Parece la trama de una película, pero es ciencia pura: un medicamento veterano, económico y disponible en prácticamente cualquier farmacia podría esconder una clave inesperada para combatir uno de los cánceres cerebrales más agresivos.
Se trata de la hidralazina, un fármaco usado desde hace décadas para tratar la hipertensión arterial. Hoy vuelve a ocupar titulares gracias a un estudio de la University of Pennsylvania, que revela su posible “trabajo oculto”: detener el crecimiento de células de glioblastoma en el laboratorio.
El “truco secreto” que podría frenar el cáncer
La hidralazina se hizo conocida por su capacidad para relajar los vasos sanguíneos. Sin embargo, el nuevo estudio apunta a un mecanismo mucho más profundo, ubicado dentro de las propias células tumorales.
1. El cáncer ama la oscuridad
Los tumores cerebrales agresivos, como el glioblastoma, prosperan en ambientes con muy poco oxígeno. Para sobrevivir, utilizan una enzima llamada ADO, que actúa como un sensor y les permite adaptarse a condiciones extremas.
2. La hidralazina bloquea ese sensor
El equipo descubrió que este fármaco inhibe la enzima ADO, dejando al tumor sin una herramienta clave para ajustarse a la falta de oxígeno.
3. El resultado: el tumor pierde impulso
Tras tres días de tratamiento con hidralazina en células humanas de glioblastoma, los investigadores observaron un fenómeno sorprendente:
las células dejaron de dividirse y entraron en un estado de senescencia, una especie de “pausa permanente”. No mueren de inmediato, pero ya no pueden seguir creciendo.
¿Por qué este hallazgo podría ser una mina de oro?
El estudio representa un avance importante dentro del campo del reposicionamiento de fármacos (drug repurposing), una estrategia que busca dar nuevos usos a medicamentos ya conocidos.
- Accesible: la hidralazina cuesta muy poco. Si demuestra eficacia en humanos, sería una terapia complementaria asequible.
- Más rápido: al ser un medicamento antiguo, ya se conocen sus efectos secundarios, lo que acorta los tiempos de investigación y posible aprobación.
- Menor riesgo: al no partir desde cero, el desarrollo clínico suele ser más seguro y predecible.
Importante: esto es solo el inicio
A pesar de lo prometedor del hallazgo, los resultados actuales provienen exclusivamente de pruebas in vitro. Falta saber si el efecto puede replicarse en modelos animales y, eventualmente, en pacientes.
¿Puedo tomar hidralazina para tratar el cáncer?
No. Su uso en oncología es experimental y no existen estudios clínicos en humanos que lo respalden.
¿Sirve contra otros tipos de cáncer?
Todavía no se sabe. La investigación se centró únicamente en células de glioblastoma.
¿Qué viene ahora?
Los científicos planean desarrollar moléculas más potentes y específicas que reproduzcan –o superen– el efecto de la hidralazina sobre la enzima ADO, con miras a futuros ensayos clínicos.
Una posibilidad que abre nuevas puertas
La idea de que una píldora común para la hipertensión pueda transformarse en un arma contra el cáncer suena casi increíble, pero este descubrimiento muestra que incluso los medicamentos más antiguos pueden guardar secretos inesperados.
Si los próximos estudios confirman estos efectos, la hidralazina —o una versión más refinada de su mecanismo— podría ofrecer una nueva luz de esperanza en la lucha contra los tumores cerebrales más agresivos.