En México, más de 20 millones de personas viven con migraña, una enfermedad neurológica altamente discapacitante que afecta al 17% de la población económicamente activa, de la cual el 70% son mujeres. Lo más preocupante: solo el 27% recibe atención médica adecuada.
Se trata de un dolor de cabeza intenso y pulsátil que puede acompañarse de náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz.
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Infinidad de pacientes llevan años con este padecimiento sin saber que hay opciones eficaces más allá de los medicamentos, comenta el Dr. Alberto Gerardo O’Farrill Pacheco, cirujano plástico estético y reconstructivo certificado por el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.
Una de estas opciones es la toxina botulínica, más conocida por su nombre comercial: bótox.
De la estética a la neurología: la toxina botulínica como tratamiento médico
Aunque comúnmente se asocia con el rejuvenecimiento facial, la toxina botulínica tiene múltiples usos médicos, como el tratamiento de:
- Hiperhidrosis (sudoración excesiva)
- Fisuras anales
- Hernia abdominal severa
Sin embargo, uno de sus usos más prometedores es en el tratamiento de la migraña crónica.
“La toxina botulínica es un neuromodulador”, explica el Dr. O’Farrill. “Relaja los músculos donde se aplica y evita que las señales de dolor se transmitan de forma tan intensa. En personas con migraña, ayuda a romper el círculo vicioso de tensión y dolor”.
¿Cómo funciona este tratamiento?
La aplicación de toxina botulínica para migraña se realiza en 30 puntos estratégicos del rostro, cuello y espalda: sienes, frente, nuca, trapecios y músculos occipitales. Se utilizan 150 unidades, más del doble de lo que se aplica en tratamientos estéticos.
La sesión dura unos 40 minutos y se realiza en un entorno relajado. “Aplicamos crema anestésica, usamos agujas muy delgadas, frío local y hasta un vibrador para distraer la sensación del piquete. Es un procedimiento muy bien tolerado por la mayoría de los pacientes”, asegura el especialista.
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Resultados estéticos y seguridad
Cuando se trata del aspecto estético, el Dr. O’Farrill recomienda aplicar la toxina botulínica al menos 14 días antes de un evento importante, ya que los efectos comienzan a percibirse entre 4 y 14 días después de la aplicación.
¿Es seguro el bótox?
Sí. La toxina botulínica lleva décadas de uso médico y estético, con múltiples estudios que avalan su seguridad. “No se han reportado casos de alergia a nivel mundial”, dice el Dr. O’Farrill. Incluso se considera segura en mujeres embarazadas, según clasificación de la FDA.
No obstante, hay límites funcionales. “Si una persona se aplica toxina con mucha frecuencia —menos de cada cuatro meses— su cuerpo puede generar resistencia y dejar de responder”, advierte.
También recalca que el mal uso puede causar resultados poco naturales. “Cuando se aplica incorrectamente, se nota: la gente pierde la expresión facial. Por eso, siempre hay que acudir con profesionales certificados”.
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¿Cuánto cuesta el tratamiento?
Aunque muchas personas piensan que el bótox es inaccesible, el Dr. O’Farrill aclara que no es tan caro como se cree. “Depende de la marca de toxina y los honorarios del médico, pero está al alcance de la mayoría. Además, el efecto dura entre 4 y 6 meses, así que no es un gasto mensual”.
La importancia de acudir con profesionales certificados
El Dr. O’Farrill ha estudiado en la Ciudad de México, Guadalajara y Barcelona, y actualmente trabaja en Zafir Medical Center. Es docente en universidades como la Panamericana, la Anáhuac y el Centro Médico ABC, y ha sido ponente en congresos internacionales.
Su filosofía se centra en la salud y autenticidad del paciente, y su experiencia abarca desde la armonización facial hasta la medicina regenerativa. “Aplicar bótox no es algo que se deba tomar a la ligera. No todo mundo puede hacerlo. Se requiere entrenamiento anatómico, precisión y ética profesional”.
Más allá de la migraña: otros usos médicos
Además del uso para la migraña, el Dr. O’Farrill también aplica toxina botulínica para tratar la hiperhidrosis.
“Es muy útil en pacientes que sudan mucho, por ejemplo, antes de una boda o evento importante. Aplicamos una cuadrícula de inyecciones que bloquean temporalmente las glándulas sudoríparas”.
También menciona su uso en otras especialidades médicas como coloproctología y cirugía general.
Información confiable y tratamientos accesibles
La toxina botulínica es un tratamiento seguro, bien estudiado y con aplicaciones más allá de la estética. En el caso de la migraña crónica, representa una opción viable y eficaz para quienes buscan mejorar su calidad de vida.
“La clave está en informarse bien y acudir con especialistas certificados”, concluye el Dr. O’Farrill. “En muchos casos, la toxina botulínica puede cambiar la vida de una persona que ha vivido años con dolor”.