En la era digital, nuestra huella en internet no desaparece al morir. Y eso, lejos de ser un simple dato curioso, se ha convertido en una nueva amenaza.
Expertos en ciberseguridad alertan sobre una peligrosa modalidad de fraude conocida como “ghosting scam”, en la que los delincuentes suplantan la identidad de personas fallecidas para cometer estafas financieras, fiscales o digitales.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, tan solo en los primeros diez meses de 2023 se reportaron más de 1,600 casos de robo de identidad, un aumento del 218 % respecto al año anterior. La mayoría ocurrió a través de hackeos en redes sociales.
En 2024, México registró más de 818 mil defunciones, y cada una de esas identidades digitales —perfiles, correos, cuentas bancarias— podría convertirse en el blanco perfecto para el fraude.
¿Cómo operan los ciberdelincuentes?
Según David González, investigador de seguridad de ESET, los estafadores buscan perfiles abandonados o de personas fallecidas porque “es mucho más fácil pasar desapercibidos”.
Utilizan información pública —como obituarios, redes sociales o registros civiles— para acceder a datos personales: correos, contraseñas, cuentas bancarias o incluso historiales médicos.
Una vez dentro, los delincuentes reactivan las cuentas para enviar mensajes falsos, pedir dinero o realizar fraudes fiscales y financieros.
En plataformas como WhatsApp, los casos de robo de cuentas aumentaron más del 600 % a inicios de 2024, con extorsiones que van de $1,000 a $5,000 pesos por víctima.
El nuevo rostro del “ghosting scam”
Este tipo de fraude aprovecha el vacío administrativo que ocurre tras la muerte de una persona.
Mientras las instituciones actualizan registros o cancelan cuentas, los ciberdelincuentes tienen tiempo de usar esos datos con total impunidad.
Algunos llegan incluso a solicitar créditos, seguros o préstamos a nombre del fallecido, generando problemas legales a sus familiares.
“Debemos entender que la muerte no borra la presencia digital. Si no se protege, puede ser usada para dañar a los vivos”, advierte el experto de ESET.
Cómo proteger la identidad digital (incluso después de la muerte)
ESET y otros organismos de ciberseguridad recomiendan seguir estos pasos:
- Activa la verificación en dos pasos en todas tus cuentas digitales.
- Informa del fallecimiento a bancos, aseguradoras, el SAT y burós de crédito.
- Evita publicar datos personales o fotos recientes en obituarios.
- Monitorea los reportes crediticios del fallecido durante los primeros meses.
- Designa un “contacto de legado digital”, alguien de confianza con acceso a contraseñas o instrucciones para eliminar cuentas.
La ciberseguridad también es un legado
Aunque suene inquietante, pensar en la seguridad digital post mortem es hoy una medida de responsabilidad.
Dejar instrucciones claras sobre qué hacer con tus redes, tus contraseñas o tus cuentas financieras puede evitar que tu identidad sea utilizada para fraudes.
El llamado de los expertos es claro:
La ciberseguridad no termina con la vida, sino con la huella que dejamos.
En resumen
El robo de identidad de personas fallecidas es una amenaza real que combina tecnología, desinformación y vulnerabilidad emocional.
Crear conciencia y fortalecer la educación digital es la mejor defensa ante este nuevo tipo de crimen.