Cuando se sufre una quemadura grave, el dolor físico es evidente, pero el impacto emocional a menudo se ignora. Una quemadura puede ser una experiencia traumática que cambia la vida, afectando la salud mental de una persona mucho después de que las heridas físicas han sanado.
La Dra. Lourdes Castañón, directora del programa de atención de quemaduras en Banner – University Medicine, asegura que el costo emocional es complejo y persistente.
Inmediatamente después del trauma, es normal sentir un shock inicial, incredulidad o incluso entumecimiento. Una vez que el shock pasa, la ansiedad y el miedo sobre el futuro pueden apoderarse de la persona, así como la preocupación por las cicatrices y la desfiguración. Con el tiempo, la frustración, el enojo e incluso la depresión son reacciones comunes.
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La recuperación de una quemadura no es solo física, es un proceso integral. La Dra. Castañón enfatiza que el bienestar emocional está directamente ligado a la calidad de vida y la capacidad para adaptarte a los cambios.
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Es importante recordar que buscar ayuda de un profesional de la salud mental es un paso proactivo. No es una señal de debilidad, sino un acto de autocompasión.
La Dra. Castañón recomienda buscar apoyo de un consejero o terapeuta si experimentas alguno de estos síntomas:
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Las quemaduras son un trauma que afecta tanto al cuerpo como a la mente. El camino hacia la sanación total implica reconocer y cuidar tu salud mental. Con el apoyo adecuado, el autocuidado y la paciencia, es posible no solo curarse, sino también reconstruir tu vida con resiliencia y propósito.