y bursátiles reconocidas por las autoridades.
No olvides que también puedes acudir a cualquier sucursal bancaria para preguntar a los ejecutivos de cuenta cuál es la mejor opción para ahorrar tu dinero.
¿Cómo entender las tasas de interés y los plazos? El rendimiento de tu dinero, o sea la cantidad que se gana gracias a los intereses, se dará en función del tiempo de ahorro y el riesgo: es decir, a mayor tiempo, mayor interés y a mayor riesgo mayor interés.
Por eso, lo recomendable es que vayas a tres o hasta a cuatro instituciones de crédito y casas de bolsa y preguntes en qué instrumentos te recomiendan ahorrar. Deberán decirte la tasa de interés, los costos si los hay, determinar la Ganancia Anual Total (GAT), plazo y riesgo.
También es importante que te digan el monto mínimo de inversión, porque hay algunos instrumentos de inversión como los pagarés y algunas sociedades que requieren de un monto elevado.
Hay lugares que ofrecen tasas de interés muy altas. Esto no puede ser posible, pues los mercados de ahorro e inversión se rigen por principios de un banco central. Si te ofrecen tasas de interés de 50 o 100 por ciento, seguro es una trampa.
¿Quieres estar seguro del lugar en donde vas a depositar tu dinero? Visita el sitio www.condusef.gob.mx, que es el asesor del gobierno federal en temas de servicios financieros para la población.
¿Ahorras regularmente? ¿Cómo optimizas tus ahorros?