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El método Kakebo para ahorrar que podemos aplicar en nuestra vida

¿Tus finanzas se te escapan de las manos? ¿Sientes que el dinero se esfuma sin llegar a fin de mes? Si tu economía doméstica necesita un cambio radical, el método Kakebo puede ser tu solución. Este sistema nacido en la sabiduría oriental, te ofrece un enfoque práctico y efectivo para tomar el control de tus finanzas y alcanzar tus metas de ahorro.

En nuestro país, de acuerdo a la CONDUSEF, 6 de cada 10 personas adultas, es decir, casi 42 millones, no llevan un registro de sus gastos mensuales. De los que sí lo hacen, más de la mitad (64%) lo hace de manera mental, sin utilizar herramientas o métodos formales. Esta falta de control sobre las finanzas personales tiene graves consecuencias, como:

  • Dificultades para llegar a fin de mes: Al no tener un presupuesto, muchos se ven obligados a recurrir a sus ahorros, pedir prestado a amigos o familiares. Incluso empeñar sus pertenencias para cubrir gastos imprevistos.
  • Imposibilidad de ahorrar: El ahorro no se convierte en una meta tangible si no se establece como una parte fija del presupuesto familiar. Sin un plan, es difícil mantener la voluntad de ahorrar a largo plazo.
  • Endeudamiento: La falta de control sobre los gastos puede llevar a un endeudamiento excesivo, lo que puede tener graves consecuencias para la estabilidad financiera.

Estas estadística nos pueden indicar que el ahorro y la cultura financiera en México es muy mala. Es aquí es donde el método Kakebo puede echarnos una mano.

Método Kakebo: lápiz y papel para un mayor control del dinero

La historia del método Kakebo nos lleva al Japón de principios del siglo XX. Esta técnica de ahorro de dinero, conocida como “Kakeibo”, significa “contabilidad para la economía doméstica” cuando se traduce. Fue elaborada por Motoko Hani, la primera mujer periodista de Japón, allá por 1904.

Hani creó este sistema para ayudar a las mujeres japonesas que se encargaban de llevar las riendas de sus hogares (y aún lo hacen, en gran medida), permitiéndoles documentar meticulosamente los gastos familiares y planificar formas de ahorrar dinero de forma más eficiente.

La intención de esta periodista era promover la independencia financiera y la autosuficiencia entre las mujeres, proporcionándoles una herramienta que les permitiera tener un mayor control sobre las finanzas domésticas. En esa época, la sociedad japonesa estaba experimentando cambios sociales significativos y el Kakebo ofrecía una forma sencilla y accesible de gestión.

La esencia del método

Se basa en un principio fundamental: la consciencia financiera. Registrar meticulosamente cada ingreso y gasto nos permite comprender a dónde va nuestro dinero, revelando hábitos y patrones que antes permanecían ocultos. Esta información se convierte en la materia prima para tomar decisiones responsables y alcanzar nuestras metas financieras.

Con el auge del interés global por las prácticas de vida minimalista y consciente, el método Kakebo ha ganado popularidad fuera de Japón, adoptado por personas de todo el mundo como una herramienta efectiva para manejar sus cuentas de casa.

El sistema Kakebo sirve tanto de método para ahorrar dinero como de filosofía de estilo de vida que da prioridad a vivir con sencillez y dentro de los propios medios. Al animar a las personas a examinar sus hábitos de consumo, el sistema promueve un enfoque más intencionado y reflexivo del gasto. Lo que permite a la gente alcanzar sus objetivos de ahorro y mejorar su calidad de vida en general.

En una era en la que la tecnología domina la mayoría de los aspectos de nuestras finanzas, este método ofrece una vuelta a lo básico, a calcular los presupuestos como siempre se ha hecho.

Más que una aplicación, una experiencia

A diferencia de las aplicaciones digitales, el Kakebo se basa en el poder del lápiz y el papel. Escribir a mano no solo refuerza la memoria, sino que también crea una conexión personal con nuestras finanzas, una experiencia tangible que nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades.

Las libretas Kakebo de papel ofrecen una mayor flexibilidad de personalización en comparación con las aplicaciones digitales. Los usuarios pueden adaptar su Kakebo a sus necesidades específicas añadiendo nuevas categorías de gastos, objetivos de ahorro y reflexiones personales, lo que se traduce en una mejor gestión de las finanzas.

Cómo empezar con el método Kakebo

  1. Preparando el camino: Al inicio de cada mes, registramos nuestros ingresos y los gastos fijos, como la hipoteca o el alquiler. La diferencia entre ambos nos dará la cantidad disponible para ahorrar.
  2. Registro diario: Cada día, anotamos los gastos variables, dividiéndolos en categorías como alimentación, transporte, ocio y cultura. También reservamos un espacio para imprevistos.
  3. Evaluación semanal: Al final de cada semana, sumamos los gastos variables y los comparamos con el presupuesto mensual. Esto nos permite ajustar nuestro curso si es necesario.
  4. Reflexión mensual: Al final del mes, realizamos un balance general, evaluando si hemos cumplido con nuestras metas de ahorro y analizando nuestros hábitos de consumo.

Una posibilidad para hacer este método más accesible es utilizar una agenda Kakebo (a la venta en librerías y online), que ya está formateada para anotar los gastos con las columnas correspondientes. Algunas de ellas incluyen pequeñas reflexiones y consejos para ayudarnos en la tarea.

Reflexión

Como todo, este método no es una “fórmula milagrosa” pues no arregla nuestros problemas financieros, pero proporciona el primer paso para sanear nuestras cuentas, que es ser conscientes de dónde se va el dinero cada mes. Es como una brújula que nos guía hacia la consciencia financiera. Nos invita a vivir dentro de nuestras posibilidades, a ser más disciplinados y a tomar decisiones responsables con nuestro dinero. En un mundo donde el consumismo impera, el Kakebo nos ofrece un camino alternativo, un espacio para reflexionar sobre nuestras prioridades y construir un futuro financiero más sólido.

Con información de El Diario

Lilo

Comunicóloga por la UNAM. Redactora de temas de bienestar general. Apasionada del mundo digital, soy geek, metalera, petfriendly. Fan de las pelis de terror y el anime. Una de mis frases favorita es: "Yo solo sé que no sé nada” de Sócrates.

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