Embarazo infantil, abandono institucional y aborto como derecho: la otra cara de la emergencia mexicana
En México, cada día se hace más evidente una emergencia que no termina de ser atendida: el embarazo infantil. De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 nacieron más de 101 mil bebés de...
En México, cada día se hace más evidente una emergencia que no termina de ser atendida: el embarazo infantil.
De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 nacieron más de 101 mil bebés de madres adolescentes de entre 10 y 17 años. De ellos, 5,800 fueron de niñas menores de 14 años, una situación alarmante que representa una violación grave a sus derechos humanos, ya que legalmente no pueden otorgar consentimiento. Solo en niñas de 10 años se registraron 108 partos.
Este fenómeno tiene un costo altísimo en todos los niveles: vulnera la infancia, perpetúa los ciclos de pobreza y representa un impacto económico de más de 63 mil millones de pesos al año, equivalente al 0.27 % del PIB, según estimaciones oficiales. Con esa cantidad podrían construirse casi 10 mil escuelas.
La realidad es especialmente crítica para las niñas y adolescentes en situación de pobreza, con bajo nivel educativo, que viven en comunidades rurales o indígenas.
En estos contextos, el embarazo forzado —producto muchas veces de abuso sexual— no solo no se previene, sino que no se denuncia, no se atiende y, en infinidad de ocasiones, se obliga a continuar.
Un país que no protege a sus niñas
Según el Consejo Nacional de Población, en 2020 la tasa de fecundidad forzada —embarazos en niñas de 10 a 14 años— fue de 1.6 por cada mil niñas, y en el grupo de 12 a 14 años la tasa fue de 2.7.
Las entidades con mayores cifras fueron Coahuila, Tabasco y Chiapas. Esto ocurre a pesar de que México es miembro de la OCDE y cuenta con una Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, que busca erradicar los embarazos en menores de 14 años para 2030.
Paula Rita Rivera Núñez, gerente de operaciones de Telefem, una organización sin fines de lucro que brinda acompañamiento a mujeres en el proceso de interrupción legal del embarazo (ILE), señala que si bien la estrategia es adecuada, su implementación es deficiente.
“Hace falta difusión, continuidad y supervisión. Las políticas cambian según quién esté en el poder, y en México se quiere curar en vez de prevenir. No se invierte lo suficiente en educación sexual ni en salud”, lamenta.
Además de la falta de educación sexual integral desde edades tempranas, Rivera advierte sobre los factores culturales que agravan el problema: “En algunas regiones el matrimonio infantil se sigue normalizando. También hay una cultura instalada de la violencia y mucha desinformación”.
Cuando una niña de 12 años llega a un centro de salud embarazada, el sistema debería activarse. La Norma Oficial Mexicana 046 obliga al personal médico a denunciar posibles casos de violación. Sin embargo, eso rara vez ocurre.
“Por más que la familia diga que fue consensuado, no hay ninguna niña de 10 o 12 años que esté consciente de lo que le está pasando, es un delito por donde quiera que se le vea”, dice.
Pero en esta sociedad individualista donde nadie quiere meterse en problemas, casi nunca hay denuncias, agrega Rivera Núñez.
Telefem: salud con enfoque de derechos
Frente a esta realidad, Telefem se presenta como una alternativa segura, legal y empática.
Fundada hace casi cuatro años, esta organización ha acompañado a más de 6,000 mujeres en procesos de ILE con medicamentos. Solo entre junio y julio de 2025 realizaron más de 600 acompañamientos virtuales. Su tasa de complicaciones es menor al 0.1%.
Telefem funciona bajo un esquema de telemedicina: una vez que la usuaria se pone en contacto —ya sea por WhatsApp o redes sociales—, se realiza una consulta médica, se evalúa el caso y, si es elegible, se le envían medicamentos combinados (mifepristona y misoprostol), siguiendo los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud.
Proceso más que seguro
Todo el proceso se lleva a cabo bajo la supervisión de un profesional de la salud, acompañado de contención emocional por psicólogos capacitados.
“El aborto con medicamentos puede realizarse de forma segura en casa, con atención personalizada y acompañamiento las 24 horas del día”, explica Rivera.
El porcentaje de eventos adversos es de menos del 2%. En casi cuatro años, Telefem ha realizado 6,000 acompañamientos. Tan solo entre junio y julio de este año realizaron más de 600 acompañamientos virtuales y reportaron menos del 0.1% de complicaciones.
“La única complicación fue un sangrado severo que se resolvió en Urgencias, porque hasta eso está planificado” agrega. “En nuestra existencia nunca hemos tenido que hablar de eventos desafortunados como alguna muerte”.
Esto también se logra debido a que Telefem no utiliza bots. Detrás de cada conversación hay un ser humano.
Los medicamentos se envían por paquetería exprés y llegan al destino en un lapso que va de 24 a 48 horas.
Cuando el plazo gestacional excede el permitido (12 semanas), Telefem deriva el caso a otras organizaciones o colectivas para la toma de otras acciones.
“No forzamos a nadie. Incluso si ya tienes los medicamentos y decides no continuar, está bien. Lo importante es que las personas tengan acceso a información verificada, segura y sin prejuicios”.
El mal menor: salvar la vida de las niñas
Uno de los puntos más duros de la entrevista con Rivera es cuando se habla de niñas de 10 o 12 años embarazadas. “Son gestaciones de alto riesgo, todas. La inmadurez biológica, mental y emocional puede derivar en hemorragias, desgarros, muerte materna, disfunciones urogenitales y una vida sexual deteriorada. Frente a eso, el aborto es el mal menor”, sentencia.
La interrupción temprana con medicamentos simula un aborto espontáneo, con sangrado y contracciones. “Claro que hay malestar, pero es transitorio. Lo otro es condenar a una niña a una cesárea, a una maternidad forzada, a abandonar la escuela. Eso perpetúa la pobreza y la discriminación”, añade.
Romper el estigma, construir salud pública
Uno de los principales obstáculos, advierte Rivera, es el estigma: “Se cree que abortar es una salida fácil, que quien lo hace es una mala mujer. Pero la verdad es que nadie desea abortar. Se hace por necesidad, y en condiciones seguras y legales, no es riesgoso. Lo que sí es peligroso son los abortos inseguros”.
Paula insiste en que hay que ver el aborto como un asunto de salud pública. “Se entiende y se respeta la parte religiosa, pero en determinadas situaciones debe dejarse de lado”.
Telefem busca visibilizar el aborto desde una mirada sanitaria y de derechos, actuando como contrapeso institucional ante barreras estatales como la objeción de conciencia, la falta de infraestructura y la escasez de medicamentos.
“Nuestra intención es ofrecer una forma distinta de hacer salud, donde la persona esté en el centro. Queremos que nadie se sienta sola”, afirma.
La organización también intenta abrir espacios educativos. Han ofrecido charlas en universidades y escuelas, aunque no siempre son bien recibidas. “Una vez quisimos hablar de menstruación en la UNAM y nos dijeron que no. Si no podemos hablar de eso en la universidad, ¿en qué queda el resto?”, cuestiona Rivera.
Educar para decidir
En México, niñas y niños inician su vida sexual a edades tempranas —alrededor de los 12 años en los varones y 14 en las mujeres—. Sin embargo, el sistema educativo, las familias y la sociedad niegan esta realidad. “Tenemos un doble discurso. No queremos que los adolescentes se embaracen, pero tampoco queremos hablar de sexualidad”, explica Rivera.
“Necesitamos nombrar las cosas por su nombre. No es la cosita ni el pilín. Hay que enseñarles que nadie puede tocarlos sin su consentimiento. La educación sexual es una inversión”.
Una opción legal, segura y urgente
Telefem trabaja bajo la normativa de la COFEPRIS, cumple con regulaciones de privacidad, lleva expediente clínico autorizado y garantiza confidencialidad. Sus servicios tienen un costo, pero ofrecen subvenciones para quienes no pueden pagar.
Paula Rita Rivera lo resume con claridad: “Cualquier organización que hable de aborto con una mirada sanitaria y de derecho contribuye a quitar el estigma. Nosotros somos un puente informativo y de acompañamiento médico y psicoemocional. Apostamos por un país donde las personas puedan decidir con libertad y seguridad”.
Mientras tanto, México sigue fallando. Y cada niña que gesta y pare a los 10 años nos lo recuerda.
Para más información, acompañamiento o atención médica segura y legal: https://telefem.org/
Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias.
Para lograr esos objetivos me aferro al abecedario como otros se aferran al escapulario.
Me especializo en notas de salud, bienestar, estilo de vida, gastronomía y viajes.