Si alguna vez escuchaste a un adolescente decir “6-7” y te quedaste confundido, no estás solo. Este misterioso término viral se ha convertido en una de las expresiones más populares entre los jóvenes en Estados Unidos y una pesadilla para los adultos que intentan descifrarlo.
La respuesta, irónicamente, es que “6-7” no significa absolutamente nada. Y justo ahí reside su poder como código generacional. Para muchos jóvenes, decir “6-7” es una forma de divertirse a costa de la confusión de los mayores, un ritual que refuerza su identidad colectiva.
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El poder del absurdo: Humor sin explicación
Lo curioso de esta tendencia es que, a diferencia de otras modas, no tiene un origen claro. Algunos lo vinculan a canciones o memes de TikTok sin sentido. Sin embargo, los expertos en cultura digital señalan que “6-7” simboliza algo más profundo: la intención de ser incomprendidos.
En una era donde los adultos están constantemente observando, analizando y tratando de traducir el comportamiento juvenil en redes sociales, los adolescentes responden con un lenguaje indescifrable como forma de resistencia.
“Quizá sea un mensaje para los adultos: déjennos existir en nuestro propio espacio,” señaló la escritora Casey Lewis.
Una tradición tan vieja como la adolescencia
Aunque parezca novedoso, la creación de códigos juveniles incomprensibles es una tradición constante:
- Los 90: La supuesta “jerga grunge” que engañó a los medios de comunicación.
- Los 2000: Frases virales sin contexto que se repetían sin parar.
Hoy, plataformas como TikTok y YouTube han acelerado este proceso, haciendo que códigos como “skibidi“, “aura farming” o “Ballerina Cappuccina” surjan, se viralicen y desaparezcan en cuestión de semanas.
¿Por qué nos obsesiona entenderlo?
El fenómeno “6-7” refleja una obsesión moderna por traducirlo todo. Padres, maestros y medios intentan incansablemente traducir la cultura adolescente, ya sea para sentirse parte de ella o para mantener el control.
Para los jóvenes, esta búsqueda incesante de significado solo refuerza la distancia y se convierte en parte de la broma:
“Se vuelve más divertido cada vez que un adulto intenta entenderlo y no puede,” comentó un estudiante.
Al final, “6-7” es un escudo y un espejo: una muestra de cómo las nuevas generaciones usan el absurdo como libertad. La próxima vez que lo escuches, recuerda: no hay nada que entender… y eso es precisamente lo que lo hace genial.