El efecto “rebote” de las dietas podría dañar el corazón
Te presentamos las últimas noticias de los avances en investigaciones que se hacen en el mundo relacionadas al tema de salud.
En un estudio de 158,063 mujeres posmenopáusicas, el riesgo de muerte cardiaca súbita aumentó más del triple entre las participantes que tenían un peso “normal” al principio (su índice de masa corporal era de entre 18.5 y 24.9) y que bajaron y subieron de peso repetidas veces a lo largo del estudio.
Las fluctuaciones abruptas de glucosa sanguínea, presión arterial y de otros factores cardiovasculares al parecer imponen una sobrecarga de esfuerzo al aparato circulatorio. La moraleja es clara: al decir de los expertos en nutrición, la mayoría de las mujeres deberían ingerir entre 1,600 y 2,400 calorías diarias, dependiendo de su peso y nivel de actividad física.
En términos estadísticos, conducir sin haber dormido al menos cinco horas es casi tan peligroso como hacerlo en estado de ebriedad, indica un estudio realizado por la Asociación Estadounidense de Automovilistas (AAA, por sus siglas en inglés). Otro dato igual de alarmante: conducir con un déficit de tan sólo una o dos horas de sueño nocturno casi aumenta al doble el riesgo de sufrir un accidente.
Si vas a hacer un viaje largo, sigue el consejo de la AAA para no conducir cansado: evita consumir alimentos pesados antes de salir y programa varios descansos a lo largo del trayecto.
Una razón más para levantarse del sofá: según un estudio canadiense de 1,646 adultos mayores, el riesgo de padecer Alzheimer es dos veces mayor entre las personas sedentarias que entre las que se ejercitan tres o más veces por semana. Es el mismo riesgo de presentar demencia que tienen los portadores del gen e4 de la apolipoproteína E.
Desafortunadamente, la actividad física no parece producir el mismo efecto protector en los portadores de ese gen que en los no portadores; sin embargo, llevar un estilo de vida saludable y hacer ejercicio ayuda a retrasar la evolución de los síntomas.
Más de 2 millones de personas en el mundo padecen esclerosis múltiple, enfermedad en la que el sistema inmunitario ataca el sistema nervioso central, incluido el cerebro. El ocrelizumab, un nuevo fármaco que acaba de superar la fase de ensayos clínicos de la Administración de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos, actúa directamente sobre el sistema inmunitario alterado, lo que se traduce en menos recaídas y menos lesiones cerebrales nuevas que con el tratamiento estándar actual.
Es también el primer fármaco que retrasa el avance de la esclerosis múltiple primaria progresiva, una de las dos formas de la enfermedad. No obstante, su uso podría aumentar el riesgo de contraer infecciones por herpes.
El reflujo gastroesofágico es común en el embarazo, y puede deberse a cambios hormonales o a la presión que ejerce el útero sobre el estómago al agrandarse. Los antihistamínicos H2 (como la famotidina y la ranitidina) y los inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol y el esomeprazol) suelen aliviar el reflujo, pero podrían afectar el sistema inmunitario del feto y elevar el riesgo de padecer asma y alergias en la infancia.
Según una revisión de ocho estudios previos, el número de consultas médicas por síntomas de asma fue hasta 30 por ciento mayor entre los hijos de mujeres que tomaron alguno de esos fármacos durante el embarazo. Aunque el vínculo aún no es definitivo, para evitar riesgos se sugiere a las mujeres gestantes tomar antiácidos que contengan carbonato de calcio o hidróxido de magnesio.
Hasta hace poco, los adultos que tenían lecturas de presión arterial sistólica de más de 140 mmHg por lo común debían empezar a tomar antihipertensivos. Ahora, si tienes más de 60 años y gozas de buena salud, quizá te libres de tomarlos, a menos que tu presión sistólica rebase los 150 mmHg.
Según los nuevos lineamientos del Colegio Estadounidense de Médicos y de la Academia Estadounidense de Médicos Familiares, por debajo de ese límite los efectos secundarios y las posibles complicaciones asociadas al uso de antihipertensivos superan los beneficios. Te los recetarían sólo si tu riesgo de padecer hipertensión fuera mayor al del adulto promedio.