La intolerancia al alcohol es un trastorno metabólico que no tiene nada que ver con la cantidad de tragos que ingieres. Las personas intolerantes al alcohol comúnmente presentan congestión nasal y piel enrojecida. Estos efectos secundarios ocurren si la descomposición de acetaldehído en acetato es menor.
En este mes de fiestas decembrinas a distancia se anticipa que infinidad de personas excederán su consumo de alcohol en casa. Algunas de ellas desarrollan una congestión nasal después de beber una o dos copas de bebidas alcohólicas. ¿Eres tú una de esas personas? Te has preguntado ¿por qué el alcohol parece desencadenar ciertas alergias?
Para poder entender la congestión nasal inducida por el alcohol, los expertos del Hospital Houston Methodist explican primero cómo es que el cuerpo lo procesa.
El alcohol no tiene nutrimentos, así que al ingerirlo tu cuerpo inmediatamente comienza a tratar de eliminarlo a través de un proceso complejo de varios pasos: tu organismo descompone el etanol que se encuentra en la cerveza, el vino o lo que sea que estés bebiendo en subproductos de desecho que puede eliminar más fácilmente.
El proceso comienza con una enzima en el hígado, llamada alcohol deshidrogenasa (ADH), que convierte el etanol en acetaldehído. A continuación, otra enzima llamada aldehído deshidrogenasa 2 (ALDH2), descompone rápidamente el acetaldehído en acetato.
Lo que es importante tener en cuenta aquí es que la conversión de acetaldehído en acetato debe ocurrir rápidamente, ya que el acetaldehído es una molécula tóxica para los tejidos del organismo que puede causar algunos efectos secundarios particularmente no deseados cuando se acumula como la falta de coordinación, conducta errática, vómito, desinhibición, etc. Es aquello que las personas experimentan cuando “se les pasaron las copas”.
Pero si no se ingiere alcohol en demasía, entonces el acetaldehído no se acumula de forma tóxica, sino que se convierte en acetato el cuál se descompone en agua y dióxido de carbono y, ¡listo! tu bebida ha salido de tu organismo. Pero, si tu nariz está tapada o moquea después de unos pocos sorbos de vino, es probable que este proceso no sea tan eficiente en ti como en la mayoría de las personas.
Los especialistas del Hospital Houston Methodist explican que cuando pensamos en la tolerancia al alcohol a menudo visualizamos la cantidad de tragos que una persona puede tomar antes de reírse tontamente o arrastrar las palabras, pero la tolerancia al alcohol es más complicada.
De hecho, la intolerancia al alcohol es un trastorno metabólico que no tiene nada que ver con la cantidad de tragos que puedas tomar. Las personas intolerantes al alcohol comúnmente presentan congestión nasal y piel enrojecida. Estos efectos secundarios ocurren si la descomposición de acetaldehído en acetato es menor.
Tener enzimas ALDH2 lentas, o niveles más bajos de ellas, es en última instancia el producto de tener una variación genética en su gen ALDH2. Específicamente, cambios genéticos que hacen que su enzima ALDH2 correspondiente no haga su trabajo.
Además, esta variación genética puede transmitirse de padres a hijos, lo que hace que la intolerancia al alcohol sea una enfermedad hereditaria. Y dado que afecta tus genes, una vez que lo heredas, es para siempre.
La buena noticia es que la intolerancia al alcohol no es una gran preocupación, pero la mala noticia es que realmente no se puede hacer mucho al respecto más que limitar la ingesta de alcohol.
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