Enterrado en la profundidad de la corteza cerebral está este sistema, una serie de estructuras primitivas responsables de algunos de nuestros instintos e impulsos más básicos.
¿Se te antoja un pastel de chocolate? Culpa, en parte, al sistema límbico, que regula nuestra respuesta al placer. ¿Sales disparado por la calle para escapar de un perro rabioso? Agradécele al sistema límbico, en gran parte responsable de nuestros instintos de supervivencia. ¿Te aterrorizan las abejas desde que te picaron cuando eras niño? El sistema límbico es el responsable, ya que nunca te permitirá dejar de recordar ese evento.
Este sistema también está a cargo de nuestros impulsos más primarios, que incluyen los sexuales. Cuando esta parte del cerebro se daña, se desregulan por completo el apetito, la agresividad y el impulso sexual.
Este sistema consta de tres partes:
¿Tu corazón late más rápido cuando piensas que se aproxima un evento atemorizante? Ese es el hipotálamo en acción. Del tamaño de una almendra, esta región tiene un control asombroso sobre lo que sucede en nuestro cuerpo e, incluso, sobre nuestro humor y nuestras acciones.
No solo controla la excitación sexual y el comportamiento, sino que también regula el hambre y la sed, el dormir y el despertar, las respuestas al dolor y al placer, los niveles de enojo y agresión, además de la temperatura corporal, el pulso, la presión sanguínea y otras respuestas físicas a acontecimientos emocionales.
Esta diminuta área del cerebro, cuya forma les recordó a los científicos un caballito de mar (hippocampus en griego), convierte los recuerdos de corto plazo en otros de largo plazo. Comparte con el hipotálamo la responsabilidad respecto del comportamiento agresivo, el impulso sexual y el paetito. Y es en gran parte responsable de la memoria espacial y la navegación.
Es una de las primeras regiones que se daña cuando se padece la enfermedad de Alzheimer, lo que causa problemas de memoria y desorientación.
Esta parte del cerebro ayuda a regular el temor, el enojo y la respuesta sexual. La antigua teoría era que cumplía una función especial en el procesamiento de la memoria emocional, tomando eventos de mucha carga como un ataque traumático, una entrevista de trabajo fallida o un primer beso, y asegurándose de que quedarán almacenados para siempre en la mente.
La teoría actual es que la amígdala, en realidad, puede desempeñar un papel en la formación de la memoria de largo plazo.
Aunque la congelación no elimina los microorganismos, sí detiene su proliferación, preservando así las propiedades…
El cáncer de estómago comienza con un crecimiento descontrolado de células en el tejido gástrico,…
Un equipo de investigadores ha hecho un avance significativo en la biología humana creando un…
El salmón, ese pescado de carne rosada y sabor suave, es mucho más que un…
¿Quieres sentirte más joven y lleno de energía? El calostro bovino puede ser la clave.
Tres expertos veterinarios nos ofrecen algunos consejos para acampar con perros, desde cómo prepararte y…
Esta web usa cookies.