Esto se debe principalmente a que el recto está ubicado en un lugar estrecho, apenas separado de otros órganos y estructuras de la cavidad pélvica.
Por eso, una extracción quirúrgica completa del cáncer de recto es difícil y muy compleja. A menudo, se necesita un tratamiento adicional antes o después de la cirugía, o ambos, para reducir la posibilidad de que el cáncer reaparezca.
En el pasado, no era frecuente la supervivencia a largo plazo de las personas que sufrían cáncer de recto, incluso después de un tratamiento prolongado. Gracias a los avances en los tratamientos de los últimos 30 años, el cáncer de recto hoy se puede curar en muchos casos.
El cáncer colorrectal aparece cuando las células sanas del recto presentan errores en su ADN. En la mayoría de los casos, la causa de esos errores es desconocida.
Las células sanas crecen y se dividen de manera ordenada para mantener el funcionamiento normal del cuerpo. Sin embargo, cuando el ADN de una célula se daña y se vuelve canceroso, las células continúan dividiéndose, incluso si no se necesitan células nuevas. A medida que las células se acumulan, forman un tumor.
En algunas familias, ciertas mutaciones genéticas que se transmiten de padres a hijos pueden aumentar el riesgo de contraer cáncer colorrectal. Estas solo influyen en un pequeño porcentaje de los casos.
Dos síndromes de cáncer colorrectal genéticamente bien definidos son:
Este síndrome, también denominado «síndrome de Lynch», aumenta el riesgo de contraer cáncer de colon y otros tipos. Las personas que tienen cáncer colorrectal hereditario no poliposo suelen padecer cáncer de colon antes de cumplir 50 años.
Es un trastorno poco frecuente que hace aparecer miles de pólipos en el revestimiento del colon y el recto. Las personas que sufren esta afección y no buscan tratamiento tienen un riesgo mucho mayor de padecer cáncer de colon o recto antes de cumplir 40 años.
Habla con tu médico acerca de cuándo deberías comenzar a realizarte análisis para la detección de cáncer colorrectal. Por lo general, las pautas recomiendan comenzar con el primer análisis a los 50 años de edad.
El médico puede recomendar que comiences a realizarte análisis para la detección a una edad más temprana o con mayor frecuencia si tienes otros factores de riesgo, como antecedentes familiares.
El examen más preciso para la detección es la colonoscopia. En esta prueba, un médico examina el revestimiento del recto y el intestino grueso mediante la utilización de un tubo largo y flexible con una pequeña cámara de video en un extremo (colonoscopio).
Este se inserta en el ano y se pasa hacia el recto y el colon. A medida que la cámara del colonoscopio se mueve por el intestino, envía un video del revestimiento del colon y el recto a un monitor que mira el médico.
Si se descubre un pólipo o una zona de tejido sospechosa, el médico también puede tomar muestras de tejido de estas zonas con instrumentos que se insertan en el colonoscopio.
Ante cualquier síntoma que sugiera cáncer colorrectal, en particular sangre en las heces o adelgazamiento sin causa aparente, no dudes en acudir con un especialista.
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