Conforme los meses pasan, el embarazo puede sentirse más como una carga que como un milagro en gestación. Las náuseas matutinas, solo para empezar, son una de las molestias más frecuentes.
Además, si la embarazada sufre de acidez gástrica, estrías, dolor de espalda, pies hinchados y várices, puede empezar a perder la paciencia.
Conforme crece el bebé dentro del vientre, la madre puede empezar a sentirse muy incómoda. Cargar por todos lados el peso extra puede provocar dolor de espalda y fatiga. El útero se agranda e invade el estómago e intestinos, lo que a su vez causa acidez gástrica.
Hay otras dos molestias: el estreñimiento y las hemorroides. Algunos efectos colaterales del embarazo son la retención de líquidos —por lo que se hinchan los pies— y el síndrome de túnel de Carpo (hormigueo, dedos entumidos y dolor de muñecas). Para colmo, se pueden desarrollar las venas varicosas así como las estrías en el estómago y los senos.
A continuación hallarás algunas sugerencias reconfortantes:
Cuando estás embarazada, no solo el crecimiento del bebé aumenta la presión del abdomen, sino que también el esfínter del esófago (la válvula entre el estómago y el esófago) se relaja por las hormonas del embarazo. Esto significa que es probable que los ácidos estomacales sean lanzados al esófago, que puede provocar una horrible sensación de ardor. Hay varias sugerencias que te ayudarán a reducir la molestia.
Si todo esto fracasa, habla con tu doctor para que te recete antiácidos, medicamentos que ayudan a neutralizar los ácidos del estómago. Algunos de ellos son seguros para tomarse durante el embarazo, pero la ingesta excesiva podría dañar al bebé.
La piel tiene que estirarse para permitir que se expandan el abdomen y los senos. El estiramiento sucede en la capa de colágeno de la piel, que se encuentra bajo la superficie, así que gastar una fortuna en productos en el cuidado de la piel no ayuda. Algunas mujeres son más propensas a tenerlas. Si puedes mantener tu peso bajo control conservarás las marcas al mínimo. Con el tiempo se desvanecen y con frecuencia se convierten en rayas o casi desaparecen.
Incrementa la ingesta de fibra. Alimentos altos en fibra: frijoles, salvado, además de panes y cereales de grano entero, semillas de lino molidas, vegetales de hojas verdes, brócoli y fruta fresca.
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