El Ruiseñor Mexicano: 124 años de Ángela Peralta
En 1883, murió María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera, mejor conocida como “el Ruiseñor Mexicano” o Ángela Peralta.
Una mujer con una voz excepcional, pero también excepcionalmente fea, fue toda una figura en Europa.
De origen humilde nación en la Ciudad de México 1845, sus padres procuraron darle una educación de calidad porque además de la música hablaba francés e italiano, tenía amplios conocimientos sobre la historia de México, historia universal y geografía.
De estatura pequeña, obesa, cara redonda, cuello corto y regordete que parecía tener bocio, nariz puntiaguda y enorme, boca gruesa, ojos saltones, además miope, casi hasta la ceguera, compensaba todo esto con su extraordinaria voz.
Su primera oportunidad la tuvo a los ocho años cuando cantó en La Cavatina de Donizetti.
Posteriormente estudió en el Conservatorio Nacional de Música y en 1860 participó en la ópera El Trovador en el Teatro Nacional.
Este teatro, fue demolido en 1904 por órdenes del presidente Porfirio Díaz, para la construcción del actual Palacio de las Bellas Artes, obra que fue encargada al arquitecto italiano Adamo Boari y que fue inaugurada en 1934.
Su debut profesional se dio en 1860, cuando tenía quince años.
Fue tal su éxito que viajó a Europa para presentarse en los teatros más importantes de Cádiz y Barcelona, también actuó en el Teatro Real de Madrid.
El 23 de mayo de 1862 fue ovacionada en la Scala de Milán de italiana.
Gracias a la fuerza interpretativa de su voz fue conocida con el sobrenombre del Ruiseñor Mexicano.
Además de cantar, tocaba virtuosamente el arpa además compuso numerosas piezas románticas, danzas y valses.
De su repertorio destacan canciones como “Un recuerdo de mi patria”, “Nostalgia”, “Adiós a México”, “Pensando en ti” y “Margarita”.
Su vida terminó cuando enfermó de fiebre amarilla durante una serie de conciertos en Mazatlán, Sinaloa.
Recordamos a esta grandiosa intérprete con dos excelsas interpretaciones: