El pasado domingo 17 de junio al medio día, los corazones de todos los mexicanos latían en la misma frecuencia, esa mañana muchos despertamos un poco desganados, estábamos casi seguros que la Selección Nacional tendría una derrota, y posiblemente sería una goliza. Pero en el fondo del alma, muy escondido entre tanta rotación y tanta desconfianza, se escondía un pequeño rayo de luz, una esperanza que nunca se apaga, que nos hacía pensar “que tal que les ganamos”.
Conforme pasaban los minutos comenzamos a ver en la cancha a 11 jugadores que nunca habíamos visto, con tanta determinación y tanta fuerza, parecía que había 300 mexicanos dentro del campo, nunca un alemán se quedó solo, nunca tuvieron espacios, no se los permitieron, y ese pequeño rayo de esperanza comenzaba a abrir su espectro.
Entonces pasó lo impensable, en el minuto 35, el joven Hirving Lozano abrió el marcador, las probabilidades de pronto cambiaban y se ponían a nuestro favor.
Incluso casi al final del encuentro estábamos escépticos, en parte por que ya nos han dado la vuelta en los últimos minutos, y también por no entender como una derrota que sonaba tan segura estaba tan alejada de lo que pasaba en el campo de juego.
Mi papá no creía lo que pasaba, cuando faltaban segundos volteó a verme con una cara de emoción que nunca le había visto “vamos a ganar, le vamos a ganar a Alemania”, me dijo. Nunca lo había escuchado hablar así, la luz se le desbordaba del pecho.
Creo que realmente no había entendido lo que significa el futbol en este país hasta que salieron esas palabras de su boca, porque venían directamente de su corazón.
Nuestra nación está pasando por un momento bastante complicado: una contienda electoral para elegir a un presidente, donde los candidatos convencen a muy pocos, y aún así la mayoría trata de tomar la mejor decisión.
México es un país donde ser mujer es un problema en lugar de una circunstancia, y debes ser afortunada de llegar segura a casa. Donde el desempleo, el salario mínimo, la corrupción, las fallas en el transporte público, las inundaciones y un largo etc. son problemas que tenemos que enfrentar día a día.
Solo una vez le habíamos ganado a Alemania y fue en un partido amistoso en 1985. Los teutones nos han rebasado en los torneos importantes, como en el Mundial de Francia 98 en donde nos eliminaron 2 goles a 1.
México necesitaba una alegría, necesitábamos que algo bueno pasara en una racha de muchas malas noticias continuas. Necesitábamos sentirnos fuertes, imponentes, ver que el trabajo en equipo y una buena estrategia nos pueden llevar a vencer al campeón defensor, ojalá esto sea indicador de que tendremos buena fortuna en este torneo, lo deseó con todo corazón, a mí que no me gustaba realmente el futbol y que odio el mundial. Daría todo por volver a ver esa expresión en la cara de mi papá al ganar a su equipo del alma.
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