El poder de la gratitud es maravilloso para tu cerebro y tu vida
Lo que damos a otra persona de todo corazón vuelve a nosotros multiplicado por cien. Vivir agradecido y agradecer es vital para una vida plena.
“Ningún deber es más apremiante que agradecer”. Sabia frase de San Ambrosio, teólogo y obispo católico, quien murió en el 397 D.C y quien se le adelantó a la neurociencia, pues con esa sencilla reflexión destacó lo que ahora la ciencia confirma: el poder de la gratitud es infinito.
Las antiguas enseñanzas espirituales dicen que lo que damos a otra persona de todo corazón vuelve a nosotros multiplicado por cien. Así que vivir agradecido y agradecer a los demás lo que recibes de ellas no solo es apremiante, ¡si no vital para una vida plena!
Dicen que si hay algo a lo que el universo no se puede resistir es el agradecimiento. Y ahora la ciencia nos está confirmando la sabiduría de los grandes sabios del pasado a través de trabajos de investigación que demuestran que las personas que practican la gratitud tienen relaciones más cercanas, están más conectadas con la familia y las amistades y son apreciados por quienes están cerca.
Cuando generamos sentimientos de gratitud en nuestros pensamientos, activamos el sistema de recompensa del cerebro, localizada en un área llamada Nucleo Accubens. Este sistema es responsable por las sensaciones de bienestar y placer en nuestro cuerpo.
Cuando el cerebro identifica que algo bueno sucede, que existen cosas en nuestra vida que merecen reconocimiento y somos agradecidos por eso, ocurre liberación de dopamina, un importante neurotransmisor que aumenta la sensación de placer. Por eso, las personas que manifiestan gratitud, viven en niveles elevados de emociones positivas, satisfacción con la vida, vitalidad y optimismo.
El Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA halló que una actitud de gratitud cambia la estructura molecular del cerebro, mantiene el funcionamiento de la materia gris y nos hace ¡más saludables y felices!
Cuando nos sentimos felices nuestro sistema nervioso central se va modificando. Por tanto, practicar la gratitud genera felicidad.
Si la única oración que dijeras en tu vida fuera “gracias” sería suficiente. Eckhart Tolle
Los principales investigadores de la gratitud, Robert Emmons y Michael McCullough, realizaron una investigación donde descubrieron que quienes practicaron la gratitud eran más optimistas y felices con sus vidas e, incluso, visitaron menos al médico.
Un estudio sobre la gratitud llevado a cabo entre con adultos con trastornos neuromusculares congénitos reveló que quienes expresaron gratitud se sentía más frescos y renovados cada día al despertar. También se sentían más conectados con otros que los del grupo que no expresaron gratitud.
Una investigación con veteranos de la guerra de Vietnam realizada en la Universidad George Mason descubrió que las personas que experimentaban mayores niveles de gratitud también tenían menores niveles de estrés postraumático y mejora de la resiliencia.
Por ello Robert Emmons y Michael McCullough, investigadores que han estudiado ampliamente la gratitud, aseguran que esta habilidad contribuye a una vida óptima. “Podemos escoger la gratitud incluso cuando no la sentimos; esto hace que nuestra vida, y la de otros, sea menor” asegura Emmons.
Un estudio realizado en el 2006 arrojó que las personas que practican la gratitud tiene un menor riesgo de desarrollo de depresión, ansiedad y consumo de sustancias.
La gratitud debe ser construida por nuestro pensamiento, pues así, por la vía neural, la gratitud estimula las vías cerebrales para la liberación de otra hormona llamada oxitocina, que estimula el afecto, trae tranquilidad, reduce la ansiedad, el miedo y la fobia.
Quien ejercita la gratitud disuelve miedos, angustias y rabia, así que se controlan los estados mentales tóxicos e innecesarios. Nuestro cerebro no es capaz de sentir, al mismo tiempo, gratitud y angustia.
¿Qué esperas para agradecer tus bendiciones, uno de los ejercicios más poderosos que puedes realizar? Si no sabes por dónde empezar qué te parece dar gracias por los alimentos, una tradición milenaria que se remonta a los antiguos egipcios y que con el ritmo acelerado del siglo XXI se ha dejado de lado.
¡Usa el simple acto de comer y beber como una oportunidad para mostrar gratitud y empezar a cambiar tu vida”.
Fuentes: ‘La magia’ de Rhonda Byrne, PNL Barcelona, Gratitud en la Psicología Positiva de la Universidad de Palermo y