Llevar una dieta saludable, hacer ejercicio, dormir bien y aprender a relajarte son herramientas básicas para proteger tu cuerpo de los efectos negativos del estrés.
Durante situaciones angustiantes, el cuerpo responde en automático y libera hormonas del estrés que nos arman con la energía necesaria para enfrentar la crisis en ese momento. Una vez que se resuelve la situación, la respuesta se desactiva y el organismo regresa a su estado habitual.
Dolencias asociadas al estrés
Tarde o temprano, la activación recurrente de la respuesta antiestrés pasa factura al cuerpo: la tensión arterial suele mantenerse elevada; la presencia incesante de cortisol (hormona del estrés) merma la capacidad del hígado de regular el metabolismo de las grasas y esto aumenta las concentraciones de colesterol “malo”. Lo anterior acentúa el riesgo de sufrir un infarto o un evento cerebral vascular.
Los niveles de glucosa en la sangre también se elevan, por lo que aumenta la propensión a desarrollar diabetes tipo 2.
Las hormonas del estrés entorpecen las funciones corporales que resultan irrelevantes para combatir la amenaza inminente. Las afectaciones al sistema inmunitario son especialmente importantes, pues nos tornamos más vulnerables a dolencias o infecciones como la gripe o el herpes; además, cualquier problema de salud previo se puede exacerbar. El estrés también puede tener consecuencias directas sobre la piel y el aparato digestivo.
¿La televisión es relajante?
Depende mucho del contenido. Ver una película romántica o una comedia puede ser placentero y divertido, pero los programas violentos surtirán el efecto opuesto. A diferencia de quienes utilizan otras técnicas de relajación, los adictos a la televisión corren mayor riesgo de desconfiar de la gente y ver el mundo como un lugar hostil.
Test: ¿Tienes un cuerpo a prueba de estrés?
¿Cuentas con herramientas para mantener la angustia bajo control y protegerte de sus efectos negativos? Contesta SÍ o NO a las siguientes preguntas.
- Cuando mi agenda se complica, planeo las cosas con más cuidado para no sentir que me rebasan. (Sí – No)
- Sé negarme cuando alguien trata de encargarme tareas desagradables o inoportunas. (Sí – No)
- Suelo buscar el apoyo emocional de familiares o amistades cercanas. (Sí – No)
- Soy bastante flexible; me adapto cuando cambian los planes. (Sí – No)
- Ver el lado gracioso de las cosas me permite mantener la calma cuando hay contratiempos. (Sí – No)
- Casi no recurro al alcohol cuando quiero relajarme. (Sí – No)
- Tengo un pasatiempo que disfruto y practico habitualmente. (Sí – No)
- Cuando me hacen enojar, logro contentarme y sacudirme el enojo rápido, en especial si fue por una tontería. (Sí – No)
- A pesar del ajetreo, procuro ejercitarme casi todos los días. (Sí – No)
- Cuando me empiezo a sentir culpable o pesimista ante algún problema, trato de identificar la emoción y pensar de forma positiva. (Sí – No)
Resultados
Las respuestas afirmativas valen 1 punto, y las negativas, 0.
7 – 10 puntos
Cuentas con bastantes herramientas para mantener el estrés bajo control. Te recomendamos trabajar en aquellas preguntas a las que contestaste “no”.
4 – 6 puntos
Cuando de estrés se trata, a veces ganas y otras pierdes. Si se te dificulta mantener la tensión a raya, aprende y practica alguna técnica de relajación.
0 – 3 puntos
Tu estilo de vida y forma de pensar son un peligro para tu cuerpo, en especial para el corazón. Es hora de cambiar. Empieza por algo sencillo: trata de salir a caminar todos los días o haz respiraciones profundas. ζ