Todos lo hemos experimentado: el sonido satisfactorio de los nudillos al crujirlos, o un “crack” en la rodilla al agacharnos o escuchar la espalda o cuello al estirarnos por las mañanas… Todos lo hemos vivido. Este fenómeno, observado por médicos desde el siglo XIX, se ha vuelto viral en redes sociales, donde videos de ajustes articulares acumulan millones de vistas.
Pero, ¿qué es lo que realmente suena? ¿Es peligroso? ¿Y por qué nos fascina tanto? La ciencia desmiente los mitos.
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Lo que suena no son tus huesos
A pesar de la creencia popular, el sonido característico del crujido no es causado por el choque de tus huesos. En la mayoría de los casos, proviene de las articulaciones sinoviales, que están rodeadas por una cápsula que contiene un líquido lubricante. Al estirar o mover rápidamente la articulación, se crea una disminución de la presión que causa la formación de pequeñas burbujas de gas. Este fenómeno se llama cavitación articular, y es la formación de esas burbujas lo que genera el sonido.
¿Es peligroso el crujido?
En general, el crujido articular en personas sanas es inofensivo. No se trata de un hueso que “vuelve a su lugar” o un desencaje, sino de un proceso biomecánico común. Sin embargo, no todos los sonidos son benignos. Si el crujido se acompaña de dolor, bloqueo, debilidad o inestabilidad, podría ser un signo de una condición médica subyacente. En estos casos, es esencial buscar la opinión de un profesional de la salud.
Desmintiendo el mito de la artrosis
Durante décadas, se ha dicho que crujirse los dedos causa artrosis. Esta creencia popular ha sido repetida de generación en generación. No obstante, la evidencia científica no lo respalda. Sin embargo, la evidencia científica no lo respalda. Es maś, un estudio publicado en The Journal of the American Board of Family Medicine (2011) analizó a más de 200 personas mayores y no encontró relación alguna entre crujirse los dedos y la presencia de artrosis en las manos.
Aunque no provoca daño estructural, hacerlo de forma compulsiva o agresiva podría irritar los tejidos blandos alrededor de la articulación, como tendones o ligamentos.
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La ciencia detrás del “crack” terapéutico
En terapias manuales como la quiropraxia y la fisioterapia, a menudo se produce un sonido articular. Muchos asocian este “crack” con un indicador de éxito o de que la técnica ha “reacomodado” un hueso. No obstante, la evidencia científica muestra que el sonido por sí solo no garantiza la eficacia de la técnica.
Una manipulación puede ser efectiva sin que se escuche ningún sonido, y un crujido audible no siempre se relaciona con mejoras clínicas significativas. Los beneficios reales parecen estar más relacionados con la relajación muscular y otros mecanismos neurofisiológicos que con el sonido en sí.
El riesgo del espectáculo digital
Plataformas como TikTok o YouTube están llenas de videos de ajustes articulares con micrófonos que amplifican los crujidos. Estos videos, aunque entretenidos, pueden ser riesgosos. Fomentan una dependencia a técnicas pasivas, como manipulaciones y masajes, y a menudo minimizan la importancia del movimiento activo y la educación para la salud.
La clave para una buena salud musculoesquelética no está en un sonido, sino en el movimiento, la prevención y un enfoque terapéutico integral.