El Panda Gigante: carismático y vulnerable

El Oso que no era

El Panda, o Ailuropoda Melanoleuca, como es conocido en el argot científico, navega aún sobre una ligera polémica que duda sobre su pertenencia a la familia de los osos.

Esto se debe a que, aunque en el exterior todo pareciera indicar que es un oso negro que jugó con un bote de pintura blanca (o viceversa), no se comporta como el resto de su familia Oso.

En primer lugar, no habita una zona conocida por su población de Ursidae. Al contrario, parece que el Panda Gigante se alejó de todos lo más que pudo, escogiendo las zonas (entre 1.200 y 3.400 m.) de Sichuan, en China, y sus alrededores, a temperaturas considerablemente bajas y en donde la fauna no es tan abundante.

El ciclo de vida promedio de un panda en libertad es de 18 a 25 años aunque pueden llegar a vivir hasta 31 años en cautiverio. 

Quizá por ello, evolucionó acostumbrado a que no comería mucha carne y prefirió ser mayormente herbívoro. El Panda Gigante sentado comiendo bambú, probablemente sea la imagen más difundida de este animal y no es un cliché, ya que esta planta representa el 99% de su alimentación.

Sin embargo, el sistema digestivo de los pandas no está diseñado para procesar materia vegetal por lo que le cuesta extraer la celulosa del bambú. Esto obliga a los pandas a comer enormes cantidades (entre 12 y 38kgs de comida al día) durante 14 horas, dejando de comer sólo cuando duermen o recorren distancias cortas.

También suele alimentarse de otras hierbas y muy rara vez de algo de carne y grasa, la que puede encontrar en aves o pequeños roedores.

Blanco y Negro o Rojo Fuego

Lo correcto, para hablar del Panda, es siempre añadir su apellido: Gigante, y no es para menos ya que llega medir hasta 1.80m y a pesar hasta 125kg.

Panda como tal, es un nombre que obtuvo primero el Ailuridae, un pequeño mustélido, pariente de los hurones y las comadrejas, que resultó vecino del gigante en blanco y negro. El asunto es que su vecino “oso”, tomó tanta fama que la mayoría de la gente terminó por creer que Panda, era el nombre del grandote y que el pequeñín lo tomaba prestado.

De hecho su nombre científico ya nos dice parte de esa historia:

El Panda original, hoy conocido como Panda Rojo, es Ailuridae Fulgens, único miembro vivo de la familia de los Ailúridos. Mientras el Panda Gigante fue nombrado Ailuropoda Melanoleuca, lo que básicamente quiere decir “Tiene patas de Ailúrido, pero con pelo blanco y negro”.

Del peligro al estandarte

Por supuesto, su carácter, mucho más dócil y afable lo ha hecho padecer de cazadores tanto como gozar de la ternura generalizada. No es una especie particularmente hábil, rápida o escurridiza. Al contrario, resulta un animal muy confiado cuando se encuentra en su hábitat, un verdadero fan de disfrutar las tardes chinas sentado junto a un buen arbusto de comida.

El hombre, desde luego, al ver la maravilla de su pelaje, lo convirtió en un “premio” en cuanto pudo, por lo que su población empezó a decrecer notablemente en la primera mitad del siglo XX.

Probablemente, por su reducida zona de existencia y su limitada movilidad, fue rápidamente notable el peligro de extinción en el que cayó, por lo que se convirtió en estandarte de la lucha por los animales en riesgo.

Los principales factores que alteran el hábitat de los pandas son la conversión de los bosques en áreas agrícolas, la recolección de hierbas medicinales, la cosecha del bambú, la caza furtiva a gran escala y otras actividades como el desarrollo de la energía hidráulica, la minería y la construcción de carreteras en lugares en donde habita esta especie.

Particularmente se hizo el emblema de la Fundación por la Vida Salvaje del Mundo, la WWF (World Wildlife Fund), que lo integró a su emblema a mediados de los años 60, cuando la situación riesgosa de la vida salvaje en el mundo se convirtió en un asunto más publicitado.

Pandas Mexicanos

En ese mismo tenor, México tuvo también a una familia de Pandas que se ganaron el corazón de la gente que los visitó en el Zoológico de Chapultepec, a mediados de los años 80. Ellos eran Ying Ying y Pe Pe, donados por el gobierno de China para la Ciudad de México, que en 1981 darían a luz al primer Panda nacido en cautiverio fuera de China, la pequeña mexicana Tohuí Panda.

Aunque puede haber un nivel de polémica al respecto de que éstos ejemplares fueran tan mediáticamente publicitados, lo cierto es que la única forma de generar una cultura de respeto y elevar las alarmas sobre su riesgo, era tratar de generar empatía entre la gente, provocando acciones y reacciones, que poco a poco se convirtieran en costumbres.

Si ejemplares como Tohuí, Ying Ying, Pe Pe o Chi Chi,  no se hubieran robado la sonrisa de millones alrededor del mundo con sus maromas y jugueteos, probablemente las fundaciones protectoras habrían necesitado el doble de tiempo para generar recursos, donaciones y cultura en general.

Actualmente el Zoológico de Chapultepec cuenta con dos hembras de panda gigante: “Shuan Shuan” de 30 años y “Xin Xin” de 27 años (hija de “Tohui”), descendientes de la pareja que fue donada en 1975 como símbolo de amistad por parte del Gobierno de la República Popular de China.

Actualmente se calcula que existen poco más de 1800 ejemplares en vida salvaje, aunque este número es ya más esperanzador, pues aunque lentamente, ha venido en incremento en los últimos 10 años, pasando su estado de conservación de En Peligro a Vulnerable lo que representa un escalón más lejos en el camino a la extinción.

Especialmente se cree que el cambio se ha dado a partir de 2005, año en que el gobierno de China creó 50 reservas ecológicas para el Panda Gigante, protegiendo 1 millón de hectáreas y asegurando al menos al 60% de la población de Pandas Gigantes. 

El panda gigante es un muy buen ejemplo de una especie carismática que ha conquistado al mundo y que en su país y fuera de él se está haciendo todo lo posible por conservarla.

El autor es Paco Colmenares, periodista, productor e investigador especializado en fauna silvestre y animales de compañía desde hace más de 10 años. Egresado de la UNAM, hoy dirige RedAnimalia.com. Síguelo en: @pacocolmenares

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