El invierno no siempre avisa, pero la piel suele ser la primera en resentirlo. Llega silencioso, pero el aire más seco y frío altera la barrera natural, así que la dermis pierde agua, suavidad y brillo.
“No es solo una sensación”, explica Cintia Vázquez, directora de marca de Tree Hut en México. “En otoño e invierno la piel necesita un extra de hidratación. El clima la deshidrata mucho más de lo que creemos”.
Cuando la piel pide más
La resequedad no es solo estética, también es señal de desequilibrio. Cuando la piel está deshidratada, se vuelve opaca, más sensible y menos receptiva a cualquier cuidado posterior.
Por eso, una rutina corporal bien formulada cobra más sentido en esta temporada. Y no se trata de cubrir, sino de restaurar.
“La clave está en preparar la piel”, dice Vázquez. “Eliminar células muertas suavemente y después aportar ingredientes que realmente nutran”.
Ingredientes que sí trabajan
No todos los exfoliantes son iguales ni todas las fórmulas respetan la piel. Algunos ingredientes naturales marcan la diferencia.
Por ejemplo, el azúcar de origen natural. Su molécula es redondeada, así que no raspa ni lastima, al contrario, exfolia con suavidad y deja la piel lista para absorber nutrientes.
A esto se suman aceites botánicos nutritivos, mantecas ricas en lípidos, extractos que fortalecen la barrera cutánea.
“La diferencia está en la calidad del ingrediente”, señala Cintia Vázquez. “No basta con decir que lo contiene. Importa su origen, su certificación y cómo se formula”.
Hidratación que va más profundo
Algunos ingredientes destacan por su capacidad de retener agua como ciertos hongos de uso cosmético, capaces de hidratar de forma profunda y prolongada.
Otros aportan minerales esenciales. Magnesio, por ejemplo, relacionado con la relajación muscular y el bienestar general.
También hay extractos marinos y algas que son ligeros y revitalizantes, ideales cuando la piel se siente apagada o cansada.
Y antioxidantes naturales que ayudan a recuperar luminosidad sin saturar. El objetivo no es cubrir la piel, es devolverle equilibrio.
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El tema del que poco se habla
En los últimos años, una conversación se ha vuelto inevitable: la de los disruptores endócrinos.
Sustancias presentes en muchos productos corporales. Parabenos, alcoholes agresivos, tensioactivos (o surfactantes) que resecan y alteran.
“El problema es acumulativo. No solo afecta la piel, también el cuerpo y el entorno”, explica Cintia Vázquez.
Por eso, cada vez cobra más relevancia el uso de formulaciones limpias, libres de ingredientes cuestionados, más respetuosas con la piel y con el agua que se va por el drenaje.
Cuidarse, también es elegir mejor.
El cuerpo también cuenta
Durante años, el cuidado se concentró en el rostro, del cuello hacia arriba, pero la piel del cuerpo también envejece, también se deshidrata, también pierde tono.
“La piel es un solo órgano, no tiene sentido cuidarla por partes”, cuenta Cintia Vázquez.
La exfoliación consciente, dos o tres veces por semana, ayuda, pues estimula la microcirculación, favorece la producción natural de colágeno y quizá lo más importante, devuelve el contacto con uno mismo.
Cerrar ciclos desde la ducha
El invierno invita a bajar el ritmo, a reconectar, a escuchar el cuerpo. Transformar la ducha en un ritual no es una tendencia, es una necesidad.
Ingredientes bien formulados, texturas que nutren, aromas que acompañan no para prometer milagros, sino para devolver a la piel lo que el frío le quita.
Y empezar el siguiente ciclo con algo esencial: piel equilibrada, cuidada y en calma.
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