Control de la glucosa: cuando está baja o alta, hiperglucemia matutina
Padecer alguna otra enfermedad, tener estrés, saltarse una dosis de medicamento o comer en exceso puede provocar un aumento abrupto de la glucosa.
Si tienes diabetes, el objetivo de que tomes medicamentos, consumas alimentos saludables en porciones moderadas y hagas ejercicio es mantener tu glucosa sanguínea en niveles aceptables. Y para saber si estás haciendo bien estas cosas, necesitas medirte la glucosa con regularidad.
Los siguientes consejos te ayudarán a lograr un control eficaz.
Los síntomas comunes de un nivel bajo de glucosa en la sangre (hipoglucemia) son
Los de un nivel alto (hiperglucemia) son
No por fuerza se presentan todos los síntomas al mismo tiempo, y estos pueden variar entre episodios. Algunas personas se quejan de síntomas poco comunes, como adormecimiento de nariz o zumbido de oídos. Si presentas uno de ellos, avisa a tu médico.
Antes que nada, pide instrucciones precisas al médico. Primero debes pincharte un dedo con una pequeña aguja llamada lanceta. Algunos glucómetros incluyen una lanceta para extraer sangre del antebrazo o el muslo, y también hay dispositivos de punción con resorte, parecidos a un bolígrafo, que hacen menos dolorosa la extracción.
Si te haces la prueba en la punta del dedo, pincha cerca de la uña, y no en la yema, para evitar quedar adolorido. Luego, pon una gota de sangre sobre la tira indicadora. El glucómetro mostrará el resultado menos de 30 segundos después, y deberás anotar las cifras en un cuaderno (algunos aparatos registran y almacenan los resultados de modo automático).
Si obtienes una lectura de 70 mg/dl en el glucómetro o una cifra menor, significa que tu nivel de glucosa es bajo y que, para normalizarlo, necesitas ingerir 15 gramos de carbohidratos, aproximadamente.
Aunque te sientas bien, no esperes a presentar los síntomas de hipoglucemia. Puedes elegir alguna de estas opciones: ingerir tres o cuatro tabletas de glucosa, ½ taza de jugo de naranja, una cucharada de miel, seis caramelos chicos, ¾ de taza de refresco no dietético o una cucharada de azúcar disuelta en agua (comer una barra de chocolate no es lo más recomendable, ya que la grasa que contiene puede retrasar el efecto del aumento de la glucosa).
Espera unos 15 minutos, y luego vuelve a medirte el nivel de glucosa.
En primer lugar, solicita al médico que determine con exactitud qué nivel de glucosa es muy alto en tu caso; podría ser 250 mg/dl, o una cifra mayor. Sea cual sea ese punto límite, tendrás que telefonear al médico si lo alcanzas o rebasas.
También deberás comunicarte con él si obtienes lecturas elevadas (mayores de tu límite) por más de tres días seguidos. A menudo, padecer alguna otra enfermedad, tener estrés, saltarse una dosis de medicamento o comer en exceso puede provocar un aumento abrupto de la glucosa.
Durante las primeras horas de la mañana, nuestro organismo segrega hormonas que inhiben la insulina, de modo que hay más glucosa disponible para el cuerpo al inicio del día. Esto no es bueno para quienes tienen diabetes.
Un fenómeno parecido puede ocurrir si la concentración de glucosa en la sangre se desploma a la mitad de la noche, ya que eso provoca que el organismo reaccione en exceso y libere hormonas para aumentar la glucosa.
Si tiendes a presentar señales de hiperglucemia por la mañana, informa de ello al médico. Quizá necesites cambiar el tipo o la dosis del medicamento o la insulina que usas, el horario en que lo haces e incluso modificar tus hábitos de alimentación nocturnos.
Será más fácil controlar el nivel de glucosa a lo largo del día si empiezas este con una cifra normal.
El propósito de que te midas la glucosa es ver qué efecto tienen en tus niveles los alimentos que consumes, los fármacos que tomas y el ejercicio que realizas, de modo que puedas saber lo bien o mal que están funcionando esas estrategias. Cuanto más a menudo te la midas, más información obtendrás. Ten en cuenta los siguientes lineamientos generales:
Si no estás tomando fármacos orales ni usando insulina, es muy probable que el médico te aconseje medirte la glucosa por la mañana, antes de cenar y tal vez al acostarte, ya sea a diario o de vez en cuando. Así sabrá cómo andas de glucosa al empezar el día y cómo te afectan en las horas siguientes los alimentos que comes.
Si por la noche tu nivel de glucosa está dentro del rango aceptable, significa que es muy probable que la concentración se haya mantenido dentro de ese rango. Una prueba de hemoglobina glucosilada A1c puede confirmarlo.
Si estás tomando medicamentos orales, quizá el doctor te sugiera medirte la glucosa más a menudo, antes de ciertas comidas y dos horas después de haber empezado a comer. Este régimen le indicará cómo se comporta tu glucosa durante cada comida y qué efecto tiene ésta en la concentración.
Con esta información podrá ajustar la dosis de los fármacos, o bien, darte asesoría alimentaria a fin de recuperar los niveles aceptables.
Si estás usando insulina, tal vez el médico te pida medirte la glucosa antes de las comidas y, ocasionalmente, después de estas y antes de acostarte (si se trata de Lantus, un tipo de insulina que se aplica una vez al día, quizá no tengas que medirte la glucosa antes de cada comida. Esta insulina se ajusta en función de los niveles de glucosa en ayunas).
Si por la mañana despiertas sudoroso, con las sábanas revueltas y tuviste pesadillas, es probable que hayas presentado hipoglucemia a la mitad de la noche. Tal vez el médico te pida poner el despertador a las 3 de la madrugada y medirte la glucosa para saber si estás experimentando hipo-glucemia a esa hora.
Es probable que debas medírtela más veces si estás enfermo o bajo mucho estrés. El médico quizá te pida que te la midas más a menudo si hay algún cambio en el plan de tratamiento.